26 de octubre

 

 

Decir un olvido

 

 


 

Son las 16 horas y están ya cayendo sobre mí las sombras del sopor que presiento ha de ser violento como lógica consecuencia de la penosa hora de ayer...

Mas también me encontraba muy mal el 24 de octubre, tanto que, acabada la visión, escrita sin más con un dolor de cabeza por meningitis, no tuve ánimos para añadir al final que había visto a Jesús vestido como cuando aparece exclusivamente para mí, esto es, con un mórbido vestido de lana blanca tirando un poco a marfil y con el manto igual. Es el vestido que llevaba en su primera manifestación en Jerusalén como Mesías.

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A. M. D. G.