10 febrero 1946
lA oFRENDA, la coronillas,
el calendario místico
y el himno al amor y al dolor
Acto de ofrenda como Víctima a la Justicia y al Amor
Dos coronillas mías a las 5 Llagas.
Otra coronilla para obtener la resignación
Me dice nuestro Señor que trascriba mi acto de ofrenda, el himno a Jesús Crucificado y otros detalles espirituales que prepararon mi estado actual. Obedezco poniendo por delante estas breves notas.
Hice solemnemente mi ofrecimiento de víctima del Amor misericordioso el día de la Santísima Trinidad del año 1925. Mas después, por una fuerza que me impelía y por una premonición de acontecimientos mundiales que más tarde tuvieron cumplimiento, todo esto: de julio de 1930 a mayo de 1931, sentí la necesidad de aconsejar, a través de la prensa de Acción Católica Femenina, una verdadera cruzada de almas víctimas para salvar al mundo. Rechazada con dureza mi propuesta que yo la sentía aconsejada por Dios y, concretamente, el 17 de mayo de 1931, alegando que eso no era necesario porque, tanto en Italia como en las demás naciones todo se hallaba en perfecta armonía entre la Iglesia y el Estado y en los Estados entre sí; visto que sólo 14 días después Dios, mediante una dolorosa prueba (lucha contra la Acción Católica) desmentía los excesivamente fáciles optimismos, pensé en llevar a cabo conmigo lo que a los demás parecíales inútil realizar.
Temblaba un poco para ofrecerme a la Justicia recordando las palabras de Santa Teresita del Niño Jesús: "Si os ofrecisteis a la Justicia, debéis temblar; mas no para ofreceros al Amor misericordioso, ya que Él os tratará con misericordia". Mientras fluctuaba entre el sí y el no, llegó el día del Sagrado Corazón de Jesús de junio de 1931. En la Misa, cantada por las del círculo, inmediatamente después del Gloria, se me ofreció la visión mental y el conocimiento asimismo mental de todas las desventuras que nos han torturado durante estos 10 últimos años. Una contemplación apocalíptica... Se apoderó de mí tal angustia y un llanto tan irrefrenable que ya nada más veía sino el báratro en el que el mundo se hundía y la necesidad de poner víctimas como puntales para impedir o al menos detener la marcha del mundo hacia el precipicio. Hubieron de llevarme y conducirme fuera de la iglesia al final de la Misa pues yo nada veía de tanto llorar... Una vez llegada a casa, escribí mi acto de ofrenda que más tarde realicé solemnemente el día de la Preciosísima Sangre. Helo aquí:
Acto de ofrenda como Víctima a la Justicia y al Amor
¡Oh Dios mío!, origen y término de todo poder, de toda sabiduría y de todo bien; Amor eterno e increado, Trinidad Santísima, seas Tú bendita ahora y siempre y amada y adorada por todos los siglos de los siglos.
Para que este amor por Ti se dilate e invada toda la Tierra y se instaure en ella el Reino de Cristo trayendo a los hombres la paz, esa paz que sólo viene de Ti, fuente de agua viva que sacia toda sed y proporciona la vida eterna, yo, aunque miserable y pecadora, me atrevo, desde el abismo de mi nada, a elevar mi corazón, mi vida y toda yo misma hacia Ti, Trinidad bendita, y a ofrecerte esta mi nada como hostia de expiación y de amor para el advenimiento de tu reino, para el florecimiento de esta tu paz, para la redención de las almas, de aquellas a las que amo y conozco, de aquellas que me son más queridas por los lazos que me unen a las mismas, como también de aquellas que son para mí extrañas o enemigas.
Que este sacrificio que yo te ofrezco, ¡oh Dios!, a través de la intercesión de María Santísima y de San José, llegue a serte grato dentro de su pequeñez. Es todo cuanto puedo darte y lo doy con gozo por la conversión de las almas, la paz mundial, la prosperidad, tranquilidad, paz y todo otro bien de mi Patria; por el triunfo de la Iglesia sobre sus enemigos, por el retorno a Dios de aquellas naciones que actualmente son presa de Satanás y de los cismas; por la perfección del Sacerdocio, mi salvación eterna, la de mis padres y de todas aquellas almas a las que he amado, instruido en tu Ley y dirigido a Ti.
