25 de diciembre
la Catedral de la total reconstrucción evangélica
tu resistencia a las enfermedades y fatigas de la misión... está en la visita de tu Jesús a ti con todos sus dones sin excluir el de la transfusión vital y física
Mientras no se haya terminado todo esto nada haga tampoco el Padre Romualdo
Satanás, tan pronto se manifestó mi misión de profeta y de justo, me comprendió.
Dice Jesús:
"Es una necesidad que es preciso llevar a término, si bien no estoy en modo alguno satisfecho de ella. Con todo, se ha de acometer lo antes posible y terminarla en el plazo más breve. Mas no se ha de iniciar si antes no se ha copiado a máquina cuanto has escrito y tienes entregado al Padre, el cual te devolverá lo que ha mecanografiado para que tú lo corrijas durante este mes de ausencia. Lo que Yo no puedo permitir es que haya folios incorrectos o sin copiar, pues tu vida está sujeta a la labor de zapa de fuerzas secretas y enemigas.
¡Oh mi pequeña violeta del tallo tronchado!, ¿nadie advierte que sólo una última raicilla, la más sutil de todas, es la que te mantiene unida a la existencia y tú vives únicamente merced a esa debilísima vena vital? Bastaría el choque de una mariposa para tronchar igualmente esa minúscula raíz.
Mientras no se haya terminado todo esto nada haga
tampoco el Padre Romualdo
Nada más daré mientras no se transcriba cuanto os tengo facilitado ni harás tú otra cosa hasta que hayas corregido todo. Mientras no se haya terminado todo esto nada haga tampoco el Padre Romualdo. Es esto cosa muy seria y no hay que fiar imprudentemente en ayudas sobrenaturales puesto que debéis obrar con medios naturales cual si los extraordinarios no existieran.
En cuanto a la asistencia sacerdotal, cierto que tú la debes de tener. Yo no te proporciono signos extraordinarios y clamorosos, pues entonces ya no serías mi violeta. Con todo, en tu aparente normalidad de persona normalísima que come , bebe y duerme como cualquier otro mortal; que no tiene éxtasis, ayunos inexplicables, sudores sanguíneos, estigmas y demás, que se encuentra en perfecto equilibrio psíquico –y miente por mentir quien asegure lo contrario– ni se dan cosas extraordinarias que marcan el signo de lo que tú eres y de lo que Yo soy en ti: el Todo, el Origen, la Explicación y el Fin de tu ser.
tu resistencia a las enfermedades y fatigas de la misión...
está en la visita de tu Jesús a ti con todos sus dones
sin excluir el de la transfusión vital y física
Uno de éstos es la vitalidad que torna a ti con cada Comunión. Yo no vengo a ti con mi Espíritu tan sólo sino también con mi Virilidad sana que te la transfundo. ¿Cómo podrías pasar sin la Vida tú, cuerpo ya casi acabado? La clave, el secreto de toda tu resistencia a las enfermedades y fatigas de la misión que, por sí, con toda su mole, sería capaz de acabar con la resistencia de cualquier persona fuerte y sana, está en la visita de tu Jesús a ti con todos sus dones sin excluir el de la transfusión vital y física.
Si no hubiera de forzar demasiado a mi siervo Romualdo, ya harto fatigado, Yo querría que te trajese a ti el verdadero Médico y la oportuna medicina para calmar los abundantes y ciertamente excesivos espasmos, restableciendo tus mermadas fuerzas. Piensa por tanto si podría permitir que estuvieses días y días privada de la Eucaristía. Llegarías a morir sin más crisis por falta de lo que te alimenta y sufrirías por demás las vejaciones del que te odia. La Eucaristía que portas en ti, sólo ella, es la que le mantiene alejado. Porque te odia cada vez más y con todos los medios de que dispones trata de turbar e impedir tu labor. También por esto le exhorto a Romualdo a que no se distraiga con otros cuidados que son otros tantos falsos escenarios que le presenta para desviarle, retardar y distraerle con menoscabo de tu labor que, en verdad, es esto tan sólo: mi labor.
antes de que la Catedral de la total reconstrucción evangélica
se completara y fuera corregida por la portavoz,
sería su gran victoria
Que tenga caridad, mucha caridad con todos; pero que no te deje, pues me causaría dolor. Tú eres la persona a conducir hasta lo último sin otras metas y sin abuso de confianza en Dios. No tiente a la Providencia y tenga presente que Satanás, de todo lo que es la vida ordinaria, acontecimientos, necesidades, miedos, disgustos, estrecheces y demás, hacer armas para cortar la última raicilla, lo que, de poder conseguirlo antes de que la Catedral de la total reconstrucción evangélica se completara y fuera corregida por la portavoz, sería su gran victoria.
¿A quién confiar el pequeño Juan? "Juan, aquí tienes a María tu Madre", "María, aquí tienes a tu hijo Juan" (Jn 19, 26-27). Los nombres indican a quién confiarte, si bien habría preferido que María hubiese estado exclusivamente bajo la custodia de Romualdo. Sin embargo es bueno que te habitúes a otras voces aunque no sea sino para echar en olvido penosos recuerdos...
Y no trates de indagar si él era o no un instrumento... El hombre lo es muchas veces sin merecerlo siquiera. En verdad, en verdad te digo que sólo en la proporción de diez a mil mueren los hombres, aun cuando hayan sido siempre unos santos, sin haber sido una vez siquiera instrumento de Satanás. No pienses, no pienses en eso y ruega por él.
Y basta por ahora, mi pequeño Juan, llama que no se apaga porque Yo me derramo en ella.
Satanás, tan pronto se manifestó mi misión de profeta y de justo,
me comprendió.
Pero dile esto al Padre: que Satanás es no sólo astuto y envidioso sino también espíritu inteligente. No perdió esta su cualidad de cuando fue arcángel esplendoroso, sólo que ahora la cumple para el mal. El sabe por anticipado. Y si no me reconoció por el Cristo antes de la hora fue porque se realizó en mi favor una operación de especial poder divino. Mas, tan pronto se manifestó mi misión de profeta y de justo, me comprendió.
Tú... ¿ya sabes cuando se inició la tuya? No. No lo sabes. Mas él la vio desde su primer destello e inició su obra. Y así es con tantas otras cosas. Satanás es astuto y da vueltas sin descanso alrededor de las almas para escuchar sus secretos coloquios con Dios que tienen lugar aun si saber la propia persona que tiene su alma en coloquio con Dios.
Vete en paz".
121-124
A. M. D. G.