24 de septiembre

 

 

Cómo se ha de dar a conocer

los escritos de María Valtorta.

 

 

Lo que le sucedió a la de Agreda con sus escritos.

 

 


 

Tú, portavoz, eres excesivamente reacia a toda divulgación de escritos, ya sean éstos tuyos personales o de otra más alta procedencia.

   Toda manifestación sobrenatural es signo de contradicción (Lc 2, 34) entre los hombres

   Dulzura, dulzura, amigos y siervos míos; y después, prudencia, prudencia, prudencia y discreción.

   Quién echó a perder la obra verdaderamente santa de María de Agreda 

  Todo descriptor y profeta es esclavo de su tiempo. Mientras escribe, mientras ve escribe describiendo exactamente, aun contra su modo de ver, conforme a los tiempos en que vive. 

  De este modo la de Agreda, en lo descriptivo, cae en perifollos de humanismo español... 

  Hacia tiempo que quería hablar de la de Agreda, porque había quien lo deseaba y Yo sé condescender con los deseos justos.

 


 

Dice Jesús:

"En medio de las corrientes encontradas que cogen de través a mi pobre barquilla que se llama María-Juan, mi portavoz, acudo Yo, como Timonel divino, a tomar la barra y corregir y enderezar sus varias inclinaciones.

 

Tú, portavoz, eres excesivamente reacia

a toda divulgación de escritos, ya sean éstos tuyos personales

 o de otra más alta procedencia.

 

Tú, portavoz, eres excesivamente reacia a toda divulgación de escritos, ya sean éstos tuyos personales o de otra más alta procedencia. Llegué a reprenderte ya (Y María Valtorta intercala la fecha del 21-6-43 haciendo referencia al dictado de ese día que se encuentre en los "Cuadernos de 1943") por esta tu avaricia espiritual. La reprimenda hizo su efecto en ti y así, en todas las ocasiones, con el dolor de quien se siente arrancar un trozo de piel, has accedido a entregar a los demás lo que era tuyo, bien por ser fruto de tu mente o donado por tu Dios.

Otros, por más que Yo haya hablado muchas veces con toda claridad, no se han atenido escrupulosamente a mis palabras. El estímulo que les mueve a hacer esto es bueno, si bien deberían tener presente que no es buena la inmensa mayoría de los hombres y, en especial, la de los consagrados.

Habría que tener en cuenta que un excesivo celo podría desbaratarlo todo mucho pero que lo hiciera un poco de lentitud. Las cosas forzadas acaban por romperse y esta cosa santa y útil, querida por Dios en contra de tu deseo, –lo digo Yo que sé y soy la Verdad– no debe romperse. Mas no debe ser un torrente vertiginoso que pasa con ímpetu doblegando, anegando y devastando. Es decir, pasa; cuando debe ser agua mansa que discurre dulcemente en delgado hilo regando y nutriendo lentamente las raíces sin deteriorar tallo alguno. He dicho: un hilo, pero suministrado con mucha prudencia y bien medido; entregado con bondad sin exclusivismos y con dignidad. Por el contrario, se ha dado con excesiva precipitación, abundancia, rigidez y exclusivismo.

 

Toda manifestación sobrenatural

es "signo de contradicción" (Lc 2, 34) entre los hombres

 

Toda manifestación sobrenatural es "signo de contradicción" (Lc 2, 34) entre los hombres. Los instrumentos de Dios son signos de contradicción. Mas, los primeros en pagar el precio de esta contradicción son los propios instrumentos. De ellos soy Yo ejemplo. Quien está al cuidado de ellos, debe, con paciencia y prudencia sumas, procurar que la "contradicción" no llegue a extremos de violencia capaces de destruir la misión del instrumento con veredictos e imposiciones que liguen a él los miembros espirituales ni sometan a tormento su espíritu y su moral poniéndolos entre Dios que quiere y el hombre que no quiere la obra. Mis instrumentos están necesitados de paz, no pudiendo ocuparse sino de su labor, es decir, de aquello que Dios les ordena hacer.

¡Si supieseis, hombres todos, qué esclavitud es ser instrumento de Dios! ¡Santa esclavitud; mas, al fin, esclavitud total! Esclavitud de galeote uncido al remo. Sueño, hambre, sufrimientos, fatigas, ganas de pensar en otra cosa, de leer cosas ajenas a las palabras de origen ultraterreno, de hablar y oír noticias corrientes y vivir la vida común son cosas todas éstas que el látigo inexorable del querer de Dios les impide tener y convertir en realidad. Y, coronando todo esto, ponen los hombres la sal y el vinagre de su animadversión , lo mismo que si el patrón de la galera hiciese caer la sal y el vinagre sobre las heridas producidas por el corbacho.

¿Por qué, en un exceso de amor o de odio, llegáis a herir a mis siervos, tan heridos ya por otra parte por las exigencias de mi querer?

