30 de septiembre,
a las 9 horas del sábado por la noche.
haciendo la Hora de la Soledad
Estoy haciendo la Hora de la Soledad que anteriormente no pude hacer. Veo y oigo las lágrimas y gemidos de María. Contemplo a mi Salvador inmóvil y lívido al resplandor oscilante de las antorchas.
Jesús me dice: "En otro momento te daré a conocer la venganza del Vencido sobre su Vencedora, la terrible angustia espiritual de mi Madre. Ahora, no, que estás por demás abatida. llora con Ella."
Esto lo escribí ayer noche a oscuras y, por ello, aparece tan borroso el escrito. No disponía sino de la claridad de la luna...
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A. M. D. G.