13 mayo
A las 18 horas del 12-5.
Pongo la fecha del 13 porque así lo quiere Jesús.
Jesús defiende a María Valtorta y corrige
algunos puntos de lo que escribe
Corrige un punto en lo dicho el 7 de abril para su entendimiento
Por qué el Maestro no le hizo ver anteriormente su error a la portavoz
Dios no es inexorable y así, por consideración a los elegidos, modifica su decreto
A mis murmuradores siempre les opuse el silencio
Observaciones que me hace Jesús mientras vuelvo a leer el dictado del 20 de febrero relativo a la Pasión de Jesús y a los dolores de María. (20 febrero 1944):
Corrige un punto en lo dicho el 7 de abril
para su entendimiento
"Olvidaste una palabra que, naturalmente, no se copió, comportando ello un contrasentido con lo que después dijiste en la visión del Viernes Santo (del 7 de abril): el encuentro de Juan con María en la casa del Cenáculo.
Pon de este modo las cosas en su punto: "Y hace el recorrido de casa de Caifás al Pretorio, de casa de Caifás al palacio de Herodes y nuevamente de casa de Caifás al Pretorio". Por este motivo puede decir Juan: "... hice todo lo posible por que me viese... traté de recurrir a quien ostentaba el poder para obtener de él compasión..."
En realidad es una futesa; mas vivimos entre fariseos que están más atentos a coger en fallo que no lo estuvieron los fariseos de mi tiempo. Por eso conviene ser atentísimos en lo que a nosotros atañe.
¿Por qué el Maestro no le hizo ver anteriormente
su error a la portavoz?
Los fariseos de costumbre harán al respecto esta agria observación: "¿Por qué el Maestro no le hizo ver anteriormente su error a la portavoz?" Respondo: "Para haceros ver una vez más que sois tan relativos que, aunque fuerais "portavoces" o directores de un portavoz, no advertís los descuidos que alteran los hechos. Leed, meditad, copiad y no paréis mientes en el error proveniente de la omisión de una palabra que conlleva un cambio de la situación.
Corrígelo y hazlo corregir, cuando menos en los cuadernos originales y completos. Fíjate cómo la palabra "Caifás" aparece omitida desde tu manuscrito. Te encontrabas tan abatida aquel día, tanto por el prolongado sufrimiento de la visión que tuviste ("Sepultura de Jesús y desolación de María") como por el súbito bombardeo, que a duras penas podías seguir el dictado. Y después no viste ni advertiste el error. Esto no representa mal alguno ni daña verdad alguna sagrada; mas está bien la exactitud aun en las verdades secundarias.
Los antedichos fariseos aún harán una nueva observación sobre el dictado de ayer. Dije. "Tenías razón. Resulta demasiado fuerte para ti. Se impone mitigar el decreto". Oigo ya el coro escandalizado de estos doctores de sofismas: "Pero, ¿cómo, acaso no sabía Dios que esto era demasiado fuerte? Esta mujer blasfema al acusar a Dios de no ser perfecto así en su inteligencia como en la práctica.
Respondo de una vez por todas con las palabras que ya dije hace veinte siglos: Si no se abreviasen los días del tormento final, no se salvaría alma alguna; mas en atención a los elegidos, éstos se acortarán" (Mt 24, 22; Mc 13, 20). "Si eso puede ser así para todos los creyentes de la última hora –misericordia tan dilatada como la tierra a fin de salvar del horror de la desesperación al mayor número de almas posible– ¿cómo no ha de poder ser con esta "pequeña" que, en virtud de un poder divino, anticipa en sí lo que ha de constituir el tormento espiritual de los buenos en los últimos días?
También Yo debería haber llevado solo la cruz.
Mas era demasiado para mi debilidad
y, por eso, el hombre me otorgó una ayuda
Pues bien, Yo la defiendo. También Yo debería haber llevado solo la cruz. Mas era demasiado para mi debilidad y, por eso, el hombre me otorgó una ayuda (Mt 27, 32; Mc 15, 21; Lc 23, 26). ¿Cómo no ha de tenerla pues ésta que lleva por todos vosotros una cruz expiatoria tan grande que la mata?
Que la mata, bien: es el holocausto. Mas que le haga enloquecer en el espíritu que ella me confió, no. Ha soportado la primera parte de su prueba permaneciendo fiel. Tan sólo Yo sé qué batallas ha tenido que librar. El Tentador le prometió el placer; mas ella se abrazó más fuertemente al dolor, por cuanto el placer era el Mal y ella quiso seguir el Bien. El sabor del fruto del Bien es amarguísimo a la carne humana. Sólo en la otra vida viene a ser miel paradisíaca.
y así, por consideración a los elegidos, modifica su decreto
Haber rechazado a Satanás ha supuesto para ella atraer sobre sí centuplicado el odio del mismo. Dejarla a su total arbitrio suponía la pérdida de este corazón. Dios no es inexorable y así, por consideración a los elegidos, modifica su decreto.
