14 de septiembre

 

 

rescatar o ayudar a algún alma

mediante este gran dolor.

 

 


 

Tras el horrible sufrimiento que me llevó hasta el límite de la vida, pasados tres días de agonía, después de la Confesión y Comunión de esta mañana y sintiéndome aún tremendamente mal –mientras la carne tan sólo quería reposar en silencio– con un dolor de cabeza atroz y una pesadez somnolienta del cuerpo ya acabado, veo transcurrir las horas de este día de la Santa Cruz.

Pasa por mi mente el período atroz de Cómpito en el que, como último recurso, me agarré a la Cruz para no verme anegada. Pienso que, en el viaje de retorno, hubiera querido entrar en la iglesia de San Martín para darle "gracias" a mi Salvador. Pienso que el día 10 por la mañana, mientras agonizaba, se me representó nuevamente la cima del Calvario con las tres cruces de las que una se hallaba desprovista de su mártir, otra inclinada con su peso de martirio hacia tierra como para depositar sobre ella su atormentado fruto y la tercera en pie aún, del modo como las vi cuando estaba muriendo Antonieta Dal Bo.

¡Pienso tantas cosas...! Como también que Jesús, la otra mañana, me ayudó haciendo más que ningún otro de enfermero para mí sin quitarme el dolor –y sólo El sabe cuánto y qué inconcebible es– pero proporcionándome paz. Pienso que, sin duda, El sufría de hacerme sufrir, pero que así lo tenía que hacer para rescatar o ayudar a algún alma mediante este gran dolor. Y al tiempo que Jesús me ayudaba, Satanás trataba de turbarme... y me tienta. Pienso, pienso...

Sé que de inmediato me vería en paz y tal vez hasta materialmente ayudada si accediese a no escribir más lo que Jesús quiere. Mas yo no puedo hacer esto. Si los que critican, niegan o se burlan pensasen que yo no obtengo ganancia ni utilidad alguna sino únicamente fatigas y sufrimientos de todo género con el trabajo de "portavoz" y si, sobre todo, probasen todo lo que yo sufro y pruebo, comprenderían al momento cómo debo hacer lo que hago porque Dios lo quiere sin que ello me reporte bien material o moral alguno.

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A. M. D. G.