3/3/46
Domingo de Quincuagésima
Escribe su Nombre Santísimo en todas tus acciones
Escribe su Nombre Santísimo en todas tus acciones.
No nos hemos hecho nosotros sino que El nos ha hecho. Somos su pueblo, la grey que El apacienta
Enséñame a hacer Tu Voluntad. Enséñame a vivir, enséñame a padecer, enséñame a obedecer, enséñame
Graneros del Señor podéis ser llamados vosotros, los portavoces
Dice Azarías:
"Ven, consideremos juntos la Liturgia de hoy porque, piensa, alma mía, que de modo idéntico lo haría siempre el Señor por más que los hombres te excluyeran de lo que es la vida de la Congregación de los santos sobre la Tierra. El te nutriría con su Palabra que es Absolución y Comunión, que es Crisma y Viático, que lo es todo para quienes viven en El.
¡Oh!, en verdad El es la roca y el refugio para aquellos que le aman
y lo es mucho más para quienes, por estar a su servicio de una manera especial ...
Hoy también te la haré gustar a ti, en tu calidad de portavoz, para ésta tu misión. Escucha el Introito. ¡Oh!, en verdad El es la roca y el refugio para aquellos que le aman y lo es mucho más para quienes, por estar a su servicio de una manera especial, se hallan expuestos, como ciudadela y alcázar que son donde habita el Rey con sus leales, a los asaltos de los enemigos del Rey, es decir, de aquéllos a quienes el sentido, la soberbia y otras miserias hácenles enemigos de la Luz. Contra las rocas de Dios está siempre batiendo el oleaje de Satanás y de los carnales. Mas escucha, alma mía, aquello con lo que esas rocas se hallan defendidas: con el santo Nombre de Dios. Este Nombre, que quiere decir amor y salvación, será para ti defensa, guía y consuelo. Escribe ese Nombre Santísimo mediante todos tus actos sobre tu yo y no temas.
Cual manada de leones u otras fieras, el Mal, en sus diversas manifestaciones, querrá presentarte batalla y, cual mar encrespado, llegará hasta abofetearte por fuera; mas, a la postre, caerá pulverizado porque donde Dios está no puede prevalecer el Enemigo.
Escribe su Nombre Santísimo en todas tus acciones.
Escribe su Nombre Santísimo en todas tus acciones. La Luz de este nombre te guiará como la estrella que marca el camino a la grey trashumante conduciéndola a los buenos pastos, pastos cada vez mejores, o sea, a aquéllos que, no sólo son ciencia y sabiduría, profecía y generosidad material sino, más bien, caridad, caridad verdadera, que no ha de confundirse con la limosna dada de mal talante, con el espíritu profético usado con soberbia hasta el punto de inducir al Señor a retirarlo, ni con la unión, sólo aparente, con Dios cuando ésta no es sino un auténtico egoísmo de la carne y de la mente.
¿Oyes?. ¿lo oyes? Las profecías pasarán... mas la caridad permanecerá tras el fin de todas las cosas, bien sean humanas, materiales o morales. Hasta la fe y la esperanza desaparecerán cuando todo lo que había que creer y esperar se haya cumplido. Mas la Caridad, eterna como Dios, permanecerá.
¡Piénsalo, alma mía! Cuanto ves y conoces se te presenta tan hermoso y bello que te sientes aturdida. Pues bien, yo podría hacer, para que aumentase tu gozo entre las tribulaciones de tu inmolación, que tu comprensión fuese más amplia y más extensa tu facultad visual y auditiva. Mas éste sería siempre un conocimiento relativo. Sabes tú muy bien que hasta en las cosas humanas no se puede forzar una caldera, un engranaje, el calor y demás hasta sobrepasar ciertos límites, pues el intento acabaría en destrucción. Lo mismo es en las cosas extraordinarias: no se puede conseguir el máximo, la totalidad, puesto que el hombre no podría resistir ni un solo instante el completo conocimiento y la visión perfecta del Cielo con sus misterios divinos.
cuando el alma ya no sea una prisionera,... entonces es
cuando el espíritu del hombre conocerá cara a cara al Incognoscible
Mas –cuando el alma ya no sea una prisionera, limitada y de capacidad infantil, antes nutrida de caridad y alcanzada su edad perfecta– entonces es cuando el espíritu del hombre conocerá cara a cara al Incognoscible.
