14-3-1946

 

 

¡Mi cumpleaños!

 

 


 

Me conforta la Presencia Santísima y después, por la tarde, la aparición de Santa Teresita 

 se me hace presente el Niño Jesús del claustro de Lisieux

 


 

¡Mi cumpleaños! ¡Qué lleno de ansiedad por Paula, por la Madre Teresa enferma, por mí...!

 

Me conforta la Presencia Santísima y después, por la tarde,

 la aparición de Santa Teresita

 

Me conforta la Presencia Santísima y después, por la tarde, la aparición de Santa Teresita que vino también la tarde del día 12; pero esta vez ya no traía su rosa en la mano derecha sino en la izquierda y con la derecha me indicaba que estuviera animosa y alegre, sonriendo a la vez más jovialmente que en la aparición de febrero. Creo que fue entonces. ¡Cómo sonríe!

 

se me hace presente el Niño Jesús del claustro de Lisieux

 

Después, ya de noche (más de las 22,30), mientras Marta duerme y yo, no pudiendo encontrar descanso, leo un viejo cuaderno de "Civiltá Cattolica" (que me lo dio ayer Berardi, Franco Berardi, de Mantua, inquilino durante algunos meses, junto con sus padres, en la casa Valtorta, tras una discusión entre nosotros dos acerca de la Iglesia, para él, comunista, a la que es preciso abatir por los motivos que encuentra en el artículo de "Civiltá Cattolica"...) –del que nada entiendo porque mi mente se encuentra cansada y muy lejos de los renglones que voy recorriendo con los ojos– he aquí que se me hace presente el Niño Jesús del claustro de Lisieux que vi en enero. Ahora bien, no sostiene, como en este invierno, aquel globo frío y punzante sino que lleva entre los dedos una rosa de oro semejante en todo a la de su Teresita. Y ríe feliz, muy feliz, haciéndome señas con la flor y su manecita de que vaya allí donde El... No es de noche, como en la visión invernal, sino de día, un tibio día de primavera. El patio del claustro se ve alegrado por el sol que se alarga penetrando bajo la base de la pequeña repisa en donde está Jesús. Todo resulta plácido y festivo. ¡Oh si quisiera anunciarme que la noche terminó para mí sucediendo a ella la luz y la gracia...! ¡Que placidez respira el claustro! Placidez y serenidad... ¡Cómo querría estar allí... y ser únicamente la hermanita de Teresa de Lisieux...!

205-206

A. M. D. G.