28 marzo 1944

 

 

Leed, leed el Evangelio y leedlo

hasta en sus frases más insignificantes

 

jESÚS NOS ENSEÑA A MEDITAR

 

 


 

no es el Evangelio el que ha de adaptarse a vosotros sino vosotros al Evangelio

   es heroísmo saber arrancar de sí, por amor a una ley que se acepta totalmente, aquello que es un mal

   es preciso "regenerarse" para ser míos.

   Cuando un artista se dispone a realizar una obra Después de la labor más basta, desciende a los detalles ...

   Y de modo idéntico debéis tratar vosotros la obra maestra de vuestra vida espiritual.

    Las primeras las constituyen los mandamientos Los segundos son los consejos.

   ¿Cuál es ahora la causa de vuestros sufrimientos?

   la caridad no puede sobrevivir en donde anida la iniquidad

   ¡cuánta es la culpa que tienen los individuos en la magna culpa de los grandes!

   Leed, leed el Evangelio y leedlo hasta en sus frases más insignificantes

 


 

Dice Jesús:

 "Al leer el Evangelio distraídamente, como lo hacéis, se os pasan por alto multitud de verdades. Tomáis las grandes enseñanzas, si bien éstas mal y adaptándolas a vuestro actual punto de vista.

 

no es el Evangelio el que ha de adaptarse a vosotros

sino vosotros al Evangelio

 

Pues bien, sabed que no es el Evangelio el que ha de adaptarse a vosotros sino vosotros al Evangelio. Este es lo que es. Sus enseñanzas valen lo mismo para su primer siglo de vida que para el último siquiera éste haya de venir dentro de mil millones de años. Vosotros no sabréis ya vivir conforme al Evangelio –ya lo sabéis muy poco– mas el Evangelio no ha de cambiar por esto. El siempre os dirá las mismas verdades vitales.

Vuestro empeño en querer adaptar el Evangelio a vuestro género de vida es una confesión de vuestra indigencia espiritual. Si tuvieseis fe en las verdades eternas y en Mí que las proclamé, os esforzarías por vivir de un modo integral el Evangelio como lo hacían los primeros cristianos. No digáis: "Pero es que tal como está hoy día la vida no podemos seguir a la perfección estas enseñanzas. Las admiramos, pero somos muy distintos de ellos para imitarles".

Los paganos de los primeros siglos eran también muy contrarios al Evangelio y con todo, supieron seguirlo. Lujuriosos, avaros, disolutos, crueles, escépticos, viciosos, supieron arrancar de sí todos estos pólipos, poner al descubierto su alma haciéndola sangrar para soltarla de los tentáculos de la vida pagana y venir a Mí tan heridos en su mentalidad, en sus afectos y en sus costumbres, diciéndome: "Señor, si Tú quieres, puedes curarme" (Como el leproso: Mt 8,2; Mc 1, 40; Lc 5, 12). Y Yo les curé y cicatricé sus heroicas heridas.

 

es heroísmo saber arrancar de sí,

por amor a una ley que se acepta totalmente,

aquello que es un mal

 

Porque es heroísmo saber arrancar de sí, por amor a una ley que se acepta totalmente, aquello que es un mal. Como es heroísmo mutilarse cuanto supone obstáculo para seguirme. Es el heroísmo que Yo indiqué: "Digo Yo, en verdad que para seguirme es preciso dejar casa, campos, riquezas y afectos. Mas, a quien sabe dejarlo todo para venir a Mí por el amor de mi Nombre, le será dado el céntuplo en la otra vida. En verdad digo que quien se regenera al seguirme, poseerá el Reino y vendrá conmigo a juzgar a los hombres en el último día" (Mt 19, 28-29; Mc 10, 29-30; Lc 18, 29-30).

¡Oh mis fieles verdaderos! Conmigo, conmigo estaréis, muchedumbre festiva y fúlgida, a la hora de mi triunfo, de vuestro triunfo, puesto que lo mío es vuestro, de mis hijos, de mis amantes queridos, de mis benditos, de vosotros que sois mi gozo.

 

es preciso "regenerarse" para ser míos.

 

Pero, ¡hombres!, es preciso "regenerarse" para ser míos. Regenerarse. Lo dice también Juan, como, igualmente, Mateo al referir mis palabras: este último cuando habla del joven rico, y el predilecto al hablar de Nicodemus (Mt 19, 16-30; (y también: Mc 10, 17-27; Lc 18, 18-30): Jn 3, 1-21). Es preciso volver a nacer. Es preciso regenerarse; hacerse un alma nueva, ¡oh nuevos gentiles del siglo veinte!; rehacerla despojándose de los compromisos y de las ideas del mundo para abrazar mi Idea y vivirla. Vivirla de verdad y en toda su integridad.

