ADVERTENCIAS PREVIAS

 

 


 

he prescindido de las NOTAS INTRODUCTORIAS  

Los comentarios a las misas dominicales,... abarcan un ciclo litúrgico completo

 


 

Las consigno por considerarlas necesarias para precisar las razones que me han movido a prescindir de determinados aditamentos del libro original.

Este, como el resto de los que integran el conjunto de las obras de María Valtorta, es un regalo del Cielo sin otro fin que el bien espiritual de sus destinatarios. La presente traducción no tiene ni debe de tener fin distinto.

 

he prescindido de las NOTAS INTRODUCTORIAS

 

Por tal motivo he prescindido de las NOTAS INTRODUCTORIAS del editor Pisani que hacen referencia a cuestiones relacionadas con los originales autógrafos, etc., etc.

De las anotaciones puestas el pie de las páginas por el P. Berti, tan sólo he recogido aquéllas que, a mi entender, aclaran determinados hechos y circunstancias; pues, de transcribirlas todas, el libro alcanzaría desmesuradas proporciones por lo extenso de las mismas que, si bien importantes, miran únicamente a una subida erudición.

He prescindido, asimismo, de la transcripción de las diversas partes de las misas respectivas: Introito, Oración, Epístola, Gradual, etc., porque, aparte su extensión, dicha transcripción resultaría inútil dado que esas partes no coinciden con las de las misas actuales, pues las aquí comentadas conforman con el Misal de San Pío V y las que ahora se celebran se acomodan a la Liturgia establecida por el Papa Pablo VI.

 

Los comentarios a las misas dominicales,... abarcan

un ciclo litúrgico completo

 

Los comentarios a las misas dominicales, a las que María Valtorta denomina "Misas angélicas", abarcan un ciclo litúrgico completo que se inicia el 24 de febrero de 1946 con la Misa de "Sexagésima" y se cierra el 2 de febrero de 1947 con la de "Septuagésima".

Pues bien, aunque oficialmente el ciclo litúrgico da comienzo el Primer Domingo de Adviento, he creído conveniente no alterar el orden cronológico de los comentarios, ya que no es óbice para que el lector pueda acomodar su lectura a la festividad correspondiente.

Y, hechas estas advertencias, pongo en tus manos, lector amigo, la presente traducción del LIBRO DE AZARÍAS, que no dudo has de recibir como lo que es. una joya del Cielo.

Dando gracias a Dios por todo ello, cantemos, junto con Azarías y María Valtorta:

¡GLORIA AL PADRE, GLORIA AL HIJO, GLORIA AL ESPÍRITU SANTO!

EL TRADUCTOR.

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 A. M. D. G.