2 de diciembre
Las almas están muy enredadas
Ha venido el P. Pennoni que se ha marchado hace una hora.
Jesús, con una bella sonrisa y, en relación con mis particulares reflexiones, me dice:
Las almas, María mía, están más enredadas
y llenas de elementos extraños que una madeja caída en las zarpas
de un perrito que la deshiciera y destrozara
"¿Ves cómo tengo razón? Las almas, María mía, están más enredadas y llenas de elementos extraños que una madeja caída en las zarpas de un perrito que la deshiciera y destrozara. Haría falta retirar, con paciencia y caridad, todos los detritus que se le adhirieron en el suelo y asimismo todos los inutilizados y estropeados trozos de hijo para poderla devanar y usar. Siempre se pierde algo, si bien poco. Mas si se dijera: "¡Oh, vaya trabajo más complicado!" y se la tirara lejos, se perdería del todo.
Ya sé que con determinados caracteres no hacen otros sino chocar y tener fricciones. Pero ¿y la caridad? Y aquel otro elemento cuyo nombre te di, ¿no lo recuerdas? Piensa, piensa bien y reflexiona que es eso precisamente lo que, como un delirio súbito o un momentáneo desvarío lleva a los hombres a realizar actos que producen dolor a los demás hombres.
Ya lo ves. Es un muchacho. Yo te pido que lo anegues hasta sumergirlo en tu mundo, que es el mío, para que se empape de él y surja del mismo hecho un hombre nuevo y un nuevo sacerdote, tal como Yo quiero que sean mis sacerdotes.
Vete en paz. Te bendigo."
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A. M. D. G.