Si yo comparase los fulgores de tu poder con mi miseria, quedaría anonadada ante tanta omnipotencia; si confrontase mi nulidad y mi culpa con tu perfección, tendría que huir como una indigna de tu presencia; mas yo me fío de Ti como Te plazca y me doy a Ti con todo lo que soy, con mi pasado, mi presente y mi porvenir, con mis culpas, mis conatos de bien y mis caídas; con mis deseos inmensos de amor por Ti y por las almas. Yo creo que Tú eres Amor, Misericordia y Bondad; que eres el Padre, el Hermano y el Esposo de nuestras almas; que eres la Caridad hecha carne y que a ninguno rechazas de tu seno amoroso. Estoy pues segura de que te inclinarás piadoso sobre esta tu pequeña esclava para acoger su ofrenda, escuchar su plegaria y acceder a sus deseos.
¡Oh!, yo me estaré a tus plantas, mientras a Ti te plazca, aguardando a que tu sonrisa me diga que te ha agradado mi ofrenda. Y no me desalentará la espera porque sé que ella es una prueba que Tú me das para probar mi fe, como tampoco mi nulidad porque yo la revisto con los méritos de mi Amado que vive en mí. Y repito las palabras inefables de mi Verbo adorado, de mi Maestro y Redentor y para presentar mi plegaria a Ti: "Eterno Padre, perdona a los hombres porque no saben lo que hacen", perdónales por los méritos de Cristo, de María, de los Mártires y de los Santos, y si para aplacar tu Justicia ofendida fuesen necesarias nuevas hostias de expiación, aquí me tienes, Padre inmólame por la paz entre los hombres y Dios, entre los hombres unos con otros y por el advenimiento de tu Reino.
¡Oh Amado mío!, tu Corazón sangra, herido de continuo por esta marea de culpas que invade la Tierra al paso que tu sed de amor crece en la medida que la humanidad se aleja de Ti. ¡Oh!, tómame como hostia consoladora de tu amor vilipendiado. Querría renovar esta ofrenda por cada vez que una culpa te hiere y una nueva ofensa se lanza contra la Santísima Trinidad; querría ser inocente y rica de méritos para poderte consolar más; y querría que hubiese conmigo legiones de almas dispuestas para ofrecerse a tu amor. Mas, ¡ay!, que me encuentro pobre, sola y culpable por añadidura. No me arredran con todo mi incapacidad, mi miseria ni mi soledad, pues soy como a Ti te place y esto me basta y me anima al ofrecerme a Ti. Eres Tú el que has puesto en mi corazón esta sed siempre en aumento de amor y de inmolación y esto me indica que Tú me quieres por más que soy pobre, débil y una pura nada que desaparece ante tu inmensidad.
Consciente como soy de esta mi pequeñez, te ruego que no me trates como esposa ni hermana. Tú eres el Dueño del Cielo y de la Tierra y yo un átomo de polvo... Tú eres el Rey de reyes y yo la última de tus súbditos. Mas, al modo como en un palacio están los íntimos del soberano que con él comparten los días en afinidad de afectos y están igualmente los siervos cuyo único deber es el de obedecer, así yo deseo también ser considerada por Ti como una sierva, o mejor, menos aún, Amado mío: Quiero ser la esclava cuya única finalidad es la de servir con humildad y fidelidad a su Señor. Quiero ser el instrumento ciego empleado para el triunfo del Amor misericordioso sobre la Tierra, la humilde esclava que se entrega toda por la causa de su Rey, la criatura que está hundida en el polvo al pie de tu trono para sofocar con su pobre canto el alarido blasfemo de los pecadores, para consolar con la fidelidad de su amor tu Corazón traspasado y ganar para Ti con su oscuro sacrificio muchas almas. Tú mismo dijiste, Jesús amado, que el más grande amor es el de quien da la vida por sus amigos. Aquí pues vengo yo y me ofrezco a Ti, mi único perfecto Amigo, para que se establezca tu Reino sobre la Tierra y en los corazones de los hombres.
También dijiste Tú: "Cuando sea elevado atraeré todos a Mí". Yo también, a imitación tuya, quiero ser elevada sobre la cruz del dolor, sobre tu Cruz de salvación que los más rehuyen con terror y, crucificada contigo y para Ti, quiero expiar por los que pecan, obedecer por los que se rebelan, bendecirte por los que te maldicen, amarte por los que te odian, suplicarte por los que te olvidan y, en una palabra, vivir en un continuo acto de amor perfecto, refiriéndolo todo a Ti, viéndolo todo en Ti, amando todo por Ti y aceptando todo como venido de Ti, Bien mío infinito.
