5 de octubre

 

 

es fruto del

"romanticismo de una moza solterona"

 

 


 

Vamos a a asistir a nuestra hijita enferma

  La corona se halla casi ultimada y la mayor parte de mis padecimientos terminados

  El médico se enfada porque escribo, dando por seguro que todo es fruto del romanticismo de una moza solterona

 


 

"Vamos a a asistir a nuestra hijita enferma"

 

Torno ahora de una tremenda crisis. La vio usted y, por tanto, basta. Mas lo que tal vez le pueda interesar saber es que precisamente, cuando me sentía morir y le pedí la Santa Comunión como Viático, no sólo se aliviaron mis penas viniendo a ser menos grave mi estado sino que me vi confortada, primero sólo por Jesús, después por María y, seguidamente, en orden de presentación, por S. Juan Apóstol, S. Pedro Apóstol, mi Ángel de la Guarda, S. Francisco y, por último, S. José. Hubiera deseado grandemente la presencia de Santa Teresita del Niño Jesús; mas para nada vino. Se quedaron todos ellos aún después de que usted se marchó. Jesús al lado derecho de mi cabecera y la Madre a la izquierda, diciendo: "Vamos a a asistir a nuestra hijita enferma". El ángel adoraba, ¡cosa extraña!, pues siempre lo veo al lado de la Virgen. Junto al escritorio, de pie, S. José con su mirar dulcísimo un poco triste. Cerca de S. José, sentado en una silla y un poco echado hacia adelante, S. Pedro. De pie, entre S. Pedro y el ángel, S. Juan. No sé si vio cuando le sonreí al pálido S. Francisco que, todo humilde, casi se escondía en el rincón cerca de la puerta. Me veía ciertamente muy angustiada; pero ¡cuánto mal! Ahora bien, al venir mis amigos se aleja Satanás.

 

La corona se halla casi ultimada

y la mayor parte de mis padecimientos terminados

 

Yo me muero, Padre, Sor Saviane tiene razón. La corona se halla casi ultimada y la mayor parte de mis padecimientos terminados. Mas ¿por quién sufro tanto? He ofrecido los sufrimientos por una mamá, por Sor Saviane, Sor Gabriela, los "hermanos separados", el joven que tengo en casa, por usted, por Marta y por los parientes. Mas por ninguno de éstos debería sufrir de tal manera. ¿Por quién pues? He puesto esta mi intención hasta en el perdón otorgado a José (El primo José Belfanti). Perdón he dicho, ya que lo que en un principio fue estima y aprecio desapareció. Mas quiero irme sin rencor para nadie y estoy contenta de haber dejado dispuesto todo lo de casa porque cuando se está en agonía viene todo a la mente para turbarla. Ahora Marta ocupa por completo mi puesto en la tierra. Mas ¿estará todo a punto en mi alma de modo que gocé de paz al termino de la vida?

 

El médico se enfada porque escribo, dando por seguro

que todo es fruto del "romanticismo de una moza solterona"

 

El médico se enfada porque escribo, dando por seguro que todo es fruto del "romanticismo de una moza solterona"; lo que influye para que no acierte en un justo diagnóstico y así termine atribuyéndolo a histerismo, dándole en su mente los calificativos de "manía evocadora", "desahogo de doncella frustrada" que, al menos, quiere soñar lo que la vida le negó y así, con lo que escribo, me cuento una hermosa historia. Dice que no hago sino consumir fósforo... Verdaderamente es Jesús el que consume su fósforo... no haciendo yo sino garabatear sobre el papel para dejar marcado sus "fósforo". Mas ¿cómo hacer para decirle esto a un médico haciéndole entrar por el camino idóneo? ¿Me dirá usted cómo lo hemos de hacer?

Mientras tanto hoy, reposo porque, si bien la vida llega a su término, yo tengo aún mucho que corregir y otro tanto que oír...

He escrito estas páginas por entender que estaba bien hacerlo. Pero ¿ya ve qué hermosura de caligrafía...?

96-97

A. M. D. G.