15-5-45 (17 mayo 1945)

 

cómo una única frase omitida o una palabra mal transcrita pueden hacer varias el sentido de un párrafo

 

 

No es necesaria la sensualidad

en el amor espiritual

 

 


 

cómo 20 siglos han podido privar de partes no dañosas a la doctrina, pero sí a la facilidad de comprender el Evangelio, el Evangelio apostólico

   Soy Espíritu de Amor, mas también de Justicia 

  El sentimentalismo en religión es como el barro y el hierro en los pies de la estatua soñada por Nabucodonosor

 


 

Dice Jesús:

"Como te encuentras mal, te dejo tranquila. Te hago observar tan sólo cómo una única frase omitida o una palabra mal transcrita pueden hacer varias el sentido de un párrafo.

 

cómo 20 siglos han podido privar de partes no dañosas a la doctrina,

 pero sí a la facilidad de comprender el Evangelio,

el Evangelio apostólico

 

Piensa por tanto y comprende cómo 20 siglos han podido privar de partes no dañosas a la doctrina, pero sí a la facilidad de comprender el Evangelio, el Evangelio apostólico. Este –obra que, si nos remontamos a sus orígenes, aún nos cuesta fatiga descubrir el Desorden– explica muchas cosas y da pie a los hijos del desorden para otras muchas. Ya ves tú qué fácil es caer en un error de transcripción...

Mantente bien hoy, mi pequeño Juan. Eres una flor deshojada. Pasaré Yo después a vigorizar tu tallo. Para hoy me bastan las lágrimas de tu herida. Dios está contigo".

 

Por la noche (del 20 de mayo de 1945, fecha en que escribió el episodio precedente) dice el Amor eterno:

 

Soy Espíritu de Amor, mas también de Justicia

 

"No son palabras propias, si bien tú me las has oído hablar por boca del Verbo, de la Virgen y del Apóstol a los buscadores de Dios, a los estudiosos de Dios, a los ansiosos de Dios. Para ti han sido una corriente de dulzura entre las ondas amargas; y para los demás, una partecita de ese tanto que se les ha dado. Soy Espíritu de Amor, mas también de Justicia. Tanto más me doy a quien más se me sacrifica. Quien tiene oídos para entender que entienda.

 

El sentimentalismo en religión es como el barro y el hierro

en los pies de la estatua soñada por Nabucodonosor

 

No es necesaria la sensualidad en el amor espiritual. Es preciso no ser ávidos como avaros que quieren amontonar dinero ni como los sátrapas que pasaban el tiempo en mirar y remirar las perlas que sus súbditos les llevaban a sus cofres sin fatiga alguna de su parte mientras que los portadores habían sudado sangre arrancando las perlas de las entrañas de los mares o del suelo. Que cada uno extraiga con su propio esfuerzo los diamantes purísimos de la Sabiduría y no incurráis en la fácil desviación de la espiritualidad hacia el sentimentalismo. Yo soy el Fortalecedor y quiero fortaleza en mis fieles. El sentimentalismo en religión es como el barro y el hierro en los pies de la estatua soñada por Nabucodonosor (Dan 2, 31-36). Basta con que le golpee la piedrezuela de una desilusión para que todo peligre. Y si la piedra es gruesa, entonces es la ruina.

¡Fortaleza, hijos, fortaleza! La tierra es lugar de lucha. La bienaventuranza está aquí, en donde estoy Yo. Mas para que subáis... hay un camino como de jaspes rotos que es una tortura; y cada tortura es un mérito. El Hijo de Dios no conoció otro camino. ¿Queréis vosotros uno mejor? Renovaos en mi Fuego".

55-56

A. M. D. G.