25 julio 1944
El altar de los perfumes
Cap. 30 del Ex.
Cualquiera que seas, gracias por tu sensible protección
Durísimo, fortísimo y resistente en extremo debe ser tu corazón:
En Oriente se dan árboles de aromas exquisitos
Ayer no recibí dictado alguno. sí pues, descanso para mis pobres espaldas quebrantadas con el continuo escribir de los pasados días, si bien no carecí de favores celestiales.
En primer lugar, una gran paz y después la presencia visible de mis Amigos del Cielo con sus caricias, y, sensible hasta para los demás, aquel perfume de rosas que a veces es puro como si hubiese matas de flores cultivadas en la habitación y otras, como si se hubiera derramado un perfume con suave olor a yodo o vinagre como si las rosas hubiéranse marchitado sobre sus propios tallos. El perfume viene lentamente. Al principio, apenas si es un indicio. Después adquiere consistencia y va creciendo en oleadas, a veces intensísimas y otras menos fuertes. Por último se disipa igual que vino.
Generalmente es olor de rosas. Mas, alguna vez, es como si fuera una mezcla de gardenias, jazmines, violetas, muguetes, lirios y nardos. Nunca siento olor a claveles, junquillos, fresas u otras flores sino sólo las que antes he mencionado.
"Cualquiera que seas, gracias por tu sensible protección"
Pienso si lo traerá algún "Amigo" o proceda de la bendición del Padre Pío (El P. Pío de Pietrelcina, el capuchino estigmatizado del que María Valtorta era tan devota, 1887-1968). No lo sé con precisión; pero lo recibo agradecida, diciendo: "Cualquiera que seas, gracias por tu sensible protección". Porque cuando me encuentro envuelta en tales fragancias, me siento más protegida que de ordinario cual si me viera entre los brazos de quien me ama con la perfección de un santo.
Al presente, antes de escribir lo que antecede, he tomado la Biblia y, abriéndola al azar, me ha salido, ¡mire si será casualidad!, le doy la vuelta al libro para que esté en la debida posición y veo: Cap. 30 del Éxodo: El altar de los perfumes.
Jesús me dice: "Déjalo abierto ahí. Es la lección de hoy. Primero escribe tú sobre los perfumes que te mando y después hablaré Yo sobre los que quiero que tú me mandes a Mí".
He escrito y aguardo.
Dice Jesús:
"Al alma que me ama le digo Yo:
"Haz de tu corazón un altar
sobre el que tu amor exhale perfume ante mi santidad".
"Al alma que me ama le digo Yo: "Haz de tu corazón un altar sobre el que tu amor exhale perfume ante mi santidad". Mas a mis predilectos les doy un mandato más concreto, pues os quiero perfectos. Y lo quiero por amor lo mismo que por justicia. Todo don requiere una contrapartida y así, si Yo os di sobre toda medida, vosotros debéis darme sin medida.
Compréndeme cómo quiero que seas tú bajo la metáfora del altar bíblico (Ex 30, 1-10).
¿Cómo debe ser tu corazón altar del perfume? De material precioso, tanto por dentro como por fuera y en todas sus partes.
En la madera de setím se encierra el significado
de preciosidad, incorruptibilidad, resistencia y ligereza
En la madera de setím se encierra el significado de preciosidad, incorruptibilidad, resistencia y ligereza. A esta madera, preciosa por su escasez y cualidades, le adornaban estas propiedades: Preciosa, por su escasez y rareza en troncos de tal grosor que pudieran ser escuadrados en bloques de un metro de alto por medio de lado. Incorruptible a la acción de la agua y de la polilla debido a su dureza que aumentaba con el transcurso del tiempo, haciéndose cada vez más preciosa de color pues, de un amarillo-paja intenso iba haciéndose poco a poco cada vez más oscura hasta llegar a parecer negra como el ébano. Resistente en extremo, por tanto, a la acción deletérea de la humedad y de la polilla, se empleaba particularmente para la fabricación de aquellos objetos que, por su continuado uso, se quería preservarlos de un rápido desgaste y, entre ellos, en primer lugar, de los objetos sagrados. Al mismo tiempo era de un peso mucho más liviano que el de otras maderas menos resistentes pero mucho más pesadas. Estaba, por tanto, indicada para su empleo en objetos que, en determinados casos, debían ser transportados a brazo por respeto.