¡Oh Amado mío!, por la cruz que te pido, por la vida que te ofrezco, por el amor que anhelo, hazme víctima feliz de tu Amor misericordioso. Que yo viva en él y de él; que yo obre bajo su impulso; que todos mis actos, palabras, pensamientos y acciones estén marcados con el sello de este tu amor. Sea él mi escudo y mi purificación, mi gozo y mi martirio; sea él una fusión cada vez más íntima contigo hasta alcanzar la última fusión en la que el alma, libre ya, vuele a reunirse contigo para adorarte y amarte perfectamente a lo largo de una eternidad feliz.
Dos coronillas mías a las 5 Llagas.
Adoramus Te, Christe, et benedicimus tibi, quia por Sanctam Crucen tuam redemisti mundum.
Adoro, Jesús mío, la Llaga Santísima de tu mano derecha y, por el dolor de la misma, te ruego que me concedas el espíritu de caridad.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro, etc., etc. ... de la mano izquierda y... te ruego que me concedas el espíritu de contrición.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro, etc., etc. ... del pie derecho y... te ruego que me concedas el espíritu de apostolado.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro, etc., etc. ... del pie izquierdo y... te ruego que me concedas el espíritu de sacrificio.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro, la Llaga Santísima de tu costado y, por el amor de la misma, te ruego que aceptes mi ofrecimiento de víctima a la Justicia divina y a tu Amor misericordioso.
Pater, Ave, Gloria.
¡Oh Jesús mío!, por el dolor de tus carnes santas e inmaculadas traspasadas por tu amor, te ruego que me concedas cuanto te pido. Fortifícame con la Sangre santísima que derramaste de tus llagas, purifícame con el agua que brotó de tu Corazón desgarrado, enciende mi alma con el fulgor de tus heridas divinas y haz que los rayos de amor que de las mismas se desprenden se claven en mi corazón como otros tantos dardos encendidos y marquen en él la impronta de tu Cuerpo traspaso a fin de que yo venga a ser una crucificada por el amor. Concédeme por el amor de tus Santas Llagas una sed cada vez más ardiente de ti, una identificación cada vez más profunda contigo y una caridad cada vez más ardiente que me lave y purifique de mis culpas y me disponga para el Cielo.
Otra coronilla para obtener la resignación
Adoramus etc., etc.
Adoro, Jesús mío, la Llaga Santísima de tu mano derecha y, por su amor, te ruego me concedas el don de la resignación en los sufrimientos corporales.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro, etc., etc. ... izquierda y, por su amor, te ruego me concedas el don de la resignación en las penas morales.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro... pie derecho... el don de la resignación en los sufrimientos espirituales.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro, etc., etc. ... pie izquierdo... el don de la resignación en los sufrimientos, amarguras y desalientos de las enfermedades y en las ofensas, traiciones, abandonos y durezas de las criaturas.
Pater, Ave, Gloria.
Adoro, etc., etc.... de tu costado y, por su amor, te pido que me concedas la resignación en la muerte, o mejor aún: Te pido la calma, la paz y el gozo de morir. Que yo expire, te ruego en un suspiro de amor por Ti. Si las llamas de la caridad lograran invadir por completo mi alma, dulce me resultaría entonces morir por tu amor y por el de las criaturas.
¡Corazón de Jesús, sé siempre mi bien y mi amor!
¡Oh Madre mía María!, cuando con mayor fuerza ruja sobre mí la tempestad y me agobie la cruz, obséquiame con el dulzor de tu sonrisa. Cuando mi alma sufra la pasión, dame el consuelo de tu caricia. Y cuando la muerte me llene de pavor, dame tu regazo para refugiarme en él y tu corazón de Madre para consolar mi postración. ¡Oh Madre mía!, a ti confío mi vida y mi agonía. Que yo pueda morir en tus brazos para despertar en el Paraíso.
Piadoso Patriarca San José, ven a mi encuentro en el último momento para guiar mi alma en el viaje postrero hacia la salvación. Que tu mirada ponga en fuga al infernal tentador y mi alma encuentre refugio entre tus brazos que hicieron de cuna a mi Salvador y de allí emprenda el vuelo hacia el Amor eterno. San José, sé mi escudo en la batalla final para que logre morir en Cristo.
