30 de julio
eL ROSTRO DE JESÚS DESPUÉS DE MUERTO
lavado por el llanto materno contribuyó a dar a mi rostro un aspecto mucho más parecido al habitual
No sé cómo me las voy a valer para describir puesto que me siento tan mal del corazón que a duras penas puedo estar sentada. Mas, con estar así, debo describir lo que veo.
Se me ilumina el Evangelio de hoy, domingo 9.º después de Pentecostés
Porque el rostro de Jesús, apenas muerto se asemejara por su magrez y belleza al rostro de Jesús vivo
¡Qué fatiga! Estoy que nada puedo hacer...
Son las 16. Ahora que me he recobrado un poco, voy a escribir lo que debiera haber hecho desde ayer noche.
Estaba haciendo la hora de la Soledad que no pude hacer el viernes por la noche y, contemplando a Jesús tendido sobre el mármol de la piedra de la unción, teniendo a su lado a su Madre llorosa que le besaba las manos traspasadas, observé y me pregunté la razón de que el rostro de Jesús, apenas muerto, o sea, apenas colocado sobre aquella piedra, se asemejara por su magrez y belleza al rostro de Jesús vivo más que no lo fuera camino del Calvario, sobre la Cruz y más tarde en la Sábana Santa. Veíale como de más edad y cansado, pero delgado y majestuoso como siempre.
lavado por el llanto materno contribuyó a dar a mi rostro
un aspecto mucho más parecido al habitual
Jesús me repuso:
"Porque en el camino del Calvario me encontraba abrasado de calor, tumefacto, con las venas hinchadas por la fiebre y la fatiga y con un principio ya de hinchazón por la retención de urea consiguiente a la flagelación atroz. Todo esto aumentó aún más sobre la Cruz. Tras la muerte, concluido el sufrimiento y vaciado en parte de líquidos por vía natural y por la lanzada, el rostro enmagreció de golpe. Y hasta su lavado por el llanto materno contribuyó a dar a mi rostro un aspecto mucho más parecido al habitual.
Ahora bien, en la Sabana es el rostro de un muerto de más tiempo, una vez iniciado ya el acostumbrado proceso y éste tanto más fuerte al tratarse de uno al que se le mata con torturas de edema tan atroces como las mías. Son los trasudados que se desprenden de las serosidades y que os hacen decir que parece como si el muerto hubiese vuelto a como era cuando vivía. Es la gran paz que la muerte extiende hasta sobre los rostros más torturados.
Considera igualmente que la imagen aparece
sobre una tela e impresa en ella
mediante un proceso de aromas y sales naturales.
Considera igualmente que la imagen aparece sobre una tela e impresa en ella mediante un proceso de aromas y sales naturales. Tú sabes que cualquier mancha que caiga sobre una tela tiene a extenderse. Mas, en realidad, los rasgos de mi rostro en la mañana de la Resurrección, o sea, cuando dejó de cubrirme la Sábana, estaban notablemente hinchados.
La vida tornó al Viviente; mas durante aquellas cuarenta horas estuve perfectamente muerto y en nada distinto a como lo están los hombres cuando son presa de la muerte. No me descompuse debido a la rápida Resurrección; mas el cuerpo se hallaba sujeto a las leyes comunes de un cuerpo muerto y, en especial, muerto con innumerables heridas. Yo-Víctima, hasta en esto quise aniquilarme. Toda descomposición se inicia con hinchazón. Vaya esto para quien todavía dude de la veracidad de mi muerte."
Estoy segura de que lo ha dicho así porque, dado que yo tenía miedo de no escribirlo exactamente después de varias horas, me lo ha repetido ahora.
577-578
A. M. D. G.