21 de enero

 

 

Jesús dice como quiere que se escriba su Obra

 

normas PARA COnocer los fenómenos que son

de Dios o del Enemigo

 

 


 

Vuelvo a repetir que, en materia tan grave y con un instrumento tan acabado, es obligado no dejar que se acumule el trabajo sino irlo copiando y corrigiendo...

  Desprovista de mi luz, María es una pobre mujer cualquiera 

 Y ahora una lección exclusivamente toda para ti, siervo para Mí, muy querido

  Como se distinguen los fenómenos, si son de Dios o del enemigo

  En fin, se da una señal inconfundible en el propio sujeto y es que a mi acción en un ser se corresponde siempre la acción de ese ser.

 


 

Dice Jesús:

 

Vuelvo a repetir que, en materia tan grave y con un instrumento

tan acabado, es obligado no dejar que se acumule el trabajo

sino irlo copiando y corrigiendo...

 

"Hace treinta y tres días que te dije: 'Nada más daré mientras no esté todo puesto en orden como lo exige la prudencia'. Y te lo dije de tal forma que preferiste que no fuese a ti únicamente a quien se lo dijese sino que lo repitiese también mediante un dictado claro dirigido al que te guía. Y ocho días después, llegada la ocasión, cumplí tu deseo. Ahora todo está a punto, copiado y corregido como se ha hecho. Vuelvo a repetir que, en materia tan grave y con un instrumento tan acabado, es obligado no dejar que se acumule el trabajo sino irlo copiando y corrigiendo al paso a fin de que no queden partes incompletas en caso de muerte u otra circunstancia.

Jamás abuséis de una confianza que, en tal caso, ya no sería prudencia. Obrad como si cada hora fuese la última y portaos de igual manera en todo. Y esto debéis tenerlo también presente en el tomar las medidas oportunas para acompañar al instrumento hasta que todo se haya cumplido. Las penosas experiencias del año 1944 marcaron a fuego a la portavoz que dice: "Ya no puedo fiarme de otros y si hubiese de quedarme sola no podría consignar ni una sola palabra".

No puedo permitir que de esta labor se haga burla o poco menos, ni que quede manuscrita sin mecanografiar ni corregir. Hemos de tener cuidado con el mundo obtuso y perverso, siquiera sea éste el eclesiástico, con un mundo que no se cuida de revisar para aprobar sintiéndome a Mí en la Obra sino que con el mayor empeño la viviseccionaría para ver de encontrar en ella alguna palabra que, bien por la confusa caligrafía de la portavoz o por un error de copia, diese lugar a detectar aparentemente un error teológico o histórico tal vez. Esta es la verdad y por eso tomo Yo las debidas prevenciones para que esa mala intención quede frustrada.

Durante estos treinta y tres días he dado tan sólo dos visiones evangélicas. Y las he dado porque, a través de ellas, como tantas otras veces, te he querido hablar a ti, Romualdo. Estas mis escenas evangélicas son lecciones. Lecciones hasta para la vida diaria particular y casos particulares. De no ser así, una vez iniciadas las visiones, no hubiera dado escenas salteadas sino que habría dado comienzo con la primera palabra de los 4 Evangelios y continuado con orden. Por el contrario, he ido proporcionando los episodios de acuerdo con las necesidades de cada momento para sostener a la portavoz en la pesada cruz que debía llevar poco después (enero-marzo1944), en la que llevaba (mayo-octubre 44) (Para la debida sucesión cronológica de los hechos, uno de los dos 1944 debe ser error de escritura, pues, o debe ser cambiado el primero por 1945 o el segundo por 1943) y para evangelizar a José B., que estaba luchando con Satanás, para prepararle al dictado que le ha separado para siempre de él y de sus herejías. Después, una vez cumplidas las dos necesidades antedichas, he ido desarrollando regular y ordenadamente la reconstrucción evangélica. Ahora bien, son muchas las veces que te hablo, Romualdo, a través de ella o a través de los dictados no evangélicos que doy y que son todos para que te iluminen y te guíen. Y así, para ayudarte, te he dado de un modo extraordinario los dos últimos, pues no quería dar nada hasta tanto se pusiera todo del modo que se ha hecho.

