23 mayo 1944

 

 

pOR QUÉ la bondad del Señor

nos oculta el futuro

 

 


 

la buena voluntad de obedecer es, con frecuencia, más penosa que el propio sacrificio

    No tratéis nunca de levantar los velos

    Dios premia la buena voluntad de obedecer que en sí ya es sacrificio

 


 

Dice Jesús:

"Dios, que es bueno, pone en la prueba; mas nunca impone un sacrificio superior a las normas de la justicia. Lleva hasta casi las puertas del sacrificio, después ayuda y acaba contentándose en su siervo fiel con la buena voluntad de obedecer.

 

la "buena voluntad de obedecer" es, con frecuencia,

 más penosa que el propio sacrificio

 

Por lo demás, la "buena voluntad de obedecer" es, con frecuencia, más penosa que el propio sacrificio, porque éste, cuando se presenta de pronto, su misma prontitud lleva a la paz, comunicando una embriaguez que explica todos los sacrificios, aun los producidos por acontecimientos humanos; mientras que el saber que ha de cumplirse un sacrificio, saberlo con gran antelación, es tormento mucho más penoso privando de esas fuerzas impulsivas que colman de optimismo el espíritu de un héroe.

 

No tratéis nunca de levantar los velos

 

Por este motivo la bondad del Señor os oculta el futuro y os dice: "No tratéis nunca de levantar los velos". A pocos, víctimas escogidas por el Amor, a los que Este encontró dignos de tal elección, a pocos se les da a conocer por adelantado el querer sacrificador de Dios.

Yo, aun como Hombre, siempre lo supe. Mi ropaje de carne no embotó mi mente divina y nunca, ni por un momento, desde que fui Jesús, dejé de conocer cuanto mes estaba reservado. Ahora bien, Yo era la "Gran Víctima" y esto lo explica todo.

A las otras –víctimas por demás queridas para Dios– se les descubre el sacrificio cuando éste es ya inminente y cuando el Amor los tiene fortificados para el martirio. Respecto de otros que no son víctimas, aunque sí dignos de serlo, se les propone la necesidad del sacrificio e, incluso, queda insinuado, y ... basta.

 

Dios premia la buena voluntad de obedecer

que en sí ya es sacrificio

 

Dios premia la buena voluntad de obedecer que en sí ya es sacrificio: Sacrificio del corazón y de la mente, prueba, al cabo, de fidelidad a Dios. Y Dios dirige a su fiel las palabras que llenaron de gozo a Abraham (Gn 22, 12 y 15-18): "... He conocido que temes al Señor tu Dios y que por Mí no perdonas las cosas más queridas. Por eso te digo que, como tú has hecho esto por Mí, Yo te bendeciré; y porque obedeciste a mi voz, a ella le oirás decirte: Reina, bendito mío, en el Reino que te he preparado y que tu nombre quede escrito en el Libro de la Vida, regocijándose los Cielos por ello, ya que allí se celebra gran fiesta por cada nuevo bienaventurado que entra en la gloria y descansa en el gozo inexplicable de contemplar y poseer a Dios".

Permanece en paz. Yo estoy contigo."

375-376

A. M. D. G.