Ángel santo a mí confiado por la piedad de Dios, perdóname el poco amor que hasta aquí te he profesado, haz que yo te ame y te honre siempre de aquí en adelante y está siempre a mi lado, si bien mucho más en la hora de la muerte a fin de que el Maligno no logre turbar la serenidad del tránsito y yo expire con cristiana fidelidad y sumisión al Querer eterno. Ángel mío, acompáñame en la muerte junto con mi Jesús. 21-2-1934.
¡Oh padre mío San Francisco de Asís!, por aquel amor con que Jesucristo te amó y tú le amaste a Él, te ruego me obtengas el sufrimiento y el amor que conseguiste para ti mismo. No te pido la gloria visible de los estigmas, de los que no soy digna, sino la coparticipación íntima en las penas y en el amor de Jesús y en el tuyo, a fin de que, a imitación vuestra, muera yo de amor por Dios y por las almas. 11-3-34.
* * *
14 marzo 1897.- Nacimiento en Vía G. B. Vico, Caserta.
24 marzo (?).- Bautismo en la iglesia de Santa Elena.
2 octubre 1901.- En las Ursulinas de Milán, Vía Lauzone y mi primer encuentro con Jesús Afligido.
18 marzo 1904.- 1.ª confesión en las Ursulinas.
30 mayo 1905.- Confirmación en las Marcelinas, Vía Quadronno, Milán.
5 octubre 1908.- 1.ª Comunión en Casteggio, en las Hermanas de Nevers y consagración a la Virgen Inmaculada.
4 marzo 1909.- Me internan en el Colegio Bianconi de las Hermanas de la Caridad de Santa María Niña y de la Capitania.
1.º junio 1910.- Hija de María.
11 noviembre 1912.- Ejercicios memorables... Hago el propósito de: "Sacrificio y deber en todo y en todo tiempo" y me viene la vocación del dolor por amor.
11 junio 1916,. Sueño de advertencia: "No basta con no hacer el mal sino que también es preciso no desear hacerlo", me dice Jesús. Y esto hace de freno para los extravíos sobrevenidos por muchos dolores morales.
11 febrero 1922,. San Francisco de Asís habla a mi corazón...
1 enero 1923,. "¡Sitio! Dame el poder salvar almas para entregártelas y toma todo lo demás...".
1 enero 1924,. Renuncia del mundo y de sus afectos para mi salvación espiritual y la de muchos. Voto de castidad.
28 enero 1925,. Santa Teresita del Niño Jesús...
Santísima Trinidad 1925.- Acto de ofrenda al Amor misericordioso.
4 mayo 1928.- Esclavitud de María Santísima según el Beato Grignon de Monfort.
21 mayo 1929.- En Castelverde de Cremona. El primer aldabonazo de la muerte y del dolor. ¡Viva el amor!
25 junio 1929.- Segundo jubileo. voto de castidad, pobreza y obediencia.
6 noviembre 1929.- Postulante de la Tercera Orden Franciscana.
29 diciembre 1929.- Acción Católica femenina.
Viernes Santo 1930.- La agonía en la iglesia a las 3 horas de agonía. El primer ataque de angina péctoris.
29 junio 1930.- "¡Ecce sponsa Christi! ¡Veni...! y el amor acelera las lesiones cardiacas y consuma.
23 noviembre 1930.- Toma de hábito de la Tercera Orden franciscana y renovación de los votos y ofrendas.
1 julio 1931,. Acto de ofrenda como víctima a la divina Justicia y al Amor. Mi acto de ofrecimiento.
4 enero 1932.- El ángel custodio y el síncope...
18 diciembre 1932.- Se inicia la clausura por el agravamiento de mi enfermedad.
7 abril 1933.- Viernes de Pasión. Para acelerar la inmolación reitero el acto de ofrenda con el patrocinio de María Santísima Dolorosa.
Viernes Santo 1934.- Adorando a Jesús Crucificado y ardiendo de amor compasivo, canto, por el deseo de inmolación, mi salmo de alabanzas del dolor y del amor. (Ver más adelante).
1.º abril 1934.- Pascua de Resurrección. Resucita Jesús. Yo quedo clavada en el lecho. El corazón ha cedido tras la ardiente palpitación del viernes.
