9 de enero

 

 

Todo instrumento de Dios

ha de disponer de testigos

 

TÚ TAMBIÉN testigos

 

 


 

Todas las acciones del hombre, por más que se realicen en secreto, tienen siempre por testigos el ojo de Dios y el ángel de la guarda. 

  Todo instrumento de Dios ha de disponer de testigos que depongan ante los tribunales competentes acerca de la verdad y de la manera de desenvolverse.

   Son tus testigos el Padre que te conforta y ayuda...

  Y aquí la Eterna Sabiduría me ordena que te dé este consejo:

 


 

La voz inmaterial de mi avisador interno me despierta a las seis menos cuarto y me saluda así: "Que el Señor se manifieste cada vez más a tu espíritu y te instruya". Espera a que haya gustado este saludo y esté bien despierta para añadir: "Escribe". Me siento, cojo el cuaderno y la pluma y dicta él:

 

Todas las acciones del hombre, por más que se realicen en secreto,

tienen siempre por testigos:

el ojo de Dios y el ángel de la guarda.

 

"Todas las acciones del hombre, por más que se realicen en secreto, tienen siempre por testigos: el ojo de Dios y el ángel de la guarda. Mas hay acciones de una especial categoría que necesitan de testigos aun entre los hombres. Son éstas las acciones que por su misma extraordinariedad resulta difícil aceptar debido a su "simplicidad". Son simples como todo lo que procede de Dios que, en su grandiosidad, es el Ser más simple que existe, compuesto tan solo de Sí mismo, agente de acciones puras, rectas. derechas: acciones todas ellas simples al no estar maleadas con segundos fines y no ser desordenadas ni tortuosas. Las acciones extraordinarias y de la Gracia son simples como el Origen del que proceden. Mas la mayor parte de los hombres, como castigo de su materialidad consentida, no aciertan a comprender esta sublime simplicidad y la niegan o bien se burlan de ella o la tildan de fraudulenta para rebajarla y, de este modo, rebajar a Dios en sus manifestaciones de gracia.

 

Todo instrumento de Dios ha de disponer de testigos

que depongan ante los tribunales competentes acerca de la verdad

y de la manera de desenvolverse.

 

Y he aquí entonces que se exige, por prudencia divina, la presencia de testigos tomados de entre los hombres que hayan convivido con un instrumento de Dios. Todo instrumento de Dios ha de disponer de testigos que depongan ante los tribunales competentes acerca de la verdad y de la manera de desenvolverse. Los tuvieron las grandes y las pequeñas voces, los grandes santos de acciones clamorosas, como también los santos en gran parte desconocidos por haber vivido enclaustrados o en el secreto de sus casas. Los tuvieron los llamados a presenciar apariciones o a divulgar una devoción querida por el Señor. Y los tienes tú igualmente, alma escogida para transmitir la Voz Santísima a los hombres que, si han de "vivir", necesitan "creer, conocer y amar".

 

Son tus testigos: el Padre que te conforta y ayuda...

 

Son tus testigos: el Padre que te conforta y ayuda. Marta que te asiste y tus primos a los que has salvado. ¡Qué testigos todos ellos de tu laborar en el Señor! Satanás nunca trabaja contra sí mismo. Ellos eran de Satanás y ahora son de Dios. Testimonio éste mil veces más poderoso que el de cómo vives, te nutres y descansas. Y escribes sin ayuda de libros ni de elemento científico alguno que explique la doctrina como tuya cuando te la proporciona la infinita Sabiduría. El mundo no lo puede admitir y pretende explicarlo todo con una palabra: "ayudas de ciencia adquirida". No. Es Dios, el Altísimo al que yo adoro, Quien habla y comunica la luminosa doctrina. ¡Gloria al Señor!

Son también testigos aquellas personas que la amistad, las circunstancias y el azar te traen. Al contacto tuyo, sabiendo, dudando y hasta ignorando totalmente lo que tú eres: "la portavoz", ven no obstante lo suficiente como para ser testigos el día de mañana. ¡Y lo quieren! ¡alma mía, son necesarios!

 

Y aquí la Eterna Sabiduría me ordena que te dé este consejo:

 

Y aquí la Eterna Sabiduría me ordena que te dé este consejo: Cuando el Padre Romualdo haya puesto de su parte a Superiores de su orden y a otras personas de probada y segura fe, no sólo en Dios mas también en la obra de Dios en ti, no te retraigas de que te conozcan y de que te interroguen. Cierto que es circunstancia penosa; pero los hombres, aun los mejores, son unos eternos Tomases que sólo se persuaden viendo. ¿Y eso qué importa cuando el instrumento es simple y equilibrado en todo momento y en todos sus actos?

Otro consejo más: Si el Ordinario, con ánimo justo, dispusiese el examen de los escritos y pidiera explicaciones y referencias de ti que no te puedes mover ni caminar, se aduzca como prueba principal la de los Belfanti y, si preciso fuere, se pongan los mismos en relación con el que examina. El testimonio de José B. es de capital importancia ¿Que no hay más que uno? No importa. Repetido, una vez transcurrido cierto tiempo, viene a adquirir mayor importancia.

Alma querida, he transmitido cuanto dijo el Señor habiéndolo ampliado por orden suya. Regúlate y que se regule el Padre conforme a esta enseñanza ya que todo instrumento tiene y debe de tener sus testigos. La gracia del Señor esté siempre contigo".

(la frase de Satanás que escucha está en el dictado sobre Satanás) (No comprendemos el sentido de la frase que parece inserta en fecha posterior)

 

No pude escribir ayer la respuesta de Jesús a aquellas mis preguntas: ¿Por qué pues Dora debe de temer testigos? ¿Acaso porque ella, una vez salida del sueño espiritual, no recuerda lo que en él recibió?"

Entonces Jesús, a pesar de haberme hecho yo a mí misma tales preguntas, me respondió: "¡Pero si tú también tienes esos testigos! Todo instrumento de Dios tiene sus testigos. También Bernardeta los tuvo en sus compañeras pastoriles, Teresa Neumann en sus parientes y el párroco; y así de los demás. Los debe haber en todos los casos para atestiguar la verdad".

Lo dijo igualmente la otra vez, pero, al no haberlo yo escrito enseguida por verme imposibilitada de hacerlo, nada sino esto habría podido decir de no poner de mi cosecha cualquier disparate...

Jesús, que quiere que esta explicación sea conocida y aparezca clara, le encarga a mi Admonitor angélico que me la repita y la complete con los dos consejos que anteayer no se dijeron; de lo que estoy segura. Digo yo también con el Ángel: "¡Gloria al Señor!"

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A. M. D. G.