También yo tuve mi ángel en el Getsemaní (Lc 22, 43). No era atendido, mas las plegarias de mi Madre fueron las que me lo obtuvieron. Esta, que recibe ahora diariamente un rayo de sol, una gota de consuelo y unos instantes de aire puro a fin de que no llegue a morir antes de ver cumplida su misión, ha tenido por Abogada a mi Madre y a otras almas escogidas de la Tierra y del Cielo que han rogado por ella. Ha tenido igualmente de su parte a mi Misericordia que se ha hecho de valer ante la Justicia del Padre diciéndole: "Como Yo tengo compasión, tenla Tú también". Porque, si Yo soy el Primero, tanto en el Cielo como en la Tierra, que respeto los decretos del Padre Eterno, soy asimismo Aquel a quien el Padre encomendó todo juicio (Jn 5, 22) y, por tanto, puedo decirle a mi Padre y vuestro: "Padre, ten piedad de esta criatura mía".
Ni penséis que ella se encuentre actualmente entre rosas. Después de un mes de rigor despiadado (desde el 9 de abril), conoce a la sazón la tregua de una hora. Mas vosotros que os escandalizáis de que se le dé excesiva importancia a un hecho insignificante, será mejor que no lleguéis jamás a probar la que ella aún está padeciendo y padecerá todavía por largo tiempo, porque ninguno de vosotros, doctores intransigentes, permaneceríais fieles como ella lo ha sabido estar. Ella sufre hasta por vosotros, torres áridas de dura sílice por fuera y de blanda creta por dentro; por vosotros, que como siempre, (Mt 23,4; Lc 11, 46) imponéis pesadas cargas a los demás y no consentís para vosotros ni el peso de una pluma.
A mis murmuradores siempre les opuse el silencio
María, déjales murmurar. A mis murmuradores siempre les opuse el silencio (Mt 26, 62-63). Silencio que, día a día fue haciéndose cada vez más profundo a medida que las murmuraciones llegaban a ser calumnias, las calumnias acusaciones, las acusaciones condenas y las condenas blasfemias. Y sobre la cruz el silencio abarcó hasta las miradas... Tan sólo miraba al Cielo para ver de encontrar la mirada de Dios y a mi Madre a fin de refrigerar mi alma con su pureza.
Estás en la cruz y es bien que sigas en ella. Calla y busca tan sólo a Dios y a María."
Jesús me hace poner en este dictado la fecha del 13, es decir, de mañana. Mas me lo dicta a las 18 horas del viernes 12. E inmediatamente después de haber terminado –pero lo que se dice inmediatamente, ¡Dios mío, qué batalla!, ¡me tiene atemorizada!– vuelve a embestirme otra vez ese oleaje de desesperación que produce en mí accesos de locura. Trato de rezar el Rosario; pero siento al demonio que se carcajea y burla de mí. ¡Oh! ¡Piedad, Padre Eterno!
Son momentos en los que Satanás quiere a todo trance
persuadirme de que soy una embustera, una loca, ...
Son momentos en los que Satanás quiere a todo trance persuadirme de que soy una embustera, una loca, una que estoy engañando a todos. Quiere convencerme de que nada es verdad y de que estoy condenada... Si estuviera sola gritaría para desahogarme; mas me encuentro en casa ajena, (En casa de los Giovanneti en S. Andrés de Cómpito), y ¿quién es capaz de comprenderme?
... Son momentos en los que me parece un sueño de mente enfermiza eso de: Dios, Jesús, María, sus "voces" y sus caricias... Con todo, yo las sentí y aún me parece tener en mi mano la sensación de la llaga de la mano de Jesús. Y ciertamente, aquellas "voces" yo las oí. Pero, ¿será posible que yo esté loca? ¿Sólo en esto voy a estar loca? ¿Cómo pues todas las demás cosas –correspondencia, cuentas, disposiciones de la vida– las cumplo con facilidad y orden? ¡Pues entonces...!
¿Cómo puede atormentarme de tal suerte este horrendo demonio hasta el punto de hacerme dudar de cuanto he oído y sentido? ¿No basta con el no sentir ni oír de ahora que tenga también que perder la seguridad de haber sido cierto cuanto he tenido?
¡Oh Señor! ¿Oh María! ¡Apiadaos de mí!
350-355
A. M. D. G.