18 abril 1934.- Para que se avive más el fuego devorador, renuevo el acto de ofrenda, uniendo al de María el patrocinio de San José del que hoy se celebra la fiesta de su Patrocinio.
21 abril 1934.- Santifiquemos y hagamos uso del dolor. Me hice celadora del sufrimiento.
30 junio 1935.- La muerte de mi padre... y Jesús me pide el sacrificio de no asistirle, saludarle ni verle... estando en la misma casa...
5 octubre 1938.- Cohermana en la Congregación de María Santísima Niña con cuyo patrocinio renuevo todos mis ofrecimientos.
9 febrero 1939.- "Señor, para que este padre no pierda la fe en Ti ni la esperanza, salva a su pequeñina y dame a mi su mal", y me ataca la pleuritis al tiempo que Ana María cura milagrosamente cuando ya estaba en agonía y se esperaba su muerte de un momento a otro. Se encontraba enferma desde hacia tres meses de gangrena pulmonar tras haber tenido pulmonía y abscesos pulmonares. Tenía 15 meses...
1.º abril 1940.- Se inicia mi correspondencia con José sobre sus teorías etc., etc.
4 junio 1941.- Veo abrirse una puerta misteriosa, salir de ella una luz rutilante y dentro una Voz que me advierte que no desaire a José Belfanti antes le trate con profunda caridad porque ha podido encontrar misericordia ante el Corazón divino por su búsqueda de Dios siquiera lo haga por vías equivocadas.
2 marzo 1943.- Me dice distintamente la Voz, dándose a conocer por la de Jesús, tras haberme hablado como voz desconocida al despertar o en sueños, y uniendo a las palabras la presión de las manos que me atraen contra su pecho: "¡Pero te quedo Yo...!"
23 abril 1943.- Viernes Santo. El primer dictado.
4 octubre 1943.- Muere mi mamá... y, lo mismo que para mi padre, se me niega el asistirla, saludarla y verla... estando a pocos metros la una de la otra.
Diciembre 1943.- Las visiones.
25-31 marzo 1944.- Toma de hábito y Profesión en la Tercera Orden de los Siervos de María.
10 abril- 9 mayo 1944.- La hora del Getsemaní. La hora entre sexta y nona. La atrocidad del sufrimiento que el Cielo no consuela. La hora del infierno...
9 mayo 1944.- Torna la Palabra. El sufrimiento es atroz si bien ayudado por Jesús, mi Cirineo.
4 julio 1944.- La tentación. Satanás trata de sacar partido de la ofensa a mí inferida por personas beneficiadas, tentándome a simular la "Voz" para dejarles en ridículo. Dura lucha superada por amor de Dios.
15 julio 1944.- La paz se derrama para consolarme de los hombres crueles y de las violencias torturadoras de Satanás.
11 agosto 1944.- La promesa: "Dentro de pocos días os veréis libres" dice la Voz en contra de las palabras de los hombres desconfiados. Y el 3 de septiembre se ven libres, pudiendo yo, de este modo, conocer cada vez mejor los egoísmos humanos y estrecharme a Dios para poder perdonar... perdonar... perdonar, consiguiendo así un alma para Dios.
16-17 octubre.- José se convierte de la herejía y se libera del espiritismo tras 4 años y seis meses de lucha. (Ver más adelante).
10 noviembre 1944.- ¡El total abandono en este exilio! Tan sólo Dios. Y perdonar... perdonar para terminar de convertir...
24 diciembre 1944.- El retorno a casa, la que consagro a Nuestra Señora de Fátima además de al Sagrado Corazón de Jesús y a San José.
5 octubre 1945.- La Extrema Unción. Ofrezco la penitencia de la muerte por la vida espiritual de José que en estos meses, como alma, no ha adelantado mucho y, como pariente, se ha portado mal. Mas siempre le he perdonado para conseguir el fin apetecido y por este fin he ofrecido siempre los sufrimientos que me ha ocasionado su comportamiento.
21 noviembre 1945.- 1.ª Confesión y 1.ª Comunión de José a sus 65 años. ¡Gracias, Señor!
Y podría consignar las fechas de los golpes de flagelo, ciertamente místicos (entre el 10 y 20 de noviembre de 1944), del cáliz de la Sangre divina (hacia la Pascua de 1945), pero no tengo ganas ni fuerzas para estar buscando las fechas exactas.