Así debe ser tu corazón: Precioso, pues está formado por el amor, por la unión con Dios y por la generosidad en el amor. Incorruptible a la acción deletérea del sentido, de la tentación y de la insidia de Satanás, las tres carcomas del alma, ya que el amor generoso y la unión hacen incorruptibles las fibras del corazón a la acción disgregadora procedente del exterior. ¿Cómo ha de poder entrar ningún otro en un corazón totalmente ocupado por Mí? ¿Cómo penetrar la corrupción en donde hay saturación de Aquel que nunca jamás la conoció? Y ¿cómo introducirse la Muerte en donde mora el Viviente?
Durísimo, fortísimo y resistente en extremo debe ser tu corazón:
Durísimo, fortísimo y resistente en extremo debe ser tu corazón: un bloque sobre el que en vano, como ala de mosca, resbalan las fuerzas enemigas. Tú eres de Dios. Está mi sello sobre cada una de tus fibras, no debiendo estar otro alguno. Adquiere de continuo una mayor robustez en el amor y en la unión para hacer cada vez más resistente tu corazón a todo cuanto no sea tu Dios.
Sea al mismo tiempo ligerísimo, no aprisionado por raíz alguna de humanidad ni embarazado por cosa alguna material o convenciones mezquinas. Nunca envilezcas tu espíritu ni tu fe con mezquindades pues son dos cosas sobrenaturales que han de guardarse en una atmósfera sobrenatural.
Mucho es lo que Yo te he dado para que tú me des. Mucho lo que te he enseñado para que me sirvas con sabiduría. Nunca lo olvides: Como Yo te tomé a ti, mezquina, para llevarte mucho más arriba de adonde merecías venir, así también tú debes con sumo cuidado no descender de ahí y, por el contrario, emprender el vuelo con todas tus fuerzas tratando de subir cada vez más arriba. No tengas miedo de no ser capaz de ello pues aquí estoy Yo que vigilo y ayudo. Tú, pon en juego toda tu voluntad.
Una vez cuadrado tu espíritu como piedra angular,
sean las virtudes los lados y caras de este tu espíritu
transformado en altar del perfume para Mí
Una vez cuadrado tu espíritu como piedra angular, sean las virtudes los lados y caras de este tu espíritu transformado en altar del perfume para Mí, que ha de apoyarse sobre la base del sacrificio, siendo éste el lado que descansa en el suelo, la tierra mísera que ha de ser salvada con el sacrificio. Sus cuatro lados han de estar hechos de: templanza, fortaleza, justicia y prudencia, estando el lado superior, el opuesto de la base, hecho de caridad. La Caridad viene del Cielo y tiende a El. La Caridad es la piedra del altar sobre la que se consumen las oblaciones como homenaje a Dios y propiciación por los hermanos, siendo sus dos astas la esperanza y la fe.
Y como corresponde a las tres virtudes teologales y a la dignidad del altar, debe estar todo él recubierto de oro finísimo, debiendo ser proporcionadas cada una de las moléculas de oro por otros tantos actos de amor y de sacrificio tuyos, sacrificio y amor que son la amalgama preciosa que reviste de esplendor el altar del corazón.
En oro ha de estar hecho todo cuanto atañe a Dios. Tu holocausto, perfume grato a Dios más que el de todas las flores de la tierra, ha de ser ofrecido en utensilio digno del Señor. En oro por tanto; pues si bien el hombre lo ha pervertido como metal convirtiéndolo en instrumento de delito, el alma lo quiere espiritualmente poseer para ofrecerlo al culto de Dios.
La cornisa debe proporcionarla tu vigilancia constante en procurar que no mengüe el fuego perfumado de tu amor. Las anillas son tu buena voluntad y las barras tu prontitud en servir a Dios dejándote llevar adonde El quiera.
