9 de febrero

 

 

vISIÓN DE Un joven servita

fray Venancio M. Quadri

 

 


 

Yo ignoraba que nunca hubiese habido un fray Venancio M. Quadri

 


 

Ayer noche, entre sexta y nona, mientras sufría tanto en una verdadera agonía de la cruz, tuve una singular visión.

Veía a un joven Servita, no muy alto, más bien delgado aunque no flaco ni de aspecto enfermizo. Me recordaba un poco al Padre Pennoni, pero sin gafas ni defectos físicos. ¿Era ya sacerdote o tan sólo un novicio? No lo sé. Veíale de frente, vestido con el hábito y sin capa. ¿Estaba muerto o en éxtasis? No lo sé. Lo veía absorto, elevado del suelo por un rayo vivísimo que bajaba, un tanto oblicuo, del pecho de la Virgen María que, vestida de blanco y gloriosa, se presentaba desde lo alto de los cielos para llamar a Sí a su siervo. La Virgen, en un todo semejante a la Inmaculada de Sor M. Catalina Labouré, no tenía sin embargo otros rayos que ese único que brotaba de su pecho a la altura del Corazón Inmaculado. Yo la veía de perfil y por eso no puedo decir si era visible su sagrado Corazón. Veía su gloriosa belleza y la potente luz del rayo de su Corazón que descendía de lo alto sobre el Servita que parecía ser aspirado por él y subía, entornando los ojos de cuando en cuando, y dirigiendo una mirada de indecible amor a María. Después los volvía a cerrar permaneciendo con una sonrisa de éxtasis en su rostro. Tenía las manos cruzadas sobre el pecho con los dedos dirigidos a los hombros.

¿De éstos tiempos? ¿De otros siglos? No lo sé. ¿Será algún bienaventurado de la Orden particularmente devoto del Corazón Inmaculado de María? ¿O es que ha muerto en estos días algún joven novicio o sacerdote de la Orden? Nada sé. Digo únicamente lo que he visto. El lugar en donde se desarrollaba la escena era, al parecer, una iglesia, en la nave menor de la derecha junto a una capilla de la que tan sólo veía la embocadura. La Virgen, en cambio, aparecía directamente sobre el altar mayor, pero en alto, muy en alto, en el Cielo.

 

Nota del 10 de febrero de 1946

El P. Migliorini, tras haber leído esta descripción del joven Servita desconocido subido a la gloria por María Santísima, me trae esta mañana un librito sobre cuya portada aparece figurado un joven Servita al que reconozco enseguida por el ya visto. Sólo que en la visión aparecía sin gafas y un poco más enjuto de rostro, si bien muy poco.

 

Yo ignoraba que nunca hubiese habido un fray Venancio M. Quadri

 

Yo ignoraba que nunca hubiese habido un fray Venancio M. Quadri (Clérigo profeso de la Orden de los siervos de María (1916-1937), ni que hubiese muerto en olor de santidad. Por tanto, desconocido del todo. Tanto es así que estaba dudando de si lo que había visto era un éxtasis del bienaventurado Juan Ángel o de si habría muerto el P. Pennoni y nuestra Señora me quería dar a entender que la misericordia de su sagrado y maternal Corazón, junto con mis plegarias, habíanle conseguido la absolución de sus culpas, haciendo que su muerte fuese el ingreso en el Paraíso. Estos eran mis pensamientos tras la visión.

Me alegra conocer quién es el bienaventurado. Y no dudo en declarar que, así como le he reconocido en el retrato de la cubierta y por la posición de los brazos y de la cabeza levemente inclinada a la derecha en el dibujo de M. Barberis de la página 47, digo también que no abrigo la menor duda de que él está en la gloria gozando de la visión de Dios Uno y Trino y de María Santísima que me lo hizo ver envuelto en el rayo amoroso y purísimo salido de su Corazón Santísimo y aspirado al Cielo por Ella, por esa Madre hermosa y purísima.

166-168

A. M. D. G.