Noche del 28 al 29 de enero

 

 

mi sufrimiento es por demás tremendo

 

 


 

Por qué calificas de tremendo a lo que viene de Dios

  Podría aumentártelo; mas, al mismo tiempo, crecería tu capacidad de tolerancia porque crecería el amor 

 Mas el que se lamenta no consuela

 


 

Me lamento de lo excesivo de mi sufrimiento y digo: "Es por demás tremendo".

A lo que S. Azarías me dice:

 

¿Por qué calificas de tremendo a lo que viene de Dios?

 

"¿Por qué calificas de tremendo a lo que viene de Dios? ¿Por qué dices que es insoportable? ¿Cómo puedes llamar atroz a lo que es coparticipación con la Redención de Cristo? Atroz es el infierno. Insoportable lo que viene de Satanás. Tremendo puede únicamente ser lo que procede del Odio. Dios nada impone por encima de lo que la criatura puede soportar. Tan sólo cargó la mano sobre su Hijo. Aquellos sí que fueron sufrimientos sin medida y, con todo, Cristo, que conocía la justicia de los mismos, los soportó sin calificarlos de tremendos, atroces o insoportables porque, expresarse así, hubiera sido acusar al Padre de herirle sin caridad.

 

Podría aumentártelo; mas, al mismo tiempo,

crecería tu capacidad de tolerancia porque crecería el amor

 

Las almas víctimas deben identificarse en todo con la Víctima. Llora, pero no digas que es excesivo lo que sufres, ya que es proporcionado a lo que puedes soportar. Podría aumentártelo; mas, al mismo tiempo, crecería tu capacidad de tolerancia porque crecería el amor, ya que el aumento de amor equivale a aumento de fortaleza. ¿Crees que le agrade a Dios verte sufrir? Ni lo pienses. Como sufría también de ver al Hijo del hombre sufrir en la cruz por los hombres. El, la Bondad, sufre de tenerte que hacer sufrir. Mas tú lo solicitaste para asemejarte a Jesús en todo y Dios accedió a tus deseos.

 

Mas el que se lamenta no consuela

 

Contempla el momento actual del mundo. ¿Ves cómo está saturado de pecados? Pues bien, este momento lo contempló Jesús en las últimas 24 horas de su vida humana, como también te contempló a ti que le habías de consolar. Mas el que se lamenta no consuela.

¡Ánimo pues! ¡Un poco de heroísmo! Canta conmigo: "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo". Y calla.

Prometo no calificar más de "tremendos" mis dolores.

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A. M. D. G.