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Domingo 10.º después de Pentecostés

 

 

 la Gran Víctima pidió lo mismo que tú:

 que la Justicia desvíe su curso

 

 

No hay Vida fuera de la Iglesia Romana, ...

 

 

El Cuerpo místico de la Iglesia

 

 


 

que Dios muestre más su omnipotencia perdonando y compadeciendo

   El hombre renegó y blasfemó de la Palabra Divina diciendo ser de un loco o de Satanás.

   todo el Odio, perenne y eterno, que hay sobre la Tierra y en el Infierno 

  No hay Vida fuera de la Iglesia Romana, si bien todos pueden entrar en la Vida, y la Iglesia Romana no se niega a recibir en su seno a los muertos procedentes de otras religiones, reveladas o idólatras, ...

   Y la Iglesia docente, esta gran Madre, dirigiéndose a la discente, le dice: ayudadme a que pueda dar a luz para la Vida  a los gérmenes informes que hay sobre la Tierra.

   El dinero es una de las trampas tejidas por Satanás para la ruina de los hombres. Mas, como todas las cosas creadas por el Mal, puede ser redimida. La gran Culpa fue redimida por el sacrifico de Cristo. Pues bien, la riqueza, si se usa de ella con el fin santo, también puede ser redimida  

 La mies es ciertamente copiosa, mas pocos los operarios. Rogad al Dueño de la mies que mande muchos operarios a ella 

  Sabes qué quiere decir Sacerdote Sacerdote quiere decir consagrado, dedicado, ofrecido por completo a su Dios para llevarle almas

   Te pido por todos aquellos que, por las palabras de mis sacerdotes, han de creer en Mí a fin de que sean una sola cosa como Tú estás en mí y Yo en Ti

   No abriguéis desdén ni extrañeza hacia quienes todavía desconocen al Dios verdadero, sino más bien haced porque salgan de su ignorancia

  Ninguno que hable por el Espíritu de Dios anatematiza a Jesús

 


 

Dice Azarías:

"Te dije el domingo pasado que no merecía comentarios la frase invocando el mal sobre los enemigos puesto que el alma que se da al Amor tan sólo amor invoca, amor y misericordia.

Mas hoy el Introito no es un grito clamando venganza sino el reconocimiento de la prontitud con que Dios escucha a sus hijos y vela por sus intereses. Es el reconocimiento del justo obrar de Dios que sabe alzar a los oprimidos poniéndose de su parte, que sabe recordad a quienes se creen más que Dios –y con ello obstaculizan el querer de Dios poniendo límites a sus obras por creer que pueden ponérselos, pero que, en realidad, no hacen sino levantar barreras ficticias que sirven tan sólo para juzgarles y conferir un mayor mérito al justo que las sufre al estar oprimido por servir al Señor– que El vigila y puede, cuando El quiere restablecer el orden violado, ya que es desorden poner obstáculos a la Voluntad de Dios. El, que es Orden perfecto, puede siempre restablecer el orden, como lo restableció en el Cielo tras la insurrección de los Rebeldes y como lo hizo en el Edén después de que pecó Adán, lanzando a los desordenados, tanto al uno como a la otra del Paraíso.

Alza, pues, tu grito al Señor y deposita en El todas tus ansias. El te sostendrá espiritualmente con horas de amor beatífico y, materialmente, no permitiendo que seas prensada y probada por cima de la medida.

 

"que Dios muestre más su omnipotencia perdonando y compadeciendo"

 

La Oración ... Alma mía, la oración de esta Santa Misa parece el eco o el motivo musical que movió e inspiró tu canto de hace unos días. Tú pediste, a costa de tu sacrificio, "que Dios muestre más su omnipotencia perdonando y compadeciendo", dándose a ellos, al igual que a ti, con la plenitud de su amor para que, por virtud del fuego del amor, se dilate su cerrado corazón, se caldee, se haga luminoso, les libre de lo que les oprime y los santifique.

