28 de julio.

Juan,  cap. 9, v. 31

 

 

¡Qué poder confiere

el cumplimiento de la voluntad de Dios!

 

 


 

No son las muchas plegarias las que obtienen sino el hacer la voluntad de Dios

 


 

Dice Jesús:

"¡Qué poder confiere el cumplimiento de la voluntad de Dios! Ella hace que, efectivamente, Dios nada nos pueda negar. No se puede decir, supuesta la majestad del Señor, que El se haga servidor del hombre obediente; mas, por otra parte, parece como si el Altísimo, ante su siervo obediente, quisiera aventajarle en prontitud y así, en todo cuanto supone bien, le atiende favorablemente con pronta solicitud.

 

No son las muchas plegarias

las que obtienen sino el hacer la voluntad de Dios

 

No son las muchas plegarias las que obtienen sino el hacer la voluntad de Dios. Plegarias y resistencia a este voluntad equivale a reducir a la nada las plegarias. ¿Cómo podéis exigir en justicia que Dios se pliegue a vuestra voluntad que desea una cosa, cuando vosotros no os plegáis a los deseos de la suya que quiere otra?

Yo –ponderad qué poder ejerza sobre el corazón de Dios la obediencia a su voluntad– no os redimí con acto alguno mío propio. Habríalo podido hacer puesto que era Dios como el Padre y todo le es posible a Dios. Habría podido cancelar con una sola palabra la culpa del mundo lo mismo que cancelaba las enfermedades, el pecado y la muerte de los individuos. Mas para enseñar al hombre a volver a ser hijo de Dios, Yo, Dios hecho Hombre, quise redimir mediante la obediencia a la voluntad de Dios. Y ¡considerad qué obediencia fue la mía! Cuando la hube cumplido totalmente, esto es, totalmente, entonces fue cuando se abrió el Cielo sobre el hombre decaído, saliendo de El el Perdón.

La desobediencia había desheredado al hombre y la obediencia hízole de nuevo heredero de Dios. Todo lo que es eterno e infinito volvió a ser vuestro por la obediencia.

Aprended pues el camino para que seáis escuchados: "Hacer la voluntad de Dios por su amor".

Vete en paz."

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A. M. D. G.