24 de octubre
Ruega así por los difuntos
Son las 6,15 y entran las primeras luces en mi habitación. A duras penas puedo escribir cuando Jesús me dicta.
"Llega el mes dedicado a los difuntos. Ruega así por ellos:
"Oh Jesús, que con tu gloriosa Resurrección nos mostraste quiénes serán eternamente los 'hijos de Dios', concede la santa resurrección a los que nos son queridos, muertos en tu Gracia, y también a nosotros cuando nos llegue la hora.
Por el Sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María y por los méritos de todos los santos, abre tu Reino a sus espíritus.
Oh Madre, cuyo tormento concluyó con el alba pascual ante el Resucitado y cuya espera para reunirte a tu Hijo cesó con el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor librando de las penas a aquellos que amamos más allá de la muerte, y ruega por nosotros que estamos a la espera de volver a abrazar a los que perdimos.
Mártires y Santos que gozáis en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios y otra fraternal a los difuntos que expían, rogando al Eterno por ellos y así poder decir a éstos: "Mirad, se abre la paz para vosotros".
Allegados, tan queridos para nosotros, no perdidos sino separados, que vuestras plegarias sean para nosotros el beso que añoramos; y cuando, merced a nuestros sufragios, os veáis libres en el feliz Paraíso con los santos, amándonos en la Perfección, protegednos a nosotros que estamos unidos a vosotros por la invisible, activa y amorosa Comunión de los Santos, anticipo de aquella perfecta reunión de los 'benditos' que nos permitirá, además de gozarnos con la vista de Dios, volver a encontrarnos cual os tuvimos, si bien sublimados con la gloria del Cielo"."
Al contar los días, me doy cuenta de que hoy da comienzo la Novena de Difuntos. Así pues, Jesús me la ha dictado para que, de este modo, ruegue en ella y durante el mes de noviembre.
725-726
A. M. D. G.