 

Desprovista de mi luz, María es una pobre mujer cualquiera

 

Ahora ten en cuenta y recapacita que, como he callado por espacio de 33 días, podría callar para siempre. Y lo haría si a la Obra se le pusiesen obstáculos que pudieran lesionarla. Si para realizar una prueba tú le dijeses: "Vamos a ver si repites la última visión", verías que no sólo le faltarían palabras sino que la propia descripción del hecho resultaría defectuosa y pobre. Desprovista de mi luz, María es una pobre mujer cualquiera. En ella queda tan sólo el regusto espiritual de la lección recibida, circunstancia que agranda en ella la voluntad de obrar santamente en todo conforme al amaestramiento recibido. Visión pasada, visión que ya no puede repetir con su mente. Si Yo, por prudencia, al carecer vosotros de posibilidad de dar a la imprenta lo que ella escribe, cesase de querer de ella las descripciones de lo que ve y siente, a buen seguro que no tendríais ni una sola palabra. La hija estaría y seguiría estando siempre entre mis brazos, pero todos los demás carecerían definitivamente de lecciones. Reflexiona y haz que todos recapaciten sobre esto.

 

Y ahora una lección exclusivamente toda para ti,

siervo para Mí, muy querido

 

Y ahora una lección exclusivamente toda para ti, siervo para Mí, muy querido. No es reproche ni lo tomes por tal. Es caricia de quien te ama y no quiere que, ingenuamente, des pasos en falso o inútiles. ¿Acaso tomarías a mal el que un buen padre te dijese: "Dame la mano para que te guíe por este sendero tortuoso", o bien: "¿Ves, hijo mío?, esta flor, esta baya no son buenas. Parecen, mas no lo son. Nunca gustes de ellas pues ocultan jugos nocivos". Tampoco tú, niño inmortal, debes tomar a mal el que te amaestre en una cosa. Tú eres de los míos, de los de sin malicia, de esos que en el fondo se encuentran indefensos contra el mundo astuto y contra Satanás, astutísimo en sus obras. Ello es una gloria; mas también un continuo peligro. Y Yo a estos indefensos, precisamente por ser tales, les presto una ayuda particular para que no les engañen con falsas apariencias.

 

Como se distinguen los fenómenos, si son de Dios o del enemigo

 

No debes aplicar una misma medida a todos los fenómenos sobrenaturales. Sobrenatural es todo lo que rebasa el mundo natural. ¿No es así? Mas en lo sobrenatural, en lo extranatural, existen dos corrientes, dos ríos: el que viene de Dios y el que viene del Enemigo de Dios.

Los fenómenos, tomados exterior y superficialmente, son casi idénticos porque Satanás logra simular a Dios con la perfección del mal. Mas una señal de los míos es la paz profunda y el orden que se dan en los fenómenos y que se comunican al que los presencia; y otra, el acrecentamiento que se opera en las facultades naturales de inteligencia y de memoria, porque lo sobrenatural paradisíaco es siempre Gracia y la Gracia aumenta incluso las facultades naturales del hombre para recordarla con exactitud en sus manifestaciones. Por el contrario, de los fenómenos que no son míos fluye siempre un no sé qué, un algo que turba o que disminuye la habitual seriedad sobrenatural, despertando curiosidad y ese sentido de festivo y vacuo interés cuando vais a algún espectáculo de teatro, de malabaristas u otros por el estilo. En los fenómenos que no son míos hay siempre desorden y, tras el chisporroteo de los cohetes cegadores, humo y niebla que privan de su diafanidad a la luz preexistente por la que visteis y oísteis, pero que después nada recordáis con exactitud perfecta, cayendo en contradicciones hasta sin querer. Satanás, con su mano ungulada, embrolla más y más para poder burlarse y desmadejar.

 

En fin, se da una señal inconfundible en el propio sujeto

y es que a mi acción en un ser se corresponde siempre la acción de ese ser.