Dije ya, y esto desde el principio, que a mi "portavoz" debíasele dejar en paz, envuelta en los velos del silencio, velos que habrían de levantarse después de su muerte. Cuando las plegarias y deseos de uno a quien amo y que me es grato por su constante recta intención, me forzaron a una condescendencia, como salvaguarda de mi instrumento, Yo puse determinadas cláusulas y normas. Dije: "Que se actúe como en el caso de Sor Benigna Consolata (En el mismo dictado al que hace referencia la nota anterior nº 726. La sierva de Dios Benigna Consolata, hermana de la Visitación (1885-1916)). Cuando vi que se cometían excesos y se pastaba en campos en los que hasta una prudencia humana aconsejaba que: "No deben ser tocados", corté todo dictado que se relacionase con los tiempos y especifiqué que esto era como castigo para aquellos que eran movidos de humana curiosidad y que hasta de una cosa grandiosa, sobrenaturalmente grandiosa, hacían casi juego puntilloso de niños que, para hacer rabiar a su antagonista, le dicen: "Yo lo sé, yo lo tengo y tú no lo sabes ni lo tienes. Mira lo que tengo, mira, mira; yo lo sé, lo sé...". Pero esto no es un juego de niños. Aquí están de por medio los intereses de Dios y la paz de un corazón. ¡Atención, hombres todos!

Mi "portavoz", vosotros que estáis a su lado lo sabéis, fue siempre contraria a toda violación de su secreto, a todo exhibicionismo y a todo bando en su favor y honor. No es "violeta" para nadie. Si le di ese nombre, sé Yo por qué. Ha sufrido por ciertas intrusiones i incensaciones. No apetece para sí el incienso. Lo quiere todo para su Maestro Jesús.

En un momento en el que estaba ya a punto de serle cargada sobre sus hombros una cruz sumamente pesada por amor del mundo que debe ser salvado con el dolor, vosotros, con vuestra imprudencia, le habéis añadido una nueva tortura al saber que habéis esparcido indiscriminadamente, como flores preciosas que se entregan a un niño, las palabras de Dios poniéndolas hasta en manos de aquellos que, por propia convicción o por otras causas, son enemigos de las voces sobrenaturales. Y mi portavoz, en nombre de la Palabra de Dios, os ha exigido una moderación que, humana y sobrehumanamente, era de justicia observar. Vosotros entonces, aunque malamente, habéis recurrido a poner reparos, atacando a los contradictores y negando después a toda una categoría, que si adolece de ciertas lagunas, cuenta entre sus filas con luces, negándole, digo, todo contacto con lo que anteriormente habíase dado y divulgado a todos sin selección alguna.

Amigos y siervos –os llamo con el nombre mas dulce y honorífico, puesto que servirme a Mí es reinar y reinar y ser mi amigo es predilección– os hago ver cómo me conducía Yo con aquel que en mis filas representó al clero que oscila entre Dios y la tierra, con aquel que hizo de su propio interés el rey puesto sobre y en contra de los intereses de Dios que debía ser el rey y el objeto de su vida (Se refiere a Judas de Keriot). Tuve con él palabras serias de Maestro que educa y debe, incluso, reprender si ve al alumno caer en el error. Pero cuando vi que no era bastante el Maestro con su autoridad, dejé a un lado al Maestro con su seriedad para descubrir al Amigo con su corazón rebosante de afecto, de indulgencia y de comprensión. Oíd las palabras que le dirijo para llevarle al "camino", para atraerle a mi camino. No podían ser más dulces y seductoras. Todo lo intenté para salvarle. Cuanto más él caía, tanto más le acercaba a Mí. ¿Que no conseguí lo que intentaba? Es cierto. Tampoco vosotros lo conseguiréis con todos; mas, cuando menos, quedará a salvo la caridad.

 

Dulzura, dulzura, amigos y siervos míos;

 y después, prudencia, prudencia, prudencia y discreción.

 

Dulzura, dulzura, amigos y siervos míos; y después, prudencia, prudencia, prudencia y discreción.

Os dije ayer: "Si hubierais de hacer una obra ordenada". Si hubierais de hacer. No os dije: "Haced" y "hacedlo en seguida". Cuando lo hagáis –y no tengáis prisa para no dañar en vez de favorecer– ateneos a las normas que os doy y que os daré.

Mas, entre tanto sed respetuosos con mis palabras, desde las primeras, y un poco también con el deseo de mi "portavoz", pues ella también tiene su parte en esto. Atendedme y no dejéis de hacerlo sin compasión llevados de una estima excesiva por su obra.

No tengáis prisa. La vida de la portavoz es breve y largo el tiempo. Cuando el secreto de la tumba sirva de protección a la que fue portavoz, entonces tendréis el tiempo que queráis para hacer cuanto hayáis de hacer. No tengáis prisa humana por más que se revista de prisa sobrehumana. Las cosas de Dios maduran lentamente y son estables y, en cambio, las de los hombre lo hacen precozmente y perecen.

 

¿Quién echó a perder la obra verdaderamente santa

 de María de Agreda?