Y tendrás de continuo este altar delante de Mí,
delante del Arca del Testamento de Dios que es tu Salvador
Y tendrás de continuo este altar delante de Mí, delante del Arca del Testamento de Dios que es tu Salvador, Verbo del Señor velado por carne humana, a través de la cual Yo te hablaré puesto que todavía debo usar medios aptos para tu condición de viviente. Cuando el tiempo de tu paz haya llegado, entonces hablaré a tu espíritu que me comprenderá con sólo mirarse en la luz del Cielo.
"Y Aarón quemará sobre él un perfume"
¿Quién es Aarón? Bueno, ¿y Yo? Yo soy tu Sacerdote y Pontífice que, sobre el altar que me has preparado, quemo mañana y tarde el perfume de suave fragancia de tu inmolación de amor. Mañana y tarde, esto es, siempre. Tú debes suministrarme este incienso para que Yo lo consuma. Así pues, por ti, por tus hermanos y por la gloria de Dios, déjate quemar.
En Oriente se dan árboles de aromas exquisitos
En Oriente se dan árboles de aromas exquisitos que, cuanto más los dan, tanto más los hiere y descorteza el hombre. Si no los hieren, en nada se diferencian de otros árboles. Ramaje verde, corteza rugosa y sin perfume. Mas, si el hierro les hiere, entonces como lágrimas extraídas por el dolor, destilan gotas de bálsamos que se emplean para perfumar los aceites y perseverar de la corrupción. Y el árbol ha de ser herido continuamente para que vaya dando y siga dando hasta su muerte. Ahora bien, si lo dejan estar, cicatriza la herida y las preciosas gotas dejan de rezumar.
Medita y aprende.
Ningún otro perfume, oblación o víctima ha de ser puesto sobre este altar sino únicamente el perfume de tu caridad y la oblación de ti misma, víctima ofrecida a la Caridad divina por la caridad de todos.
"Y una vez al año", se dice en el Éxodo, "Aarón llevará a cabo la expiación con la sangre ofrecida por el pecado". Más Yo te digo: "Y cuantas veces Yo quiera, haré con tu sangre, extraída y derramada con el cuchillo del Dolor, el sacrificio de expiación por los pecados del mundo".
No te lamentes, pues Yo subo diariamente sobre el altar para ser consumado miles y miles de veces al día. No se da minuto ni segundo durante las 24 horas del día en los que, en uno u otro punto del globo, no haya un altar sobre el que no se eleve esplendente la Hostia inocente. Si aún existís vosotros es por este mí perpetuo y continuo holocausto, ya que, de otra suerte, la ira del Padre os habría ya destruido por cuanto vuestra maldad supera a la infinita paciencia de Dios.
¿Qué dice el sacerdote en el altar? "Pro me et omni humano genere". Este es el pensamiento del sacerdote mientras ofrece e inmola. Y también el tuyo: "Por mí y por todo el género humano se ha inmolado Jesús. Pues también yo me inmolo por todo el género humano con El, en El y por El". Y piensa que cada angustia, cada tormento tuyo, si bien no son desesperación por cuanto tú continúas esperando en Mí, aunque por su enorme acritud saben a desesperación, –y piénsalo siempre que la angustia y el tormento te abrasen, te traspasen, te trituren y te claven con instrumentos de fuego– piensa que sirven para proporcionar una gracia al género humano.
Tu sufrir no resulta estéril, como tampoco viene a ser egoísta por el bien que a ti te proporciona. El sufrimiento es la moneda con la que compras dones de gracia para los desgraciados que no saben amar ni rezar o no lo saben hacer como es debido. Por eso, cuantos más sufrimientos te aquejen, di a ti misma: "Con esto se anulan las verdaderas desesperaciones. ¡Gracias, Dios mío, por servirte de mí para esto!"
Vete en paz, mi pequeño Juan. Donde hay caridad y amor, allí está Dios, dijo el gran Juan (I Jn 4, 7-16). Por eso Yo estoy contigo y tú con Dios porque entendiste el amor."
562-568
A. M. D. G.