22-5-45 (22 mayo 1945)
pARA Paula bELFANTI
Dice María para Paula (Paula Belfanti):
"Ni la sonrisa ni las gracias de la Madre del Cielo sino mucho más, ya que aquellas están y estarán siempre sobre ti si tú sabes ser siempre Paula de Jesús a la que Él quiso tomar desde tan lejos, de lugares nebulosos y tristes, de pastos maléficos en los que te consumías sin gozo y sin provecho, para llevarte a playas luminosas, al alimento santo con el que robusteciste tu alma conociendo la existencia de la Vida en la que nada se pierde y ninguno se separa para quienes se aman en el Señor. Ahora tú conoces cómo se encuentran las almas de los vivientes con las de los "vivos" y cómo del Cielo y de la Tierra se tienden los espíritus los incorpóreos lazos y se intercambian palabras y caricias para hacer menos triste vuestra existencia y más feliz nuestra Morada. Tú sabes ahora qué cosa es la comunión dichosa de los espíritus, de los santos, de aquellos que, por más que hayan cambiado de forma y naturaleza, no han dejado de existir y que aman como en vida no habrían podido amar porque aman en Dios.
No soy sola yo, Madre de todos los hijos de mi Hijo y de cuantos tienen necesidad de amor, sino que hay también otra madre que en esta hora, hija mía, se halla volcada sobre ti. Es tu madre, a la que buscabas donde no estaba, donde no podías encontrarla porque ella fue buena y honesta y supo llevar a cabo la cosa más grande de todas: el perdón. Ella, hija mía, no está ausente. Y, al tiempo que yo te bendigo, ella te besa para que tu corazón no esté triste sino sereno en esta hora.
Sea dada gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo."
Este dictado de la Madre ha venido después de recibir la carta anunciadora de la próxima boda de Paula. Apenas si había terminado de escribir mi carta de felicitación cuando eran las 21,30. La Virgen se mostró explícita y urgente al hacerme suspender la carta que había iniciado para José (José Belfanti, padre de Paula y primo de la madre de María Valtorta) y así escribir este dictado.
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A. M. D. G.