3 febrero 1944
Los milagros que suceden en María Valtorta
en todo lo que ella hace.
El milagro que se opera en ti, es:
Eres un pobre ser que vas viviendo para mis fines porque Yo quiero
Dice Jesús para mí:
"Lo que escribiste el día 30 de enero podría dar pie a los desconfiados para poner por delante sus peros y sus sies. Contesto Yo por ti.
Escribiste: "... cuando veo, mis fuerzas físicas y, en particular, las cardíacas sufren tal dispersión..."
Vendrán aquí seguramente los "doctores de lo imposible" para decir: Aquí está la prueba de que todo cuanto sucede es humano, porque lo sobrenatural siempre confiere fortaleza y no debilidad".
que me expliquen entonces por qué los grandes extáticos...
no bien finaliza el éxtasis, quedan desfallecidos
Pues bien, que me expliquen entonces por qué los grandes extáticos, tras un éxtasis en el que sobrepujaron la potencia humana anulando el dolor, el peso de la materia y las consecuencias de lesiones internas así como de imponentes hemorragias y gozando de una felicidad que les hermosea hasta físicamente, no bien finaliza el éxtasis, quedan desfallecidos sobre el suelo hasta el punto de hacer pensar que su alma se haya apartado de ellos.
Que me expliquen asimismo por qué, a las pocas horas
de la más atroz agonía...
vuelven a adquirir o adquieren una fortaleza
y un equilibrio físicos
cual no los tengan las personas más sanas.
Que me expliquen asimismo por qué, a las pocas horas de la más atroz agonía, reproducción de la mía, cual es la de mi sierva Teresa y fueron las de mi santa Gemma (Teresa Neumann, que entonces vivía (1898-1962) y Santa Gemma Galgani.) y las de otros muchos espíritus a los que mi amor y el suyo hiciéronles dignos de vivir mi Pasión, vuelven a adquirir o adquieren una fortaleza y un equilibrio físicos cual no los tengan las personas más sanas.
Yo soy el Dueño de la vida y de la muerte, de la salud y de la enfermedad. Yo uso de mis siervos de la manera que quiero, como usaría de un blando hilo puesto como juguete en mis manos.
El milagro que se opera en ti, es:
El milagro que se opera en ti, uno de los milagros, es: Que tú, en el estado físico en que te encuentras –estado cuya duración es milagrosa– puedes alcanzar sin morir esa beatitud y alcanzarla cuando tu postración es tal que a cualquier otro, en tu lugar, le haría imposible hasta el pensamiento más rudimentario. El milagro está en la vitalidad que en ti rebosa en esos momentos al escribir mis dictados o los de otros espíritus que te comunican su celestial palabra. El milagro está en recobrar de golpe el vigor para escribir después de que el gozo consumió en ti esa sombra de vitalidad que te resta.
Ahora bien, esa vitalidad te la transfundo Yo. Es como si de Mí pasara sangre a tus venas exhaustas. Es como cuando una ola se derrama por la playa regándola y ésta permanece mojada mientras la ola la baña, quedando otra vez enjuta hasta la llegada de una nueva ola. Es igual a una operación que te vaciara de mi sangre hasta una nueva transfusión.
que vas viviendo para mis fines porque Yo quiero
Nada eres de tuyo. Eres un pobre ser que vas viviendo para mis fines porque Yo quiero. Eres una pobre criatura que, si algo vales, es únicamente por tu amor. No tienes otros merecimientos que tu amor y el deseo de ser motivo de que otros amen a tu Dios y, por tanto, como ves, siempre el amor. Eso es lo que justifica tu ser y mi benevolencia en conservar tu vida que, humanamente, debiera haber quedado deshecha hace tiempo con la muerte.
El volver a sentirte un "guiñapo", como tú dices, tan pronto dejo Yo de llevarte conmigo por los campos de la contemplación o de hablarte, es la prueba que te doy a ti y a los demás de que todo cuanto te sucede es únicamente porque Yo lo quiero. Y si alguno, pensando humanamente, cree que con el mismo querer e idéntico amor podría curarte y que ésta sería la mejor prueba de mi amor y de mi querer, respondo que siempre conservé la vida a mis siervos mientras juzgué que su misión debía continuar; pero que nunca les di una vida humanamente feliz, porque las misiones se cumplen en el dolor y con el dolor, y mis siervos, por otra parte, tan sólo tienen un deseo y éste, semejante al mío, es: "Sufrir para redimir".
No digas pues: "dispersión de fuerzas". Di: Después de que la bondad de Jesús anula en mí, para sus fines y para mi gozo, mi estado de enferma, yo vuelvo a ser lo que su bondad me concedió ser: una crucificada de su amor y por su amor".
Y ahora sigue adelante con obediencia y con amor."
124-126
A. M. D. G.