Mucho es lo que pediste. Pediste a la Justicia que desvíe su curso. Pediste que vaya el Amor a donde se ha lanzado el Castigo y se sustituya a él. ¿Puede Dios mudar sus justos decretos? ¿Puede dejar de hacer uso de la justicia para Sí mismo? Porque –medita esto– porque es para con El con quien se faltó principalmente. Tú fuiste colocada a modo de pantalla entre ellos y Dios, siendo traspasada por sus dardos. Mas ¿dónde han terminado estos dardos? ¿Contra quién iban dirigidos? ¿A quién han herido al término de su malhadado recorrido? A  Dios, a la Caridad, a la Voluntad de Dios, a su Palabra, a su Omnipotencia, a su Generosidad y no agrego más palabras para explicarlo porque han herido a estos atributos de Dios que son Dios mismo. Mas todo aquel que sepa lo que Dios quiso y dio y cómo se comportó, puede comprender por qué digo que fue herido Dios, su Caridad, su Voluntad, su Palabra, su Omnipotencia y su Generosidad. También sobre el Gólgota y en Cristo Santísimo fue herido Dios y en estos mismos atributos.

El hombre alzó su mano contra Dios y golpeó a la Caridad latente en Cristo que habíase encarnado para entregar el supremo amor de Dios a los hombres a los que por espacio de tres años benefició con la evangelización, con milagros, con socorros materiales arbitrados milagrosa o humanamente por quien podía darlos en favor de quienes se hallaban desamparados.

 

El hombre renegó y blasfemó de la Palabra Divina diciendo ser de un loco o de Satanás.

 

El hombre renegó y blasfemó de la Palabra Divina diciendo ser de un loco o de Satanás. Negó la Omnipotencia, visible de la Encarnación por obra, no de hombre sino del espíritu Santo y en los milagros sobre los elementos, las enfermedades y las conversiones sonadas que son milagros mucho mayores que una curación corporal. Se mofó de su Generosidad y la rechazó cual si fuera contaminante. Dios mandó a su Hijo amado, mandó a su Verbo y, con El, su perdón y su amor, y los hombres se rieron y le abofetearon cual si fuera un oprobio y un monstruo lo que era una Generosidad de Dios.

Mas la Gran Víctima –pantalla santísima a través de la cual, herida hasta ser toda una llaga tal como la describen David e Isaías, fue herido Dios, el Amor Celeste, por el Odio conjunto de Satanás y de los hombres, por todo el Odio perenne y eterno que hay sobre la Tierra y en el Infierno– mas la Gran Víctima pidió lo mismo que tú: que la Justicia desvíe su curso. Porque las Hostias, al tiempo de su inmolación, piden esto: que se cumpla aquello por lo que vinieron y se han ofrecido, esto es, que triunfe el Amor que es el regenerador de los espíritus en Dios.

 

"todo el Odio, perenne y eterno, que hay sobre la Tierra y en el Infierno"

 

He dicho: "todo el Odio, perenne y eterno, que hay sobre la Tierra y en el Infierno". No me he equivocado poniendo en presente una acción pasada cual es, ciertamente, la Muerte del Redentor.

El Verbo, esto es, Jesús, es el eterno Expiador, es el Amor Eterno y Expiador. Lo era ya antes de que fuese Hombre y lo será hasta el postrer hombre. Y el fruto de su Expiación continuará aún más allá del tiempo porque es eterno el pueblo que los Santos que serán, más allá del tiempo, el fruto de la expiación de Jesús.

Y, al igual del Amor, el Odio es asimismo eterno, aunque no con una perfección de eternidad como la de Dios que nunca tuvo principio y que es el eterno, sino eterno desde el momento en que surgió en el espíritu maldito de Lucifer y de los suyos. Eterno en el Infierno, que existe desde entonces, y que ya no tendrá término. Eterno en el corazón de los hombres que lo eligen por su señor y lo llevarán consigo más allá del tiempo, se abatió sobre la Tierra desde que la sangre de Abel se derramó por el odio de Caín y hiere sin descanso a Dios. Todo le fue presente a Cristo en la hora de su Pasión triturándole como cuerpo lanzado a una piedra de molino, pues así de numerosas fueron las heridas inferidas al Amor Encarnado. Después del tiempo se seguirá blasfemando en el pueblo de los malditos que serán, más allá del tiempo, el fruto de la labor de Satanás. Y estas dos eternidades: la del Amor y la del Odio, la del Expiador y la de Pecado, la de Jesús y la de Lucifer estarán en el perpetuo es y el Rey del Cielo y el del Abismo a la cabeza de sus respectivos pueblos. De aquel pueblo que debía haber sido uno: el de la Humanidad al servicio de su Creador y Señor pero que, con libre voluntad prefirió dividirse en dos, eligiendo la rama nueva un rey maldito por el que volvió la espalda a Dios eligiendo como ley suya el Mal. Porque Mal incurable no es haber nacido entre las sombras del Gentilismo o de una idolatría, como tampoco entre las nieblas de una fe herética en la que perdura un recuerdo de la Verdad y de partes de la Verdadera Religión aunque privadas de Vida por estar separadas del Cuerpo místico que es el único Cuerpo viviente. El mal estriba en, no obstante haber nacido en el seno de la Iglesia, vivir como herejes, paganos, separados y muertos por el pecado.

