14/12/46
A las 5,20 de la mañana
¿Eres Tú o es Satanás?
¿Eres Tú el que hablas o es mi cerebro que ha enfermado y delira? ¿Eres Tú o es Satanás?
Quién eres tú Preguntan y te preguntas quién eres
No bien despierto, ya estoy sobre mi almohada con la aflicción que me la cargo como una cruz. Mas, al mismo tiempo, he aquí la cara y divina Voz que dice: Viene Jesús a dar su beso (la Eucaristía) a su pequeña esposa".
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¿Eres Tú el que hablas o es mi cerebro que ha enfermado y delira? ¿Eres Tú o es Satanás?
Respondo: "¡Oh Señor mío, dame una luz y dime si ciertamente eres Tú! Todo cuanto me hacen sufrir los Padres Siervos de María en general y el Padre Migliorini en particular, me induce a creer que yo sea una ilusa, una enferma mental y una obsesa. ¿Eres Tú el que hablas o es mi cerebro que ha enfermado y delira? ¿Eres Tú o es Satanás? Tú lo sabes, es éste mi mayor dolor: la manía de escuchar voces que no son la tuya ni de tus santos o el desvariar dando por "palabras tuyas" lo que tan sólo es pensamiento mío".
Me responde Jesús:
Así pues, aunque de verdad fuese tu corazón el sugeridor de estos pensamientos
que después tú escribes,
señal es de que tu corazón se encuentra lleno de Dios, ya que
"lo que sale por la boca procede del corazón del hombre".
"¡Y aunque así fuese! ¿No dije Yo que del corazón salen los pensamientos de los hombres y que por el fruto se conoce si es bueno un árbol? ¿No se dice en la Escritura y en la Sabiduría que quien me conoce tiene la vida eterna y quien para Mí trabaja no perecerá? ¿Cuántas veces no se ha dicho abierta o veladamente que quien se halla repleto de Sabiduría se halla saturado de Mí y que quien habla palabras sobrenaturales es voz del Espíritu Santo que habita en su corazón? (Verdaderamente, cuantos más años pasan más se convence uno de que el fenómeno doctrinal valtortiano no tiene sino estas dos explicaciones posibles:
1.ª O Jesús se le mostró y dictó, y ella no hizo sino describir y transcribir;
2.ª O María Valtorta estuvo de tal manera abismada en Dios e identificada con El, que ya no era ella la que vivía y hablaba sino que era Jesús el que vivía y hablaba en ella y a través de ella.
A este respecto, cfr. Gálatas 2, 19-20). Porque el Espíritu de Dios, querida alma mía, es el que lleva a cabo estas operaciones en el corazón de los hombres en los que habita al encontrarlos merecedores de ser habitados por El. Y el Espíritu Paráclito es el Amor del Padre y del Hijo. De aquí que si tú oyes resonar estas palabras en tu corazón es señal de que tú escuchas los divinos coloquios de la Trinidad Santísima. Por lo tanto, si tú me oyes hablar es señal de que Yo estoy en ti con mi amor. Así pues, aunque de verdad fuese tu corazón el sugeridor de estos pensamientos que después tú escribes, señal es de que tu corazón se encuentra lleno de Dios, ya que "lo que sale por la boca procede del corazón del hombre". Por lo que, si tu corazón envía a la boca y a la mente pensamientos, imágenes y palabras divinas o sobrenaturales, es señal de que tu corazón es santo, que tu corazón alberga únicamente amor, justicia y cosas celestiales, que tu conversación está en los Cielos y que habitas con tu espíritu en ese Cielo que llevas encerrado dentro de ti.¡Dichosos aquéllos que son como tú! ¿De qué te afliges, árbol hermoso mío, manzano dulce y suave olivo, si tú das frutos celestiales endulzados con la Sabiduría que somos Nosotros, luminosos cual puro aceite encendido con la Luz que somos Nosotros?
Quien te combate no te hiere a ti sino a Mí, porque a Mí, únicamente a Mí me combate,
puesto que Yo, y ningún otro que Yo,
soy el que poseo, domino, esplendo, amaestro y vivo en ti.
¡Permanece en paz, amada mía, fiel mía, enamorada mía y pequeña esposa mía. Permanece y continúa en paz. Tú haces lo que Yo quiero. Quien te combate no te hiere a ti sino a Mí, porque a Mí, únicamente a Mí me combate, puesto que Yo, y ningún otro que Yo, soy el que poseo, domino, esplendo, amaestro y vivo en ti.
Sigue adelante. Tú haces amar al Señor, a María y a la Celestial Población de los Santos. ¡Sólo por esto, únicamente por esto, tendrás la vida eterna! Y tras todo esto cuenta tu prolongado y creciente amor, y están tus sufrimientos, tu inmolación, todo. ¡Oh, no temas! Tú no puedes errar ya que te hallas inmersa en el amor heroico.
No temas. Lo que se encuentra colmado o sumergido, nada más puede recibir ni ser bañado o sumergido por otro que no sea por aquél en que se encuentra.
