18-10 (18 octubre)

 

 

Contempla, conoce y compara

 

 

Un ángel llega velocísimo y se postra adorante

a los pies del Salvador. Y Jesús me dice:

"Compara esta luz con esas luces"

 

 


 

pensaba yo en Ti, Maestro mío, y en tus lecciones, verdaderas lecciones que proporcionan un saber que es pan, 

 Contempla, conoce y compara

  El único fijo, el sol, globo descomunal de un oro fundido con topacios ardientes, metales y joyas... 

  y así nació una nueva estrella

   Un ángel llega velocísimo y se postra adorante a los pies del Salvador. Y Jesús me dice: Compara esta luz con esas luces

 


 

Escribo como puedo a la luz crepuscular.

 

pensaba yo en Ti, Maestro mío, y en tus lecciones,

verdaderas lecciones que proporcionan un saber que es pan

 

Ha salido ahora una de esas pobres criaturas que contribuyen a hacerme más insoportable este lugar de destierro (En San Andrés de Cómpito, a donde vino evacuada). Y ha salido tras haber aireado su... cultura. Mientras le oía, pensaba yo en Ti, Maestro mío, y en tus lecciones, verdaderas lecciones que proporcionan un saber que es pan, no sólo para el espíritu sino también para la mente. Y... me producía náuseas esta otra pobre ciencia que no sabe a Ti. No puedo rezar porque aún sigo pensando... y Tú me llevas a ver.

He aquí que te veo a Ti, mi Dios encarnado, resplandeciente y majestuoso, erguido en el éter más puro. Estás solo. Tan solo te veo a Ti, glorioso en tu figura de Rey de la creación. Resplandecen tus vestiduras hechas de inmaterial y perlificada materia y mucho más resplandece tu Carne glorificada que es carne y luz al mismo tiempo. ¡Oh Belleza descono8icda para tantos que no se cuidan de obrar de modo que lleguen a conocerte un día! ¡Oh Belleza mía que con sola tu presencia anulas todas mis penas!

Jesús no habla sino que con su mirada me invita a marchar a Él; y yo voy. Mi espíritu, aspirado por su deseo y empujado por el mío, sube hasta mi Rey.

 

"Contempla, conoce y compara"

 

Dice El: "Contempla, conoce y compara". Y con su mano luminosa, en la que aparece el rubí de la llaga, indica a un horizonte celestial sin término. Sí, porque yo me encuentro elevada más allá de los espacios y de la estratosfera, en esas zonas en las que tan solo hay astros y éter, ni nubes, ni polvos, ni vientos. O mejor, sí, hay un viento: el cantarín y armónico que se forma por el movimiento de los astros.

Comprendo que Jesús, sin palabras, me quiere hacer ver la "realidad" de esta manifestación estelar. ¡Oh!, me veo obligada a decir lo diferente que es todo esto del pobre concepto que poco ha se me ha manifestado y del de todos aquellos que hasta el presente he conocido.

Astros formados van, unos, rectilíneos en su curso como proyectiles de cañón disparados a cero; otros, zigzagueantes en el azul como serpientes; otros, además del movimiento de traslación, realizan el de rotación sobre su propio eje y otros más, danzan cual niños alegres en el prado etéreo. A cada movimiento da la luz un latido cual si la alegría del movimiento y de la obediencia a las leyes del Creador prestase una mayor incandescencia a su cuerpo ardiente.

 

El único fijo, el sol, globo descomunal

 de un oro fundido con topacios ardientes, metales y joyas...

 

El único fijo, el sol, globo descomunal de un oro fundido con topacios ardientes, metales y joyas, ante las que las nuestras más bellas son mugrientas pedrezuelas y latón oscuro, irradia su luz uniforme. Semeja una enorme y votiva lámpara adorando la majestad de Dios.

¡Cuántos astros! La mirada se me pierde más y más... y por todas partes divisa astros y planetas... ¡Cuántas vidas estelares desconocidas! ¡Cuántos fulgores ignorados! ¡Cuántas palabras y vidas misteriosas aquí arriba!

 

y así nació una nueva estrella

 

Astros que, en su fulminante curso, se purifican perdiendo emanaciones y escorias que se funden en otras y otras estrellas, creando núcleos de nuevas vidas, polvos de astros que forman una vía de innumerables pequeñas vidas, pequeñas si se comparan con los planetas, pero incalculablemente grandes respecto a la nada  que a su lado representa un cuerpo humano. Y esta vía, toda luminosa, verdadero plantel de estrellas, deja escapar de cuando en cuando una de su vidas luminosas, flor que, al abandonar el bancal nativo, queda suelta en el aire del firmamento, yendo a completarse, mediante un proceso que yo no sé explicar, nutriéndose de sustancias que toma en su desplazamiento... y así nació una nueva estrella. O mejor, se independizó para decir al hombre que llegará a descubrirla:  "Yo también estoy aquí", lo mismo que otras estrellas en proceso de formación que, con la estela de su combustión y solidificación, llevan un manto de llamas a modo de cabellera suelta, ondulada por el viento al caminar. Y todo esto en la pradera de un eterno azul en el que pierden valor la más pura turquesa y el zafiro más precioso, pues así aparecen de pálidos y opacos en su comparación.

¡Oh luz de los campos del cielo! ¡Oh!, porque no sé cómo expresarme mejor que declarando estas conjunciones, estas formaciones, estas disgregaciones, este inexhausto formarse de vidas y esta obediencia y majestad del mundo estelar.

 

Un ángel llega velocísimo y se postra adorante a los pies del Salvador.

 Y Jesús me dice: "Compara esta luz con esas luces"

 

Mas aun cuando la luz de este ilimitado jardín de astros, que es el firmamento, sea cual mente de poeta o de científico no pueda ni de lejos imaginar, he aquí que Jesús hace un movimiento: deja de mirar a las estrellas y vuelve sus ojos a su izquierda y atrás. Por más que no le oigo palabra alguna, una orden, un deseo debió salir de su Pensamiento. Un ángel llega velocísimo y se postra adorante a los pies del Salvador. Y Jesús me dice: "Compara esta luz con esas luces". No dice más. Efectivamente, el ángel, y es uno solo, resplandece más que todos los astros juntos.

713-715

A. M. D. G.