 

No hay Vida fuera de la Iglesia Romana, si bien todos pueden entrar en la Vida,

y la Iglesia Romana no se niega a recibir en su seno a los "muertos"

procedentes de otras religiones, reveladas o idólatras, ...

 

No hay Vida fuera de la Iglesia Romana, si bien todos pueden entrar en la Vida, y la Iglesia Romana no se niega a recibir en su seno a los "muertos" procedentes de otras religiones, reveladas o idólatras, y darlos a luz para la Vida lo mismo que el Sepulcro de Jesús Santísimo acogió un cadáver y dio a luz al Viviente, a aquel Viviente que por sí mismo retornó a la vida por ser El la Vida, a aquel viviente que, al ser la Cabeza del Cuerpo místico, no puede por menos de vivificar cuanto él pertenece y en él penetra.

Esto hace la Iglesia. Es Esposa y Madre. Como Esposa santa otra cosa no desea sino dar a luz hijos para su Esposo a fin de que sean muchos los hombres que lleven su Nombre por todos los ámbitos de la Tierra. Y es Madre desposada con la Divinidad que es Padre por poseer esta cualidad como Primera Persona en cuanto Engendrador del Hijo, como Fecundador de la Virgen que dio a luz al Hombre por obra del Espíritu Santo y como Creador de los hombres; Padre, por tanto, en relación consigo mismo y en relación con sus criaturas. Así pues, teniendo por esposo a un Padre, la Iglesia no puede por menos de ser Madre. Tomó de su Creador, de su Fundador, de su Esposo y de su Cabeza el pensamiento y los afectos: es Madre. Y como Madre, arde en deseos hacia todas las criaturas y en cada una de ellas ve esparcido sobre la Tierra un germen que debe ser gestado y dado a luz para el Cielo; y tiende los brazos y abre su seno para acoger en él los gérmenes informes a fin de nutrirlos y darlos a luz para su Esposo.

 

Y la Iglesia docente, esta gran Madre, dirigiéndose a la discente, le dice:

 "ayudadme a que pueda dar a luz para la Vida  a los gérmenes informes que hay sobre la Tierra".

 

Ahora bien, la Iglesia militante la componen la Iglesia docente y la discente, lo mismo que al cuerpo lo componen los órganos y la carne. Los órganos, sin la carne que los protege, no podrían formar un cuerpo; y la carne, sin los órganos que la mantienen regada de sangre, nutrida de jugos glandulares y de oxígeno, purificada de las toxinas que se forman diariamente y de los detritus, no podría vivir, También la Iglesia, el Cuerpo místico, si ha de sobrevivir y ser cuerpo, necesita de una labor recíproca entre los órganos y los miembros, entre la parte docente y la discente. Y la Iglesia docente, esta gran Madre, dirigiéndose a la discente, le dice: "ayudadme a que pueda dar a luz para la Vida  a los gérmenes informes que hay sobre la Tierra".

 

El dinero es una de las trampas tejidas por Satanás para la ruina de los hombres.

Mas, como todas las cosas creadas por el Mal, puede ser redimida.

La gran Culpa fue redimida por el sacrifico de Cristo.

Pues bien, la riqueza, si se usa de ella con el fin santo, también puede ser redimida.