 

¿Veis? Hay quien desea saber algo sobre la incógnita de la de Agreda (La venerable María de Jesús de Agreda, franciscana 1602-1665). ¿Quién echó a perder la obra verdaderamente santa de María de Agreda? La impaciencia de los hombres que suscitó deferencias y envidias forzando a la iluminada a reconstruir la parte descriptiva. En la parte instructiva y doctrinal suplió el Espíritu. ¿A qué condujo dicha reconstrucción? A grandes sufrimientos, fatigas y turbación en la iluminada y a la adulteración de la magnifica obra primera.

 

Todo descriptor y profeta es esclavo de su tiempo.

Mientras escribe, mientras ve escribe describiendo exactamente,

aun contra su modo de ver,

conforme a los tiempos en que vive.

 

Todo descriptor y profeta es esclavo de su tiempo. Mientras escribe, mientras ve (hablo del que escribe por querer de Dios) escribe describiendo exactamente, aun contra su modo de ver, conforme a los tiempos en que vive. Se admira, por ejemplo, de no ver esto o aquello, de notar objetos o formas de vida distintos a los de su tiempo, pero las escribe según las ve. Por el contrario, si ha de repetir toda una serie de visiones, sin volver a verlas, después de transcurrido bastante tiempo desde que las tuvo, cae y vuelve y caer en la propia personalidad y en los métodos de su tiempo. Y después, claro está, los venideros se sorprenden de ciertos perfiles por demás humanos que aparecen en el bosquejo de un cuadro de Dios.

 

De este modo la de Agreda, en lo descriptivo,

cae en perifollos de humanismo español...

 

De este modo la de Agreda, en lo descriptivo, cae en perifollos de humanismo español, haciendo de la estrechez de vida de mi Madre y de su creación sublime para la tierra y de su reinado en el Cielo, un haz de rutilantes pompas propias de los Reyes de España en la más fastuosa época que jamás haya existido. Tendencia de española y española de su tiempo, así como insinuaciones de otros que, por ser españoles y españoles de aquel tiempo, tendían a ver, soñar, pensar, trasladar a lo eterno y sobrenatural lo que era temporal y humano, emperifollando las descripciones con aquellos oropeles que las ajan sin prestarles honor alguno.

¡Gran equivocación la de imponer ciertos arreglos! ¡La mente humana! Perfecta y, a la vez, imperfectísima, no puede repetir una cosa y, sobre todo, de esta índole y magnitud, sin caer en errores. Involuntarios, es cierto, pero que dañan lo que era perfecto al estar iluminado por Dios.

¿Por qué no iluminé de nuevo al instrumento? Por el instrumento hubiéralo hecho; mas los incrédulos merecen un castigo, pues Yo no soy siervo del hombre sino el hombre de Mí. Dios viene, se queda, opera y pasa. Cuando el hombre dice: "No quiero" y destruye la obra de Dios o dice, escéptico e incrédulo: "No creo" y exige pruebas imprudentes, Dios no torna siempre. ¿Quién es el culpable? ¿Dios? No, el hombre.

 

Hacia tiempo que quería hablar de la de Agreda,

porque había quien lo deseaba y Yo sé condescender

con los deseos justos.

 

Hacia tiempo que quería hablar de la de Agreda, porque había quien lo deseaba y Yo sé condescender con los deseos justos. Mas lo he aplazado para esta ocasión, por ser así conveniente, pues Yo sé aguardar al momento propicio. Aprended de Mí.

Hasta os he dado las páginas sobre mi Madre en su niñez y santa infancia. Y vosotros diréis: "¿Por qué se las diste entonces?" Pero bien, ¿podría hacerle escribir a esta mi portavoz después de que hubiese muerto? Lo podría, porque nada hay imposible para Dios, mas no lo haría puesto que este milagro no convertiría a los incrédulos. Así que me valgo de ella mientras vive.

Ahora bien, no tengáis prisa vosotros y sed pacientes, atentos, prudentes y dulces. Os lo repito: Si a vosotros, que estáis más cerca de Mí, os permito alcanzar a manos llenas estos tesoros para vuestro ministerio y para la elevación de las gentes aterradas por el vivir de hoy, no debéis, en cambio, nunca olvidar que no entran sólo en juego vuestros intereses sino también los de Dios que quiere resplandecer con su poder y sabiduría en una criatura suya."

Dice seguidamente Jesús: "Busca y copia, en lo que valen, los fragmentos de dictados que te voy a indicar". Y hago que Paula, que lo puede atestiguar, me traiga los dictados únicamente ahora que acabo de recibir el dictado.

En un dictado del 18 de julio de 1943 dijo el Maestro: "Respecto del P. Migliorini, estoy muy contento, contentísimo de que haga uso de mis palabras para sí, para su alma, para su predicación, para guía y consuelo de otras almas sacerdotales o que no lo son. Mas, por ahora, no debe revelar su origen... etc."

685-691

A. M. D. G.