 

En fin, se da una señal inconfundible en el propio sujeto y es que a mi acción en un ser se corresponde siempre la acción de ese ser. Me explicaré:

Cuando Yo amaestro, todo se transforma en el amaestrado. Se despierta en él un acuciante deseo de llevar a la práctica cuanto le digo y no por fases lentas de elevación, como ocurre en los habituales deseos de santificarse, sino que, con rápidos pero duraderos cambios, el alma se eleva y muda de lo que era a lo que Yo quiero que sea. Son éstas las almas pletóricas de una "buena voluntad" que muele y destruye en ellas todo lo que antes era el yo y las recompone dándoles una nueva forma conforme a mi modelo. Son las incansables artífices de su yo inmortal. Ved cómo se cambian al bien; mas nunca se conforman con el grado de bien alcanzado y trabajan para llegar a la más alta perfección, no por propio orgullo sino por mi amor.

Las almas que, por el contrario, son falsas contemplativas, se encuentran a falta de esta incansable metamorfosis. Ellas, aliadas en este caso de Satanás, se alimentan y gozan de lo que tienen y, a las veces, tuvieron en un principio realmente un don mío; mas se acomodan en el orgullo de ser "algo", yendo este "algo" creciendo como animal sobrealimentado día a día y, en efecto, se supernutren con el orgullo que Satanás vierte silenciosa y abundantemente en torno de ellas, llegando este "algo" a engordar de un modo monstruoso. Sí, monstruoso, porque pierde el aspecto primitivo, el mío, y toma el satánico. Se rodean de una aureola de falsas luces, explotan esa celebridad más o menos relativa para coronarse y, contemplándose, dice: "¡Ya estoy en mi puesto! ¡Ya llegué a él!". Y de tal modo se ciegan que no aciertan a ver lo que son. Y hasta tal punto se ensordecen que ya no saben apreciar la diferencia existente entre las voces que resuenan en ellas. ¡Cuán diferente es la mía de la de Satanás! Y, con todo, no la distinguen. Y, al tiempo que Yo me retiro, Satanás las obsequia con lo que ellas quieren: vanidades. Y con ellas se adornan...

¿Qué es lo que puede hacer Dios con estos voluntariosos del Mal que prefieren el vestido iridiscente, la luminaria y los aplausos a la cruz, a la desnudez, a las espinas, al ocultamiento, a la labor asidua sobre sí mismo y al promover en su entorno el bien para sí y para los demás? ¿Qué ha de hacer Dios con estos histriones de la santidad, todo patrañas y mentiras? Dios se retira abandonándolos al padre de la Mentira y de las Tinieblas. Y ellos se regodean con los dones que Satanás les otorga en premio de su comportamiento. Se profesan "santos" porque ven que logran cosas extranaturales sin saber que las mimas son fruto de su orgullo, alimentado por Satanás. Y no mejoran, ¿sabes?, no mejoran porque, si bien aparentemente no retroceden, es patente, aún para los más superficiales observadores, que no mejoran.

Romualdo, ¡ojo con las facetas multicolores que, al final, se resuelven en niebla! Yo siempre dejo luz, cosas concretas, ordenadas y claras. ¡Ojo con los falsos santos que son más perniciosos para mi triunfo que todos los pecadores manifiestos! Lo sobrenatural, que es santo, Yo lo suscito y debe ser aceptado y creído. Mas no ha de aceptarse a primera vista cualquier frasco que lleve la etiqueta de: "Óleo de sabiduría sobrenatural", o también cualquier libro cerrado sobre el que aparezca escrito: "Aquí está Dios". En primer lugar, que no despidan hedores de infierno y, en segundo lugar, fórmulas heréticas tampoco. Observad, prescindiendo del lenguaje figurado, si, de entrada, es humilde y santa con exceso su actividad. Si veis que su evolución hacia el Bien es lenta o ésta no se da en absoluto, abrid los ojos. Si en esta alma descubrís complacencia en ser notada, abridlos dos veces, y tres, diez y setenta veces si la veis que es soberbia y la sorprendéis en mentira.

La paz sea contigo, Romualdo María. La paz sea contigo, María".

156-160

A. M. D. G.