 

¿Cómo? Con sacrificios, ya que el sacrificio de los fieles ayuda a los sacerdotes; y con los óbolos. Porque la evangelización comporta un honor costosísimo. Penetrar, propagarse y hacerse amar no se hace sin gastar. El dinero es una de las trampas tejidas por Satanás para la ruina de los hombres. Mas, como todas las cosas creadas por el Mal, puede ser redimida. La gran Culpa fue redimida por el sacrifico de Cristo. Pues bien, la riqueza, si se usa de ella con el fin santo, también puede ser redimida. Y, te lo digo yo, no hay fin más santo que emplear la riqueza en obras de misericordia. Casi todas las obras de misericordia, tanto corporales como espirituales, las llevan a cabo los misioneros, es decir, los buenos sacerdotes porque toda la Tierra es tierra de misión, ya que, a las puertas de su iglesia, en los umbrales mismos de su convento, el Sacerdote o el Religioso, encuentra al idólatra, al hereje, al incrédulo, al ateo, al "muerto", a ese germen informe que tiene que llevar al regazo de la Madre Iglesia para que ella lo dé a luz para Dios.

El, el Verbo, lo dijo: "Quien dé una sola copa de agua a uno de mis discípulos, no perderá su recompensa". Y dijo también: "Procuraos amigos con las riquezas injustas a fin de que, cuando muráis, os reciban ellos en las tiendas eternas".

Por deber para con la Madre y por una santa astucia consigo mismos, los católicos que creen en el Señor Jesucristo deberían procurarse amigos, es decir, los cristianizados a través de su ayuda espiritual o financiera –y mejor, por ser más perfecto: espiritual y financiera a la vez– los cuales, al morir sus indirectos salvadores, les reciban en las tiendas eternas.

No es buen católico el que ruega únicamente para sí, ni buen hijo de la Iglesia de Cristo el que piensa en su gloria futura, en sus necesidades presentes, en sus luchas, en sus fatigas, pero no en la gloria de la Madre, en sus necesidades, sus luchas y fatigas a fin de recoger y engendrar para la Verdad, el Camino y la Luz a esos pobres hermanos que son como bastardos sin padre ni madre no sólo en la tierra sino también en el Cielo, ya que se hallan fuera de la Familia en la que el Padre de Dios, la Iglesia la Madre y hermanos los santos y los católicos. Vosotros, católicos, que os veis en la dulce y santa Comunión de los Santos, ¿cómo os mostráis tan reacios en procurar que entren tantos hermanos vuestros de humanidad? Si os preciáis de amar al Señor y su Nombre, ¿por qué no echáis mano del sacrificio y de vuestro dinero para hacer que todos los hombres le amen?

 

"La mies es ciertamente copiosa, mas pocos los operarios.

Rogad al Dueño de la mies que mande muchos operarios a ella"

 

Ya lo dijo El: "La mies es ciertamente copiosa, mas pocos los operarios. Rogad al Dueño de la mies que mande muchos operarios a ella". Y ¿no recordáis cuándo lo dijo? Dice Mateo: "Y como viese las turbas, se compadeció de ellas, pues estaban cansadas y extenuadas como ovejas sin pastor". Esas palabras, por tanto salieron de los labios de Nuestro Señor Jesús cuando un amor de compasión le hizo afligirse por aquellos que se hallaban sin pastor, cansados y extenuados.

El que no tiene esperanza en una Vida futura, el que carece de la Fe que tranquiliza el espíritu, esto es, de la verdadera Fe sin lagunas: la Católica, –ya que toda otra Religión, cualquier otra Fe, presenta lagunas y grietas ante las cuales tiembla el ánimo en ciertos momentos al no sentirse seguro de hallarse en la verdad– el que no medicina su dolor humano con el bálsamo y la miel de la Caridad, el que, por último, no cuenta con los auxilios espirituales que prestan con largueza el vivir dentro de la Iglesia y el gozar de los méritos de Cristo y de los Sacramentos, bien puede decir que se encuentra desfallecido y cansado, sintiéndose verdaderamente como oveja sin pastor a merced de los ladrones y de los lobos.

Las tristezas de las almas carentes de la Gracia vosotros, los hombres, no las conocéis ni las meditáis. Nosotros las vemos y tenemos para ellas la misma compasión que tuvo el Maestro al ver tanta mies en abandono.

