5 marzo 1944

 

 

qUÉ SIGNIFICAN MIS MÁRTIRES.

 

El alma.

El árbol de la ciencia del Bien y del Mal.

 Significado ...

LA GRACIA

 

 


 

escucháis como relatos fabulosos las historias de mis mártires

   ¿Qué oculto sentido se encierra en la frase  para que "domine"? ¿Y en esa del árbol de la ciencia del Bien y del Mal?

   ¡Cuántas verdades no os diría vuestra alma si supieseis conversar con ella...!

    Pensad, por fin, en las conversaciones tan sublimes que podría intercambiar con vosotros vuestra alma

    el significado verdadero, exacto y tan amplio como la creación de aquella palabra "domine" es ésta

    Dios prohibió el conocimiento del Bien y del Mal porque el Bien lo había entregado a sus criaturas gratuitamente, y el Mal no quería que lo conocieseis...

    Pues¿ por qué lo puso? ¿Cómo nació el Mal?

    Aquel metafórico árbol está para demostrar esta verdad

    Satanás se propuso arrebatar al Hombre esta virginidad intelectual

   Pero Eva no acude al Padre. Eva torna a la Serpiente. Inicio sola el pecado y lo llevó a término con el compañero

    Y la triple codicia tiene sometidos desde entonces a los tres reinos del hombre

   Mis mártires tuvieron que cumplir su misión y el ministerio recibido de Mí de santificar el mundo y dar testimonio del Evangelio

   Pero continúa siendo niña

 


 

Dice Jesús:

 

escucháis como relatos fabulosos

las historias de mis mártires

 

"¡Oh vosotros, cristianos del siglo veinte!, que escucháis como relatos fabulosos las historias de mis mártires y os decís: "¡No puede ser verdad! ¿Cómo va a ser posible siendo ellos también hombres y mujeres como los demás? Eso es una leyenda"; sabed que eso no es leyenda sino historia. Si vosotros dais crédito a las virtudes cívicas de los antiguos atenienses, espartanos y romanos y sentís exaltarse vuestro espíritu con los heroísmos y grandezas de aquellos héroes civiles, ¿por qué no habéis de creer en estas virtudes sobrenaturales y sentir exaltarse vuestro espíritu, impulsado a tan sublime imitación, con el relato de las grandezas y heroísmos de mis héroes?

En fin, decís: "eran hombres y mujeres". Cierto: eran hombres y mujeres. Decís una gran verdad y con ella dictáis contra vosotros una gran condena. Eran hombres y mujeres y vosotros, en cambio, bestias degradadas de la semejanza con Dios y de la filiación divina, al nivel de animales guiados únicamente por el instinto y emparentados con Satanás.

Eran hombres y mujeres; pero "hombres y mujeres" tornados a tal condición por obra de la Gracia, como fueron el Primero y la Primera en el Paraíso Terrenal.

 

¿Qué oculto sentido se encierra en la frase

 " para que domine"?

 

¿Y en esa del árbol de la ciencia del Bien y del Mal?

 

¿No se lee en el Génesis que Dios hizo al Hombre con dominio sobre cuanto había en la Tierra, o sea, sobre todo menos sobre su Dios, y a sus ángeles ministros? ¿No se lee que hizo a la Mujer para que fuese compañera del Hombre en el disfrute y dominio de todos los vivientes? ¿No se lee que de todo podían comer menos del árbol de la ciencia del Bien y del Mal? (Gn 1, 26-28; 2, 15-25; 3, 1-3). ¿Por qué? ¿Qué oculto sentido se encierra en la frase " para que domine"? ¿Y en esa del árbol de la ciencia del Bien y del Mal? ¿Nunca  os lo habéis preguntado vosotros, que tanta cosas inútiles os preguntáis, ni sabéis preguntar jamás a vuestra alma sobre las verdades celestiales?

Vuestra alma, si estuviese viva, os la diría, ella que, cuando está en gracia, es como una flor que sostiene vuestro ángel en sus manos; ella que, cuando está en gracias, es como una flor besada por el sol y regada por el rocío que le envía el Espíritu Santo que la calienta e ilumina, que la riega y embellece con luces celestiales.

 

¡Cuántas verdades no os diría vuestra alma

si supieseis conversar con ella...!

 

¡Cuántas verdades no os diría vuestra alma si supieseis conversar con ella, si la amaseis como a la que os hace semejantes a Dios que es espíritu al igual de vuestra alma! ¡Qué gran amiga tendríais si amaseis a vuestra alma en vez de odiarla hasta el extremo de matarla! ¡Qué grande y sublime amiga con la que poder hablar de cosas del Cielo, vosotros que tal avidez tenéis de hablar y os arruináis unos a otros con amistades que, si no son indignas, (a menudo lo son), son, en cambio, casi siempre inútiles, terminando en vano o nocivo barullo de palabras y más palabras, todas ellas de la tierra!