¡Oh! ¡Hosanna a la visión beatífica de Dios Uno y Trino!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
"No nos hemos hecho nosotros sino que El nos ha hecho.
Somos su pueblo, la grey que El apacienta"
Alma, alma mía, tras haber adorado en un arranque de gozo, yo, contemplando la visión inefable, y tú, presintiéndola, alcemos la frente y yo con júbilo, por ser el ángel testigo del prodigio de Dios, y tú con humildad, al ser sola en el mantenimiento del don, cantemos. "No nos hemos hecho nosotros sino que El nos ha hecho. Somos su pueblo, la grey que El apacienta".
¿No sabes que entre esplendores de gozo, nosotros, los ángeles de Dios, no cesamos de decirnos con gozoso y perpetuo estupor, con reconocimiento sin término: "¡Nos ha hecho el Señor! ¡Somos su pueblo celeste, la grey que El apacienta con Luz y Caridad!"?
Y lo mismo, lo mismo es para los hombres y, muy particularmente, para aquellos de entre los hombres a los que Dios, habiéndoles puesto a manera de puente entre El y la humanidad, los formó de un modo especial apacentándoles con Luces y Verdades particulares a fin de que ellos hagan a otros mieles suaves de conocimientos eternos.
"Enséñame a hacer Tu Voluntad. Enséñame a vivir, enséñame a padecer,
enséñame a obedecer, enséñame ..."
Ofrezcamos. Yo te ofrezco, tú te ofreces junto con Cristo: la Víctima ofrecida por la salvación de todos. "Enséñame a hacer Tu Voluntad". Esta es la plegaria humilde de la Gran Víctima, la plegaria humilde de las pequeñas víctimas que, aunque débiles, son generosas. "Enséñame a hacer Tu Voluntad. Enséñame a vivir, enséñame a padecer, enséñame a obedecer, enséñame a morir: primero a mí misma y después a todo lo que me podría seducir y hacer resucitar el yo humano. Enséñame a fin de que las sentencias de tu boca que yo he repetido para todos, nazcan en primer lugar en el campo limpio de mi corazón, prosperen y den frutos de vida eterna sin que pájaros, espinas, cizañas y viandantes destruyan lo que Tú en mí sembraste".
Graneros del Señor podéis ser llamados vosotros, los portavoces
Graneros del Señor podéis ser llamados vosotros, los portavoces. Místicos graneros a los que cuantos tienen hambre acuden a proveerse. ¿Recuerdas a José de Jacob? Previendo la carestía, hizo almacenar en graneros el sobrante de las cosechas, salvaguardándolas con sumo cuidado de los insectos, roedores y ladrones que siempre acuden a donde pueden hacer daño. Llegados los siete años de carestía, los egipcios, al abrirse los graneros de José, no murieron de hambre y hasta muchos otros de diversos países acudieron a proveerse de grano a donde la providencia habíalo almacenado.
¡Cuánta carestía existe ahora también para las almas hambrientas! He aquí, pues, que ésta crecerá y el hambre de las mismas irá cada vez más en aumento. Y he aquí que el Señor va acumulando el grano en sus graneros para abastecer a quienes tienen hambre. Mas estad vigilantes, graneros de Dios, a fin de que los insectos, roedores y ladrones no desbaraten el tesoro. Como alertados centinelas, debéis acoger y conservar, incansables, cuanto el Señor derrama en vosotros para sustento vuestro y así se pueda decir. "Comieron y quedaron sobradamente saciados, el Señor dio cumplida satisfacción a todos sus deseos y no les defraudó en ninguna de sus santas apetencias".
Ciertamente, si las almas llamadas a una vía extraordinaria permanecen fieles, Dios hará para ellas todo esto. Y ellas, como árbol fértil, crecerán y proporcionarán el alimento del que se nutren, alimento apetecido, no tanto por ser un don especial cuanto por ser un medio con el que nutrir, salvar y santificar a los hermanos. Todo cuanto se nutre de Dios debe tener como envoltura natural la Caridad. La Caridad que agradece a Dios su don y lo reparte entre quienes carecen de él diciendo: "¡Venid, hermanos! ¡Venid y comed! Saboreemos juntos el manjar de Dios".
Bendigamos al Señor. Responde: "Demos gracias a Dios".
"Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo".
13-15
A. M. D. G.