Almas que vivís en la Iglesia, atended al lamento de Cristo. Los graneros del Señor están esperando la mies para antes de que suene la hora de la gran revista. Haced porque se siembren las tierras incultas y den fruto para que así haya después operarios que sigan de sembradores porque entre los operarios del Señor, entre los auténticos operarios, pasa muy presto la guadaña de la muerte y corta, y así quien sembró no llega a cosechar, por lo que es preciso rogar, rogar y más rogar para que sean tan numerosos, querría decir, tan numerosos como las espigas y de este modo la semilla, cada semilla llegue a tener dos ángeles que la tutelen: el de Dios, espiritual, y el eclesiástico, sacerdotal, porque el mundo muere por falta de Sacerdotes.

 

¿Sabes qué quiere decir Sacerdote?

Sacerdote quiere decir consagrado, dedicado, ofrecido por completo a su Dios

para llevarle almas

 

¿Sabes qué quiere decir Sacerdote? Sacerdote quiere decir consagrado, dedicado, ofrecido por completo a su Dios para llevarle almas. Todo debe desaparecer para el Sacerdote, absolutamente todo y quedar únicamente Dios y las almas. Debe despojarse de todo, hasta de su humanidad y, como Cristo, inmolarse para su misión.

Así es como se llega a ser un operario de Cristo, pudiendo sembrar y segar con la seguridad de que en su surco no le ha de crecer la cizaña y de que hará de cada hombre un alma, un alma cándida.

En el Cielo no se dan los matices de las distintas razas. Todo allí es luz y belleza, todo pureza y amor. En el Cielo, el Dueño del Cielo y de la Tierra deja entrar a todo aquel que tiene el alma limpia y adornada. No rechaza al negro, al mongol ni al polinesio, es decir, a ninguno. Todos son hijos suyos. Son los hermanos de su Hijo que a todos los amó desde el seno del Padre, más tarde en la Tierra y después sobre la Cruz, desde la que contempló hasta a aquellos que el mundo ignoraba que existiesen. Al indio como al patagón, a los de la lejana Oceanía, a los australianos lo mismo que a los pieles rojas, a todos violes desfilar como en una revista ante sus ojos de Moribundo bajo el cielo tenebroso del Viernes Santo Y landas septentrionales cubiertas de hielos y bosques o desoladas; selvas vírgenes ecuatoriales e islas ignotas, inmensas unas como continentes y diminutas otras como atolones; regiones abrasadas por el fuego subterráneo o casquetes árticos en los que parece imposible la vida, todo se le presentó al detalle en su futuro; y sobre todos esos espacios su Sacrificio y su Amor sin límites quiso que el sol de Dios diseñase la sombra de una cruz para que, al igual de su signo Tau marcado por el misionero sobre las almas, hiciese miembros de su Pueblo a los idólatras y paganos.

 

"Te pido por todos aquellos que, por las palabras de mis sacerdotes, han de creer en Mí

a fin de que sean una sola cosa como Tú estás en mí y Yo en Ti"

 

No olvidéis el último deseo de Cristo expresado en la plegaria del Jueves Santo y ya sobrentendido en las palabras: "Te pido por todos aquellos que, por las palabras de mis sacerdotes, han de creer en Mí a fin de que sean una sola cosa como Tú estás en mí y Yo en Ti", y expuesto con anterioridad en el discurso del Buen Pastor: "Tengo otras ovejas que no son de este redil: también a éstas habré de congregar, prestará oídos a mi Voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Por esto me ama el Padre, porque doy mi vida por mis ovejas". Y ambos deseos se repiten en su Corazón moribundo cuando, entre sexta y nona, la agonía sella por fin sus labios.

Trabajad en hacer realidad el deseo de vuestro Salvador. No seáis soberbios como los antiguos fariseos que se tenían por los únicos elegidos de Dios. No creáis que entre los idólatras y vosotros, entre los cismáticos y vosotros media un abismo insondable y que tenga que ser así por cuanto vosotros sois "los puros" y ellos los inmundos.

Dice Pablo: "Sabed que cuando erais gentiles os dejabais llevar tras los ídolos mudos fiados en la capacidad de quien os conducía".

Mas, por ventura, aquellos gentiles que se dejaban arrastrar a los ídolos por los que, revestidos de sacerdotes paganos, se los presentaban como dioses, ¿eran acaso mayores pecadores que vosotros que, conociendo al Dios verdadero y ya regenerados por la Gracia, seguís con harta frecuencia a los ídolos que la triple concupiscencia y Satanás os presentan?

