7 enero de 1944

 

 

Una luz para ti. lA REENCARNACIÓN

 

 


 

No cometas el sacrilegio de pensar que haya otra palabra más justa que ésta

    el orden de la vida humana es el siguiente:

   La reencarnación no existe. ¿cómo habrías de poder revestiros con una carne al tiempo de mi revista excelsa y con ella ir a la condenación o a la gloria si los espíritus hubiesen tenido muchas carnE?   

¿cómo podríais invocar a los bienaventurados de haberse ellos ya reencarnado El espíritu vive?. Una vez creado, ya no se destruye

   Bienaventurados, por tanto, todos aquellos que, en lugar del mínimo, dan todo cuanto son y viven en mi Ley

 


 

Dice Jesús:

"Hombre que tan querido me eres a pesar de tus desvaríos; oveja perdida por la que caminé y vertí mi Sangre para marcarte el camino de la Verdad; este dictado va dirigido a ti. Es una instrucción, una luz para ti. No rechaces mi don

 

No cometas el sacrilegio de pensar

que haya otra palabra más justa que ésta

 

No cometas el sacrilegio de pensar que haya otra palabra más justa que ésta. Esta es mía. Es mi voz que desde hace siglos es siempre la misma: no cambia, no se contradice, no se renueva con el correr de los siglos porque es perfecta y el progreso no incide en ella. En vosotros cabe el poneros al día; mas no en Mí que soy como el primer día en mi doctrina, lo mismo que desde la eternidad y hasta la eternidad soy el mismo en mi naturaleza. Soy la Palabra de Dios y la Sabiduría del Padre.

Se dice en mi verdadero y único Evangelio: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No soy Dios de muertos sino de vivos". (Mt 22, 32).

 

el orden de la vida humana es el siguiente:

 

Abraham, Isaac y Jacob vivieron una vez. Tú vivirás una vez. Yo, que soy Dios, tomé carne humana una vez y no volveré a tomarla otra porque también Dios respeta el orden. Y el orden de la vida humana es el siguiente:

Que a toda carne se infunda un espíritu con el que hacerle al hombre semejante a Dios, el cual no es carne sino espíritu, no es ser animal sino sobrenatural.

Que cuando decline la tarde, desaparezca y se hunda la carne, como despojo y revestimiento, en la nada de la que fue extraída y torne el espíritu a su vida: bienaventurada si vivió y condenada si pereció por haber hecho de la carne su señor en lugar de haber hecho de Dios el señor de su espíritu.

Que en aquel allá del que inútilmente queréis vosotros conocer los detalles sin contentaros con creer en su existencia, ese espíritu aguarda con temblor de espanto o con anhelos de gozo a ver resurgir la carne para revestirse con ella en el último día de la Tierra y con ella precipitarse en el abismo o penetrar en el Cielo glorificado junto con la materia a la que vencisteis por ser vuestra enemiga natural y de la que hicisteis una aliada sobrenatural.

 

La reencarnación no existe

cómo habrías de poder revestiros con una carne

al tiempo de mi revista excelsa y con ella ir a la condenación

o a la gloria si los espíritus hubiesen tenido muchas carne

 

Mas ¿cómo habrías de poder revestiros con una carne al tiempo de mi revista excelsa y con ella ir a la condenación o a la gloria si los espíritus hubiesen tenido muchas carne? ¿Con cual de ellas habríais de quedaros: con la primera o con la última?

Si lo que hubiera de valer, según vuestras teorías, fuese la primera, con ser carne merecedora, incluso más que ninguna otra, de poseer el cielo, ya que lo que cuesta es la primera victoria, pasaría a la segunda desapareciendo tras haber pasado. Mas si en el Cielo han de entrar únicamente los perfectos, ¿cómo ha de poder entrar la primera? Sería injusto excluir a la primera como también lo sería el creer que habría de ser excluida la última de esas carnes con las que, según vuestra nefasta teoría y, en serie ascendente, haya de revestirse vuestro espíritu, encarnando, desencarnando y tornando a encarnar cual si la carne fuera un vestido que se deja por la noche para volverlo a tomar a la mañana.

 

cómo podríais invocar a los bienaventurados

de haberse ellos ya reencarnado El espíritu vive.

Una vez creado, ya no se destruye

 

Y ¿cómo podríais invocar a los bienaventurados de haberse ellos ya reencarnado? Y ¿cómo llamar vuestros a vuestros difuntos si en ese momento son ellos ya hijos de otros?

No. El espíritu vive. Una vez creado, ya no se destruye. Vive en la Vida si es que en la tierra vivió la única vida que se os concede vivir, que es la de hijos de Dios. Y vive en la Muerte si en la vida terrena vivió como hijo de Satanás. Lo que es de Dios torna a Dios para siempre. Lo que es de Satanás torna a Satanás para siempre.

Y no digáis que: "Eso está mal". "Eso –te lo digo Yo que soy la Verdad– está bien en sumo grado". Mil vidas que vivieseis, otras tantas miles de veces vendríais a ser juguete de Satanás y, aunque heridos, no siempre sabríais escapar de él con vida. En cambio, viviendo una sola vez y sabiendo que de esa vida depende vuestro destino, de no ser unos malditos adoradores de la Bestia, vendríais a obrar con ese mínimo al menos de buena voluntad que a Mí me basta para salvaros.

 

Bienaventurados, por tanto, todos aquellos que,

en lugar del mínimo, dan todo cuanto son y viven en mi Ley

 

Bienaventurados, por tanto, todos aquellos que, en lugar del mínimo, dan todo cuanto son y viven en mi Ley. El Dios de los vivos les contempla desde el Cielo con infinito amor y si algo de bueno tenéis aún sobre la tierra, se lo debéis a estos santos que vosotros tal vez despreciáis pero a quienes los Santos llaman "hermanos", los ángeles acarician y Dios Uno y Trino bendice".

(Esto es para... Este espacio en blanco aparece también en el cuaderno autógrafo. Mas esta nota mía no la pase a la copia mecanografiada (El Padre Migliorini, al que se dirige, transcribía a máquina todo cuanto María Valtorta escribía de su puño y letra en los cuadernos.) Jesús no lo quiere. Dice que basta con que usted la lea sin reclamo especial y que yo haga lo demás...).

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A. M. D. G.