No temas. Sigue adelante y perdona.
Los miopes y cuantos por la triple sensualidad, o aunque sólo sea por orgullo, viven en la llanura baja, tienen cataratas en las pupilas del entendimiento y no pueden ver el sol que resplandece sobre las cimas de los montes que se elevan al cielo porque aman el cielo, las alturas, el aire puro y no ven las plantas que el sol hace crecer sobre las cumbres. Esos tales tampoco ven los divinos contactos del Sol Dios con la cima de tu espíritu ni las plantas que tu voluntad de amarme hizo nacer allá sobre la cumbre de tu espíritu y que el Sol Dios hace crecer cada vez más lozanas sin que tempestad alguna las pueda desarraigar.
"Me he elevado como cedro sobre el Líbano y como ciprés sobre el monte de Sión.
Me he encumbrado como palmera de Cades y rosa de Jericó; ..."
A cuantas almas se entregan del todo a la Sabiduría se les pueden aplicar las palabras del libro sapiencial: "Me he elevado como cedro sobre el Líbano y como ciprés sobre el monte de Sión. Me he encumbrado como palmera de Cades y rosa de Jericó; como un hermoso olivo en los campos y un plátano en las plazas a la vera de las fuentes. Como planta aromática o de suaves resinas, yo exhalo mis perfumes y saturo de ellos mi 'casa'" (Eclesiástico 24, 17-21) Porque quien se entrega a la Sabiduría exhala Sabiduría. Y la Sabiduría es fértil; es selva útil y hermosa con plantas de toda especie, con flores, frutos y suaves perfumes, alimentada por la Fuentes eternas de su propia Naturaleza: la Divinidad. No es exclusivo de María Santísima este elogio. Ella alcanzó la plenitud de la Sabiduría y las perfecciones todas propias de una criatura. Mas, te lo digo Yo, se predica asimismo de todas las almas que se entregan a la Sabiduría y la Liturgia lo aplica a muchas de ellas que acertaron a poseer la Sabiduría (Efectivamente en el Misal llamado de San Pío V, del que se servía María Valtorta y que estuvo en vigor hasta el año 1971, se aplican muchas veces a santos y santas textos bíblicos referentes a la Sabiduría. Por ejemplo: Santo Tomás de Aquino, San Juan Berchamans, Santa Juana de Arco, etc., etc.).
¿Quién eres tú? ¿Preguntan y te preguntas quién eres?
¿Quién eres tú? ¿Preguntan y te preguntas quién eres? Yo te diré con las palabras de Isaías (Isaías 56, 4-5) cuál es tu nombre: "Yo, el Señor, doy y les daré un nombre mejor que el de hijos e hijas; les daré un nombre eterno que jamás perecerá". Te lo digo también con las palabras de Juan el Predilecto (Apocalipsis 2, 17): Al vencedor le daré maná escondido y una piedrecita blanca en la que estará escrito un nombre nuevo que nadie lo conoce sino aquel que lo recibe". Yo te lo he dado y no te lo quitaré si tú me permaneces fiel. No te lo quitaré y tú lo llevarás con otros muchos, con todos "aquellos que vienen de la gran tribulación" a donde no hay ya dolor "porque Dios enjugará todas las lágrimas de sus ojos" (Apocalipsis 7, 9-17; 21, 4).
¿Te encuentras en paz, mi pequeña esposa? ¿Acaso no he venido a besarte como te he dicho al principio? ¿No tienes en ti mi miel eucarística? ¿No sientes lo suave que es? ¿No palpitan al unísono con un solo latido nuestros dos corazones? ¿Te embriaga mi Sangre? ¿Brilla mi Sol en ti? ? ¿Te caldea, te consuela? ¡Oh María mía! pero, ¡ven, abandónate! ¡Resulta tan bello amarse y olvidar las cuadrigas de Aminadab, tan feroces, tan duras, oscuras, gélidas y materiales...! (Cantar de los Cantares 6, 11-12). Ven al amor. Dame tu amor. ¡Tengo tan pocas almas que me amen sin reservas cual tú lo haces...! ¿A qué tu deseo de alejarte empavorecida de las voces de quienes están entre la hierba y el pantano, como las ranas, que querrían hacer callar al ruiseñor y volar a pleno sol como la paloma, irritándose de no poder hacerlo? Ven, soy Yo ciertamente. Ven. No puedes dudar, no dudes más cuando Yo te tengo así. Ahora bien, el éxtasis no es de todas las horas y tú debes saber permanecer feliz y segura, como ahora lo estás, aun cuando el éxtasis haya finalizado y te cerquen la incomprensión y la desconfianza, queridas, de los hombres.
Alma mía, todo pasará; mas Yo me quedaré siempre y para siempre contigo. Tras el Calvario viene la Resurrección y tras la Pasión la Ascensión: para Cristo y para las esposas de Cristo.
Mi paz y mi caridad estén siempre en ti, para ti y contigo".
180-182
A. M. D. G.