12 de febrero
¿Y quién es el dueño del tiempo sino Yo?
Más tarde me dice:
"A ninguno del todo. Con infinita caridad y con exquisita prudencia debes acoger a todos. Encerrarse sería agudizar la curiosidad y rechazarles sería anticaridad. Ya te lo dije: "Serás la ciudad buscada". No todos vienen a ti con recta intención. ¿Y qué? Sé tú prudente y basta. ¿Temes perder el tiempo? ¿Y quién es el dueño del tiempo sino Yo? ¡Pues entonces! ¡Ánimo, ánimo, sin miedo, sin inquietudes, sin impaciencias...! ¿Ya ves cuántas veces hube Yo de variar mi programa? ¡Y eso que era Yo...! ¡Paz, paz y caridad con todos! Y en tercer lugar, prudencia y basta".
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A. M. D. G.