Con esto termino por hoy mi calendario místico.
A continuación de la fecha del 16-17 de octubre uno aquí copia de lo que José escribió a lápiz en el 'dictado' a él dirigido. Ese dictado, con otras hojas referentes a José, se lo mandé a él por conducto del Padre Migliorini.
Esto es lo que José escribió con fecha 23-10-44:
"He leído el mensaje que el Maestro, con su gran bondad, tuvo a bien enviarme. Estoy conmovido y contento asimismo, ya que ha mitigado el dolor que en estos días me embargaba al saber que todos mis negocios han quedado destruidos y destruidos y expoliados igualmente mis bienes terrenos, viéndome en la miseria después de tantos años de un laborioso bienestar. A los bienes terrenos perdidos se contrapone un bien mucho mayor: el de haber sido perdonado por el Maestro. En relación pues con cuanto Él dice en su mensaje, no me queda sino confesar que es la pura verdad. Tenía contactos con un amigo, el cual, de buena fe sin duda, se creía 'un portavoz del Maestro'. Otro amigo, a éste ya le había comprendido, se hallaba completamente invadido por la Bestia, pues sostenía y creía firmemente poder llegar a ser en día muy próximo un mandatario nada menos de Jesús sobre la tierra. En varias ocasiones habíale expuesto a María mi gran deseo de conocer la verdad respecto del presunto 'portavoz' de Reggio Calabria; pero lo que no esperaba era recibir tanta bondad del Maestro que me ilumina acerca de mi buena fe y me indica con toda claridad cómo yo seguía una senda equivocada. Gloria y gracias a Él y que su Nombre sea siempre bendito". Firmado: "José Belfanti".
Viernes Santo 1934
Él es el hombree de los dolores, el Amado de mi corazón. Para asemejarme a Dios debo sufrir yo también.
¡A mí pues, venid a mí, caras espinas, dulces clavos! Heridme, heridme a mí, que la esposa quiere adornarse con las joyas de su Rey.
Ved cuán lánguida es su mirada y qué abrasada su boca mientras ruega sobre la Cruz por la perversa humanidad.
¿Oyes tú, corazón mío, murmurar a la "Voz" entre sollozos las palabras del amor?
¡Oh, cuán grande es su dolor! El muere por nosotros y perdona; nos promete el Paraíso e, inclinando el dulce rostro, dice: "¡Sitio!", esperando de nosotros compasión.
A esos tus labios benditos, a tu corazón paciente ¿qué es lo que yo puedo dar para mitigar su postrer afán? Y ¿con qué bálsamo a tu pecho dar alivio, oh Redentor?
"Con la fidelidad de tu afecto y el generoso sufrir".
¡Oh, a mí, venid a mí, dulces espinas, tiernos clavos! ¡Oh, ceñidme, heridme y enclavadme al duro leño! Que descanse sobre mi pecho y sobre mi corazón la cabeza de mi Rey. Con mi afecto y con mi amor yo quiero enjugar su llanto, yo quiero apagar su fiebre y confortar su agonía.
¡Bendito sea el dolor que me hace igual a Ti!
¡Bendita sea tu Cruz que me levanta hasta el Cielo!
¡Bendito sea el amor que presta alas a mi sufrir!
¡Bendito sea aquel día en que tu mirar me enfermó y más feliz el momento en que me consagré a Ti; mas seráfico el tormento que me une, oh Redentor, a la cruz y al dolor para tu gloria, oh Dios, por Ti!
¡Oh, a mí, venid a mí, dulces espinas, tiernos clavos! ¡Adornadme y esculpidme la semblanza de mi Rey!
¡Ven, ven, duro leño de la cruz empurpurado, tras ti sólo voy en busca en este suelo porque seas mi sostén!
Allá arriba, en el Cielo, entre esplendores, no más lánguido y gimiente sino en eterno esplendor, me espera ya el Redentor.
Adornada con la cruz, con sus espinas coronada la cabeza, consumida por su amor, volaré algún día hasta El.
Entre angélicos hosannas y seráficos fulgores, los tormentos y dolores a otras tantas perlas cambiarán.
¡Bendito sea el dolor, bendita sea la cruz, como también el amor que el Cielo completará!
168-179
A. M. D. G.