Así lo hicieron los gentiles de los primeros siglos llegando a ser los gloriosos santos del Cielo después de haber traído la civilización a la Tierra. Así debéis hacer también vosotros si es verdad que me amáis, si es verdad que tendéis a la otra Vida y si es verdad que trabajáis por la civilización de la Tierra. ¡La Tierra ahora...! ¡Más salvaje que una tribu sepultada en las selvas vírgenes! Y ¿por qué? Por haberme rechazado a Mí. Proclamarse cristiano no quiere decir serlo. No lo constituye el hecho de haber recibido el bautismo. Cristiano quiere decir ser como Cristo dijo que lo fueseis y como el Evangelio os lo repite.

Pero bien, vosotros leéis poco el Evangelio, lo leéis mal y lo despojáis en sus grandes enseñanzas de todo aquello que no os agrada, y a los que obráis con más delicadeza os resbalan éstas.

 

Cuando un artista se dispone a realizar una obra

Después de la labor más basta, desciende a los detalles ...

 

Mas atended un poco: Cuando un artista se dispone a realizar una obra, ¿se limita acaso a las operaciones de desbaste, si es escultor, de esbozo si es pintor y de alzado de muros si es arquitecto? No. Después de la labor más basta, desciende a los detalles que son más prolijos de realizar pero que hacen del trabajo una obra maestra.

¡Con qué amor trabaja el escultor con el cincel sobre el mármol, que a un profano le parece ya vivo, para darle perfección a esa obra! Parece un orfebre por el detalle y la atención que pone en su labor. Pero ved cómo adquiere vida aquel rostro de piedra bajo la caricia del instrumento –y caricia viene a ser ahora por el cuidado y delicadeza del mismo–. Parece como si los ojos se animasen con la vista, las narices se hinchasen con la respiración, la boca tornase mórbida con el arco de unos labios ardientes y los cabellos, ¡oh!, ya no tiene la dureza de la piedra antes son airosos y dúctiles como si el viento los moviese y una mano amorosa los ensortijara.

Fijaos en ese pintor. El cuadro está ya terminado. Es hermoso, parece hermoso y perfecto. Mas él no se conforma. Mira, aquí hace falta una sombra entre negra y azul y allí un toque de carmín. Sobre esta flor que refulge en la mano de esta virgen tiene que caer una chispita de sol para hacerla resaltar en su ardor perlino. Sobre esta mejilla una gotita de llanto para dar vida al gozo extático que sobrevive entre los tormentos. Este campo florido por el que transitan y pacen estos rebaños hay que humedecerlo con el rocío para conseguir que resalte en el mismo la seda de las flores. El pintor no descansa hasta que logra ver la obra tan perfecta que pueda decir: "¡Esto es!" Y así el arquitecto lo mismo que el músico y todos los verdaderos artistas que quieran dar al mundo obras maestras.

 

Y de modo idéntico debéis tratar vosotros

la obra maestra de vuestra vida espiritual.

 

Y de modo idéntico debéis tratar vosotros la obra maestra de vuestra vida espiritual.

Pero ¿qué creéis, que Yo, que tan contrario era a pronunciar discursos, fuera ensartando palabras por el gusto de decirlas? No. Yo dije únicamente lo preciso para llevaros a la perfección. Y si en las grandes enseñanzas evangélicas tenéis con qué proporcionar a vuestra alma la salvación, en los toques delicados encontraréis el modo de alcanzar la perfección.

 

Las primeras las constituyen los mandamientos

Los segundos son los consejos.

 

Las primeras las constituyen los mandamientos. Desobedecerlos viene a ser morir a la Vida. Los segundos son los consejos. Obedecerlos equivale a tener siempre una más solícita santidad y acercarse cada vez más a la Perfección del Padre.

Pasemos ahora a lo que se dice en el Evangelio de Mateo: "Al multiplicarse la iniquidad se enfriará la caridad en muchos" (Mt 24, 12). Aquí tenéis, hijos, una gran verdad que la meditáis poco.

 

¿Cuál es ahora la causa de vuestros sufrimientos?

 

¿Cuál es ahora la causa de vuestros sufrimientos? La falta de amor. ¿Qué son las guerras en el fondo? Odio. ¿Qué es el odio? La antítesis del amor. ¿Los motivos políticos? ¿El espacio vital? ¿Una frontera injusta? ¿Una ofensa política? Excusas, excusas.

No os amáis. No os sentís hermanos. No os dais cuenta de que todos procedéis de una misma sangre, que nacéis y morís lo mismo, que sentís el hambre, la sed, el frío y el sueño de idéntica manera y que de similar suerte tenéis necesidad de pan, de vestido, de casa y de calor. No tenéis presente lo que Yo dije: "Amaos. Del modo que os améis se entenderá que sois mis discípulos. Amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos" (Jn 13, 34-35; 15, 12).