¿No dije Yo: "El que me ama guardará mi Palabra, mi Padre le amará, vendremos a él y haremos morada en él"? (Jn 14, 23). El alma en gracia posee el amor y, poseyendo el amor, posee a Dios, es decir, al Padre que la conserva, al Hijo que la amaestra y al Espíritu que la ilumina. Posee, por tanto el Conocimiento, la Ciencia y la Sabiduría. Posee la Luz.

 

Pensad, por fin, en las conversaciones tan sublimes que podría

 intercambiar con vosotros vuestra alma

 

Pensad, por fin, en las conversaciones tan sublimes que podría intercambiar con vosotros vuestra alma. Serían las mismas que llenaros los silencios de las cárceles, de las celdas, de los eremitorios y de las habitaciones de los enfermos santos. Las mismas que confortaron a los encarcelados en la espera de su martirio, a los enclaustrados buscadores de la Verdad, a los eremitas en su anhelo por el conocimiento anticipado de Dios y a los enfermos en la tolerancia –pero ¿qué digo?– en el amor de su cruz.

 

el significado verdadero, exacto y tan amplio como la creación

 de aquella palabra

"domine"

 es ésta:

 

Si acertaseis a interrogar a vuestra alma, ella os diría que el significado verdadero, exacto y tan amplio como la creación de aquella palabra "domine" es ésta: "Para que el Hombre ejerza su dominio sobre todo. Sobre la totalidad de sus tres estratos: el inferior, animal; el central, moral; y el superior, espiritual. Y los tres los enderece a un único fin: 'poseer a Dios'. Poseerlo merecidamente con este férreo dominio que mantiene sujetas todas las fuerzas del yo, poniéndolas al servicio de esta único fin: merecer la posesión de Dios.

 

Dios prohibió el conocimiento del Bien y del Mal

porque el Bien lo había entregado a sus criaturas gratuitamente,

 y el Mal no quería que lo conocieseis...

 

Os diría que Dios prohibió el conocimiento del Bien y del Mal porque el Bien lo había entregado a sus criaturas gratuitamente, y el Mal no quería que lo conocieseis por ser fruto dulce al paladar pero que, una vez que penetra con su jugo en la sangre, produce una fiebre que mata y una sed tan ardiente que, cuanto más se bebe su jugo engañoso, más sed se siente de él.

 

¿Pues por qué lo puso?

¿Cómo nació el Mal?

 

Objetaréis vosotros: "¿Pues por qué lo puso?" ¡Por qué! Porque el Mal es una fuerza que nace por sí sola como nacen ciertos males monstruosos en el cuerpo más sano.

Lucifer era un ángel, el más hermoso de los ángeles, espíritu perfecto, inferior únicamente a Dios. Sin embargo, en su ser luminoso nació un humo de soberbia que él no disipó, antes condensó incubándolo. Y de esta incubación nació el Mal. Esto ocurrió antes de que existiese el hombre. Dios precipitó fuera del Paraíso a este maldito incubador del Mal, a este mancillador del Paraíso. Mas él quedó como el eterno Incubador del Mal y, al no poder ya mancillar el Paraíso, mancilló la Tierra (Is 14, 9-21).

 

Aquel metafórico árbol está para demostrar esta verdad

 

Aquel metafórico árbol está para demostrar esta verdad. Dios dijo al Hombre y a la Mujer: "Conocéis todas las leyes y misterios de la creación. Pero no queráis usurparme el derecho de ser el Creador del hombre. Para propagar la especie humana será bastante mi Amor que circulará en vosotros y, sin libídine de sentido, el solo latido de la caridad suscitará los nuevos Adanes de la estirpe. Os doy todo y únicamente me reservo este misterio de la formación del hombre.

 

Satanás se propuso arrebatar al Hombre

esta virginidad intelectual

 

Satanás se propuso arrebatar al Hombre esta virginidad intelectual y así, con su lengua serpentina, halagó y acarició los miembros y los ojos de Eva suscitando en ella sensaciones y sutilezas no experimentadas anteriormente porque la Malicia no se los había intoxicado. Y ella "vio";  y, una vez que vio, quiso probar. La carne habíase despertado.

¡Oh, si hubiese llamado a Dios! Si se hubiera apresurado a decirle: "¡Padre!, me encuentro enferma. La serpiente me ha acariciado y ha penetrado la turbación en mí". El Padre le habría purificado y curado con su aliento ya que, lo mismo que le infundió la vida, podía infundirle nuevamente la inocencia desmemoriándola del tóxico serpentino y, aún más, infundiendo en ella repugnancia hacia la Serpiente, como sucede en aquellos que, habiendo estado aquejados de una mal, una vez curados del mismo, les queda una repugnancia instintiva hacia él.

 

Pero Eva no acude al Padre.

Eva torna a la Serpiente.

Inicio sola el pecado y lo llevó a término con el compañero

 

Pero Eva no acude al Padre. Eva torna a la Serpiente. Aquella sensación le resulta dulce. "Viendo que el fruto del árbol era bueno de comer, hermoso a la vista y de agradable aspecto, lo cogió y comió de él" (Gn 3, 6).

Y "comprendió". Bajó entonces la malicia a roerle las entrañas y vio con nuevos ojos y oyó con otros oídos las costumbres y voces de los animales, deseándolos con ansia loca.

