27 de diciembre

 

se me aparece S. Juan apóstol

 

 

Cómo será juzgada Dina R.

 

 


 

Aún estoy en la Comunión cuando se me aparece S. Juan apóstol en un bosque de olivos: rubio, sonriente, con un vestido lila y manto avellana claro. Parece que viene a toda prisa. Se vuelve a mirarme, me sonríe y me llama: "¡Hermanita!" "¡Oh, Juan!", le respondo correspondiendo a su sonrisa con la mía.

Permanece así hasta que recibo la Eucaristía. Después, mientras hago la acción de gracias y, más tarde aún, hasta que... he de ejercitar la paciencia escuchando chácharas que no me interesan y que no tienen otro valor que el de ejercitar la paciencia con personas molestas...

Mas ahora, mientras aún estoy escuchándolas, me formulo una pregunta –y es ésta: "¿Cómo será juzgada Dina R. a la que Jesús no nombró en su dictado a favor de Antonio R.?"– a la que el apóstol me contesta: "Le será aplicado, o mejor, le será aplicada la palabra de la Cruz: "Padre, perdónala porque no sabe lo que se hace" (Lc 23, 24). Pero considera que aquí, al agraviar con su sarcasmo consciente lo que no debe ser objeto de burla, esto es, Jesús, Señor nuestro, no perdona en propia persona. El perdona las ofensas inferidas a Jesucristo, Dios y Hombre. Mas para las dirigidas contra la Divinidad Una y Trina y, por tanto, hechas particularmente contra el Poder y el Amor (el Padre y el Espíritu), El, que sabe que únicamente Dios puede perdonar los pecados cometidos contra el Espíritu de Dios –porque sólo el Altísimo y Divino puede otorgar esta absolución– dirige al Padre su plegaria en favor de la culpable. Y el, que la conoce, confía en la Misericordia del Padre. Y yo con El; pues yo que oí cómo pronunció aquellas palabras desde la Cruz, no puedo dudar de la eficacia de las mismas.

Adiós, hermanita. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté siempre contigo".

Y se va rápido como vino.

126-127

A. M. D. G.