8-3-46
¡Qué pesada es esta cruz!
Digo: "¡Qué pesada es esta cruz!", aludiendo con ello al conjunto de cosas que sobre mí se abaten: sordera, incomprensiones, desconfianzas, titubeos, avaricias, celos, todos ellos espirituales. Porque las cosas que de verdad me hacen mal son éstas y no el sufrimiento gozoso que me une a Cristo sobre la Cruz...
Y Jesús me dice: "¡Sí que es pesada! Pero el último año es el más triste... Y, por lo demás, aquí estoy Yo siempre contigo para sostenerte ofreciéndote mi hombro... ¡Ánimo, pequeña crucificada! ¡Ánimo, por amor mío y de las almas...!".
Respondo: "¡Sí...!". Mas ¿cuándo tocará a su fin este sendero caliginoso y me veré del todo contigo en tu Luz...?
199-200
A. M. D. G.