15 enero 1944

 

 

Todos me preceden para ir a Ti

 

 


 

Ayer noche te lamentaste un tanto con nuestro buen Jesús

    Yo fui el primer discípulo de Jesús,

   Yo, que estaba hambriento de mi Jesús, hube de ver discurrir los años hasta la más avanzada ancianidad antes de unirme a El

   Yo, que estaba hambriento de mi Jesús, hube de ver discurrir los años hasta la más avanzada ancianidad antes de unirme a El

 


 

Dice Juan:

 

Ayer noche te lamentaste un tanto con nuestro buen Jesús

 

"El consuelo, mi pequeña hermana, seré yo. Ayer noche te lamentaste un tanto con nuestro buen Jesús. Te pareció que te pospusiese a la operaria de la última hora (Mt 20, 1-16), a la víctima prontamente inmolada, mientras que tú llevas ya años sobre el altar y, habiendo pronunciado mucho antes la oración dicha por el Maestro (Mt 26, 39-44; Mc 14, 35-39; Lc 22, 41-42.), no acabas de ver consumado tu sacrificio.

 

Yo fui el primer discípulo de Jesús

 

María, eres mi hermana. Yo fui el primer discípulo de Jesús, el que más que ninguno se pareció a El. Sus palabras, sus afectos, sus deseos, los hice míos. Tuve sus mismas ansias de morir para redimir y, con todo, vi a todos los demás precederme junto a Dios. Hasta Pablo, apóstol de una hora ya avanzada, me precedió. Y Esteban, que fuera posterior al Maestro, cayó el primero. Y yo quedé.

 

Yo, que estaba hambriento de mi Jesús,

hube de ver discurrir los años hasta la más avanzada ancianidad

 antes de unirme a El

 

Probé el dolor del apartamiento del Maestro, la ansiedad de la espera, las persecuciones, el martirio y el destierro. Mas no la rápida consumación del sacrificio. Yo, que estaba hambriento de mi Jesús, hube de ver discurrir los años hasta la más avanzada ancianidad antes de unirme a El.

Y qué, ¿por ventura mi martirio de amor y de deseo habría de ser menos martirio y menos fructuoso que el de los demás? No, hermanita. Hay quien es acogido de inmediato y quien "debe quedar hasta que El quiera que se quede (Jn 21, 23.), porque tiene el encargo de ser voz de Dios para los hermanos.

Mas, ten por seguro, hermana mía en el amor de Cristo, que tu espera es una predilección de Jesús. El te deja porque eres su pequeño Juan (María Valtorta es llamada con frecuencia "pequeño Juan" por la similitud en su espiritualidad y misión con el gran Juan, apóstol y evangelista.) y, mediante la palabra con que el Señor te obsequia, debes predicar el amor a los hermanos. Es la más dulce misión.

La paz sea siempre contigo".

73-74

A. M. D. G.