Sois vosotros, sin duda, más grandes pecadores porque, no obstante conocer la Verdad, la posponéis a las cosas vanas y viciosas. Aquellos gentiles, al igual que los de ahora y los idólatras actuales, una vez conocida la Verdad, la han seguido aún a costa de su vida, repudiando heroicamente su pasado para abrazar la Fe convertida para ellos en su eterno Presente.

 

No abriguéis desdén ni extrañeza hacia quienes todavía desconocen al Dios verdadero,

sino más bien haced porque salgan de su ignorancia ...

 

No abriguéis desdén ni extrañeza hacia quienes todavía desconocen al Dios verdadero, sino más bien haced porque salgan de su ignorancia para entrar en la sabiduría y, sobre todo, procurad no escandalizar a aquellos que viven entre vosotros como idólatras, herejes o cismáticos. Portaos de forma que no puedan decir. "ellos no creen en lo que dicen pues, de lo contrario, no serían así". Vuestras acciones deben ser obras misionales para los gentiles que, bajo diversas denominaciones, conviven en vuestra ciudad o en vuestras propias familias tal vez. ¡Ay de aquel que predica y alza su voz en nombre de Dios y después lleva a cabo actos reprobables que el prójimo juzga! Con ello da a entender que es un falso hijo de Dios y un hipócrita.

Dé cada uno a Dios lo que pueda para la edificación de su prójimo y se lo dé santamente a fin de que se manifiesten las obras misericordiosas de Dios. Porque si uno hace mal uso de los dones de Dios o finge poseer lo que no tiene, esto es, aquello que le fue quitado en castigo de no haberlo usado como debía, es un hipócrita aborrecible a Dios, un embustero y un idólatra porque seda culto a sí mismo y lo exige de los demás, pronunciando palabras engañosas y, por tanto, tiene consigo al demonio.

 

"Ninguno que hable por el Espíritu de Dios anatematiza a Jesús"

 

"Ninguno que hable por el Espíritu de Dios anatematiza a Jesús". Y anatematizar a Jesús es llevar una vida en desacuerdo con su doctrina.

"Y nadie puede decir 'Señor Jesús' si no es por el Espíritu Santo", pues, efectivamente, tan sólo reconoce a Cristo aquel que, teniendo en sí la Gracia, puede reconocer, es decir, conocer a Jesús por lo que realmente hay en el Señor Jesús Salvador: la Sabiduría y la Palabra que deben ser escuchadas y puestas en práctica con fe, caridad, esperanza, humildad y siempre con verdad, sin envidias que lleguen a negar los dones en un hermano por no ser los propios, sin egoísmos avaros y guardando para sí lo que el divino Espíritu dio en forma y medida diversa extrayéndolo de una misma fuente, esto es, de Sí mismo, del mismo y Único Espíritu.

Contentaos cada uno con vuestra suerte espiritual: el que tiene porque puede dar, y el que no tiene porque puede recibir. Porque, bien sea que deis como que recibáis, todo lo tenéis de Uno sólo: de Dios, que distribuye los dones con sabiduría perfecta sabiendo a quien hacen bien y a quien no, dando y queriendo dar únicamente para vuestro bien. Por eso, no pudiendo exigir lo que se os da gratuitamente y no debiendo rehusar lo que Dios os regala, habéis de ver en todas las cosas a Dios y su deseo de ser amado por todos los hombres. Y gozaos en dar cada uno lo que podéis: mucho o poco, no importa, basta que sea lo que está a vuestro alcance dar.

Dios sabe, Dios ve y Dios juzga. Cada una de las acciones de un hombre bueno, por insignificantes que sean, las justifica Dios y los actos todos del hombre los ven con justicia sus ojos.

Amad y, de este modo, todo lo haréis bien. Tanto en lo relativo a Dios como a la Iglesia y al prójimo que está más próximo a vosotros si pertenece a la verdadera y  única Iglesia; hacia aquel que, por estar fura del Redil se encuentra más alejado; y hacia el pecador para atraerlo a la Salvación. Haced que l Amor venza al Odio en los individuos y en la Humanidad entera.

Vosotros todos que, con uno u otro don, servís al Señor, estad ciertos de que Dios está con vosotros y abrigad la firme esperanza de que Dios no permite que sus siervos sean confundidos y así marchad siempre hasta la meta tributando por todo acciones de gracia al Señor.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo".

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A. M. D. G.