Estas verdades las tenéis por un cuento. Esta doctrina mía la creéis que sea de un loco y la sustituís con multitud de doctrinas humanas, pobres o malvadas, según lo sea su creador. Mas, aún las más perfectas de ellas, si difieren de la mía, son imperfectas. Al igual de la mística estatua (Dn 2, 31-45), tal vez tengan muchas partes de metal precioso, mas su base será de barro provocando al fin el desplome de toda la doctrina y, con él, la ruina de cuantos se habían apoyado en ella. La mía no se derrumba. Los que se apoyan en ella no caen antes consiguen siempre una mayor seguridad: suben al Cielo, a la alianza con Dios en la tierra y a la posesión del mismo mas allá de la tierra.

 

la caridad no puede sobrevivir en donde anida la iniquidad

 

Ahora bien, la caridad no puede sobrevivir en donde anida la iniquidad, porque la caridad es Dios y Dios no convive con el Mal. Por eso el que ama el Mal odia a Dios y, odiando a Dios, crecen sus iniquidades apartándose cada vez más de Dios-Caridad. He aquí un círculo del que no se sale y que se va estrechando para torturaros.

Poderosos y humildes, todos habéis acrecentado vuestras culpas. Descuidado el Evangelio, escarnecidos los Mandamientos y olvidado Dios, –porque no se puede decir que lo recuerde quien vive según la carne, según la soberbia de la mente y según los consejos de Satanás– habéis pisoteado la familia, habéis robado, blasfemado, matado, testificado en falso, mentido, fornicado y hecho lícito lo ilícito: quién robando un puesto, una mujer y unos bienes; allá, en lo más alto, robando un poder o una libertad nacional, aumentando vuestro latrocinio con el pecado de la mentira tratando de justificar ante los pueblos lo que habéis hecho enviándolos a la muerte. ¡Esos pobres pueblos que otra cosa no desean que vivir tranquilos y a los que vosotros incitáis con mentiras venenosas lanzándolos el uno contra el otro para aseguraros un bienestar que no os es lícito conseguir al precio de la sangre, de las lágrimas y del sacrificio de naciones enteras!

 

¡cuánta es la culpa que tienen los individuos

en la magna culpa de los grandes!

 

Mas ¡cuánta es la culpa que tienen los individuos en la magna culpa de los grandes! El cúmulo de las pequeñas culpas individuales es el que sirve de base a la Culpa. Si cada uno viviese santamente sin avidez de carne, de dinero ni de poder, ¿cómo habría de darse la Culpa? Cierto que aún habría delincuentes; mas resultarían inocuos, toda vez que nadie les seguiría. Como locos debidamente incomunicados, ellos continuarían delirando en persecución de sus sueños obscenos de tropelías. Mas los sueños jamás llegarían a ser realidad y, aun cuando Satanás les ayudase, tal ayuda resultaría baldía ante la cerrada unidad contraria de toda la humanidad hecha santa al vivir según Dios. Y, por encima de esto, tendría a Dios de su parte. A Dios benigno con sus hijos obedientes y buenos. La caridad, por tanto, estaría en los corazones viva y santificante desapareciendo la iniquidad.

¿Veis, hijos, cuánta es la necesidad de amar a fin de no ser inicuos y la de no ser inicuos para poseer el amor? Esforzaos en amar. ¡Si amaseis... siquiera fuese un poquitín tan sólo! ¡Si comenzaseis a amar...! Bastaría comenzar, pues todo lo demás vendría a seguido por su pie.

Si la espiga no está madura no puede recolectarse la mies. La espiga no puede madurar si no llega a formarse, y no se puede formar si, a su vez, no se forma la macolla. Ahora bien, si el agricultor no echase al suelo la diminuta semilla, ¿podría acaso brotar del surco la verde macolla que, como una copa viva, mantiene en pie la gloria de las espigas? ¡Qué diminuta es la semilla! Y, con todo, rompe la gleba, penetra en la tierra succionándola cual boca ávida y después eleva al sol su bendita pompa del futuro pan y, con su color de esperanza y su oro que cruje con el viento y esplende al sol, canta sus bendiciones a Aquel que da su Pan y el otro pan al hombre. Si no hubiera semillas, ellas tan pequeñas que se requieren muchas para colmar el buche de un pajarillo, tampoco tendríais la Hostia sobre el altar. Moriríais de hambre física y de inedia espiritual

Poned en cada uno de los corazones una semilla, una diminuta semilla de caridad. Dejad que os penetre. Haced que crezca en vosotros. Mudad vuestra desatada codicia en ubérrimo florecer de obras santas nacidas todas de la caridad. La tierra, llena toda ella ahora de abrojos y de espinas que os torturan, mudaría su aspecto y su aspereza en una plácida y agradable morada, anticipo del Cielo bienaventurado. Amarse unos a otros es estar ya en el Cielo, porque el Cielo no es otra cosa que amor.

 

Leed, leed el Evangelio

y leedlo hasta en sus frases más insignificantes

 

Leed, leed el Evangelio y leedlo hasta en sus frases más insignificantes. Vividlo en estos sus tintes de perfección comenzando por el amor. Parece el más dificultoso de los preceptos, pero es la clave de todo: de todo el Bien, de todo el Gozo y de toda la Paz."

296-301

A. M. D. G.