Inicio sola el pecado y lo llevó a término con el compañero. He aquí por qué pesa sobre la mujer mayor condena (Gn 3, 14-19). Ella fue la causante deque el hombre llegara a rebelarse contra Dios y conociera la lujuria y la muerte. Y ella fue también la causa de que no supiera dominar sus tres reinos: el del espíritu, al permitir que éste desobedeciera a Dios; el moral, al permitir que se le enseñoreasen las pasiones; y el de la carne, envileciéndola con el sometimiento a las leyes instintivas de los brutos.

 

Y la triple codicia tiene sometidos desde entonces

a los tres reinos del hombre

 

"La Serpiente me ha seducido" dice Eva. "La mujer me ha ofrecido el fruto y lo he comido" dice Adán (Gn 3, 8-13). Y la triple codicia tiene sometidos desde entonces a los tres reinos del hombre.

Ya no queda sino la Gracia que pueda desatar las ligaduras de este monstruo despiadado. Y si está viva, vivísima, mantenida cada vez más viva por la voluntad de un hijo fiel, llega hasta estrangular al monstruo y a no temer a nada: a los tiranos internos, esto es a la carne y las pasiones; a los tiranos externos, es decir, al mundo y a los poderes del mundo; a las persecuciones ni a la muerte.

Y como dice el apóstol Pablo: "Ninguna de estas cosas temo yo ni aprecio mi vida más que a mí con tal de llevar a cabo mi misión y el ministerio recibido del Señor Jesús de dar testimonio del Evangelio de la Gracia de Dios" (Hch 20-24).

 

Mis mártires tuvieron que cumplir su misión

y el ministerio recibido de Mí de santificar el mundo

y dar testimonio del Evangelio

 

Mis mártires tuvieron que cumplir su misión y el ministerio recibido de Mí de santificar el mundo y dar testimonio del Evangelio. De nada más se preocuparon. Ellos, por la Gracia que en los mismos vivía y a la que tutelaban con un cuidado que no tenían con la pupila de sus ojos ni con la propia vida que la entregaban con alegre prontitud sabiendo desprenderse de unos despojos corruptibles a cambio de otros incorruptibles de infinito valor, volvieron a ser "hombres y mujeres" dejando ya de ser brutos. Y como hombres y mujeres, hijos del Padre celestial, vivían y se comportaban.

Como dice Pablo, ellos "no ambicionaron el oro, la plata ni los vestidos de nadie" (Hch 20, 33) antes se dejaron despojar y despojaron voluntariamente de todas las riquezas y hasta de la vida "para seguirme" sobre la tierra y en el Cielo.

"Con sus manos", como dice el apóstol, "proveyeron siempre a sus necesidades y a las de los demás" (Hch 20, 34), se dieron la Vida a sí mismos y llevaron a otros a la Vida.

"Socorrieron con su trabajo a los enfermos" de esa terrible enfermedad que es vivir fuera de la verdadera Fe y se prodigaron a sí mismos con este exclusivo fin entregando afectos, sangre, vida, fatigas, absolutamente todo, recordando las palabras que te dije hace días (2 marzo): "Dar es recibir". "Dar es mejor que recibir", esas palabras que hoy, cuando te he hecho abrir el Libro por el capítulo 20 de los Hechos y en su versículo 35º, lo has leída sobresaltada porque has recordado haberlas leído, acudiendo corriendo a buscarlas. Y, al encontrarlas, has llorado porque has tenido una confirmación que que soy Yo el que te hablo.

Sí, soy Yo. No temas. Tú ni te das cuenta de qué verdades vienes a ser canal.  Como el pajarillo posado en la rama que gorjea feliz el canto que desde milenios puso Dios en su diminuta garganta sin saber por qué salen esas notas y no otras y sin saber con cuales decir su nombre y el de su Creador, así tú repites esa Palabra que resuena en ti sin que llegues a apreciar la profundidad de sus enunciados.

 

Pero continúa siendo niña

 

Pero continúa siendo niña. ¡Amo tanto a los niños...! Ya lo viste (7 febrero). Tan sólo con ellos me viste reír. Ellos eran para Mí la alegría como Hombre. Mi Madre y el Discípulo, me alegría como Hombre-Dios y como Maestro. Y el Padre, mi alegría como Dios. Mas los niños, mi consuelo gozoso en esta tierra tan amarga.

Sigue así: siendo niña. Tu Salvador, abofeteado por tantos hombres, tiene necesidad de refrescar sus mejillas en las de los niños, tiene necesidad de apoyar su frente en esas cabecitas amorosas y sin malicia.

Ven a tu Jesús, mi pequeño Juan, y continúa siendo siempre para Mí una niña. El reino de los Cielos es de quien sabe tener un alma infantil y recibir la Verdad con la confiada prontitud de un niño.

Soy Yo, no temas. Soy Yo el que te hablo y te bendigo. Vete en paz, mi pequeño Juan. Mañana te enviaré a Juan."

251-257

A. M. D. G.