10 de noviembre

 

 

con los dictados sobre la niñez e infancia

 he vencido

 

 


 

Ha llorado como un niño, sobre todo cuando Jesús me hizo darle a mi primo mi medalla de Hija de María a la que yo tantísimo apreciaba

  Con esto he terminado mi diuturna misión

 


 

Lo primero que hoy he hecho ha sido escribir la carta que, de haberla redactado a mi modo, habría resultado mucho más mordaz. Hoy ha hablado por primera vez Santa Catalina de Siena (Por un error tal vez de M.V., el dictado de Santa Catalina aparece escrito con la fecha del día precedente. Asimismo, las "dos visiones" que ella afirma haber escrito "hoy", lo son, por el contrario, una con fecha 9 y la otra con fecha 10, tal como aparece en nuestras indicaciones). Después de dos visiones; y Jesús, al darme la segunda, dice: "Escribe hoy, pues mañana tu estado físico no te permitirá acto alguno". En efecto, desde ayer he venido sufriendo y sufro tanto que me he puesto enferma más de lo acostumbrado. Las personas, a las veces, son crueles como asesinos... Que Dios tenga misericordia de ellas.

 

Ha llorado como un niño,

sobre todo cuando Jesús me hizo darle a mi primo mi medalla

de Hija de María a la que yo tantísimo apreciaba

 

Me veo contenta de que José parta con el viático de esas palabras que aparecen en la carta aquí unida (No aparece carta alguna unida al cuaderno) y en el dictado de Santa Catalina. Ha llorado como un niño, sobre todo cuando Jesús me hizo darle a mi primo mi medalla de Hija de María a la que yo tantísimo apreciaba por ser, además, un recuerdo de mi colegio. "Madre, vuelve a nosotros tus ojos y protégenos" reza su inscripción. Así sea.

Quienes consideran que yo tenga un apego excesivo a las cosas porque sufro por muchas de ellas que para mí saben a profanación, cambiarían sin duda de opinión viendo cómo, sin discutir y hasta con alegre y pronta voluntad, he soltado del rosario esa medalla y otra y otra más: las tres de Nuestra Señora y las tres para mí queridísimas, no por su valor, de plata, sino por el afecto y los recuerdos; y las tres las he dado: una a Paula, a quien ya anteriormente, y accediendo a su petición, habíale dado un crucifijo, entrañable para mí, por haber estado en las manos de mi padre y de mi madre muertos, un pequeño crucifijo que lo tenía en este rosario que estará también entre mis manos cuando yo muera; otra a Titina y, por último, ésta, para mí la más querida, que se la he dado a José (José Befanti, primo de la madre de M.V. Ana, llamada Titina, era su segunda mujer, y Paula era su hija e hijastra de Titina.). Esta, por cierto, la he entregado en primer lugar, ya que el orden debía empezar por él y las otras dos las he dado para no suscitar deseos y envidias.

 

Con esto he terminado mi diuturna misión

 

Y después... para que nuestra Señora los salve a todos. He intentado la última prueba con sus dictados sobre la niñez e infancia y he vencido. Con esto he terminado mi diuturna misión. El marcha lejos... y Satanás es tan maligno... Se le encuentra por doquier y los hombres, aun los que uno menos puede pensar, son instrumentos del mismo para torturar a sus semejantes. El marcha lejos... que Nuestra Señora le salve.

Jesús, al decirme: "Da tu medalla a José, la de Hija de María", terminó sonriendo con estas palabras: "Porque, para tu primo, esa que aparece de rodillas delante de la Madre (Santa Inés) eres tú".

Sí, rogaré por éste a quien Catalina llama "tu Tuldo", para que se aficione a los "pastos de las tres virtudes".

730-731

A. M. D. G.