11 de julio

 

 

vISITA DEL P. Migliorini

 

 


 

El de ayer fue día de gran fiesta. Vino el P. Migliorini. Jesús vio perfectamente cómo no podía seguir adelante sin Cirineo. ¡Sea bendito por ello!

Esta mañana, confesión y comunión bien hechas. En mi intención han sido como viático por si hubiese de morir antes de volver a ver al Padre. La Comunión me ha resultado solemne por la presencia visible de Jesús vestido de blanco al lado del Padre y en la acción de gracias se me ha aparecido también María vestida igualmente de blanco, siguiendo con una sonrisa y con las manos juntas mi acción de gracias. ¡Qué distinto todo esto del sabor a ceniza y del recubrimiento de ceniza de las otras veces!

¡Ya lo ves, mi Señor Jesús! Esto es precisamente de lo que se ve necesitada tu pobre María.

Los dolores son hoy fortísimos y generalizados pues me resiento de la fatiga de ayer al moverme para hacer la cama, de las emociones y del mucho hablar posterior. El mal tiempo me produce más que nunca dolor en las vértebras y el cielo se muestra gris y melancólico. El confinamiento sigue como el primer día. El peligro es siempre inminente. Las nostalgias continúan vivas. Pero, ya lo ves Tú: Hoy me encuentro fuerte y si no feliz, cuando menos serena y en paz.

Así pues, Jesús, apresúrate a devolverme a mi ambiente saludable y vital más para mi alma que para mi cuerpo.

516-517

A. M. D. G.