18 de abril de 1946

domingo de pasión

 

 

¿pORQUÉ DESOBEDECER AL SEÑOR

AL PUBLICAR SIN SU CONSENTIMIENTO LA OBRA?

 

Eucaristía quiere decir tener a Dios en sí con su Divinidad y su Humanidad.

 

 


 

Has nombrado a las dos almas eucarísticas por excelencia.

   Son los dos espíritu eucarísticos más perfectos de cuantos tuvo y tendrá la gran familia cristiana

   se ha marchado la señorita Rocchiccioli, hermana de mi Párroco, que ha venido de visita protocolaria

  de quien ve destrozado en el fango algo que es muy superior a una obra maestra humana, lloraba pensando una vez más en todo el mal que se ha hecho a la Obra de Dios

 


 

Estas palabras son las de Jesús durante la acción de gracias de la S. Comunión del Jueves Santo

Estaba rogando ardientemente por el Padre, por Paula, por M. Teresa, por la Federici y, en fin, por mí, para que brille mi inocencia y me defienda Dios. Y rogaba diciendo: "¡Oh Señor!, te ofrezco la S. comunión de hoy, fiesta de la Eucaristía, para que Tú me socorras y socorras también a quienes me son tan queridos o tienen tanta necesidad de ayuda. Santa Virgen de Fátima, San Juan apóstol...".

 

Has nombrado a las dos almas eucarísticas por excelencia.

 

Y Jesús me corta la palabra diciendo: "Has nombrado a las dos almas eucarísticas por excelencia.

María, mi Madre, fue la perfección de las almas eucarísticas. Eucaristía quiere decir tener a Dios en sí con su Divinidad y su Humanidad. María tuvo a Dios en su espíritu con su Divinidad desde que fue concebida en el seno de Ana; tuvo a Dios con su Humanidad cuando, de hija, llegó a ser Esposa de Dios y quedó encienta de Dios; y tuvo a Dios con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad desde la tarde del Jueves Santo porque la Eucaristía fue su alimento y su seno y su espíritu el Sagrario de la Eucaristía.

Juan, el Predilecto, tuvo pureza y amor desde el uso de la razón en adelante; tuvo deseo ardiente de Dios desde sus más tiernos años; tuvo fe absoluta en su Jesús con quien se encontró a orillas del Jordán y, por mi amor, alcanzó victoria contra los respectos y cálculos humanos. Desde la tarde del Jueves hasta su casi centenario ocaso, estuvo dispuesto a recibirme en el Sacramente del Amor, como lo estuvo desde un principio su entendimiento para recibir mi Palabra.

 

Son los dos espíritu eucarísticos más perfectos de cuantos tuvo

y tendrá la gran familia cristiana

 

Son los dos espíritu eucarísticos más perfectos de cuantos tuvo y tendrá la gran familia cristiana".

Y nada más dice porque son días de penitencia y no hay penitencia mayor para la pobre María –que ya no puede hacer las ordinarias y diarias penitencias que tanto amaba sino cuando la bondad de Jesús se lo concede– que este silencio de Jesús... Mas hoy me veo contenta porque he podido reanudar las penitencias que Jesús, debido a mi estado, me había prohibido. Las he ofrecido para reparar los sufrimientos de Jesús y por el Padre Romualdo que, hoy precisamente, me propina una filípica... Otra azotaina mucho mas penosa que las materiales... Le ofrezco asimismo a Jesús Penante este reproche por mi penante Director... que me hace penar más que ninguno... Y me quedo completamente sola en la habitación –son las 21 horas– porque Marta ha ido a hacer las visitas a las Siete Iglesias...

 

se ha marchado la señorita Rocchiccioli, hermana de mi Párroco,

que ha venido de visita protocolaria

 

Hace poco que se ha marchado la señorita Rocchiccioli, hermana de mi Párroco, que ha venido de visita protocolaria. Tras hablar de esto y aquello, termina sacando a relucir a Dora Barsotelli... definiéndola por lo que muchos piensan y repitiendo las mismas afirmaciones: que, a la llegada del marido, le dirán que no está enferma sino histérica (esto me parece que ha dicho poco más o menos...) y todo porque se ha enamorado del Sacerdote del lugar (?). ¡Bonísimo! ¡Lo que faltaba! Comento: si fuese santa no diría ciertas cosas. La Rocchiccioli tiene razón; pero el mal está en que generaliza y concluye diciendo: "Cuando las evacuaciones me hablaron de uno o de una que escribía revelaciones, dictados, ¡qué sé yo! La cuidaba el P. Migliorini. ¿No se los han traído a usted para leer?"

Le respondo. "Nunca me los han traído". En efecto.. no había necesidad de que me los trajesen... pues era yo la que los daba para que los llevasen fuera... para que los tuviese él, pero...

Y termina la Rocchiccioli: "Yo nunca lo creí porque los santos no hacen ostentaciones y el solo hecho de querer darse a conocer, demuestra que no son santos. Ahora bien, por curiosidad, viendo que el P. Mariano andaba leyendo estos fascículos, se los pedí, pero no me los quiso dar alegando que el P. Migliorini, su Superior, no se lo permitía. "Guárdeselo pues", respondí. "Para creer yo que uno es santo, espero a verlo en los altares. Y después de todo, ¿qué? Que fuese santo o santa, de no ser un loco o una loca, antes no se daba a conocer y se esperaba a que la Iglesia lo declarase", etc., etc.

"Tiene usted razón" le respondí. "El alma que llegó a comprender a Dios no busca alabanzas ni reconocimientos humanos". Y lo decía más que convencida! Es mi prédica desde hace tres años... sin que jamás haya sido atendida.

 

de quien ve destrozado en el fango

algo que es muy superior a una obra maestra humana,

lloraba pensando una vez más en todo el mal que se ha hecho

 a la Obra de Dios

 

Mas por dentro, con el dolor de quien ve destrozado en el fango algo que es muy superior a una obra maestra humana, lloraba pensando una vez más en todo el mal que se ha hecho a la Obra de Dios. Es inútil, Padre mío, quejarse y rebelarse contra la verdad que es ésta. Como inútil es también tratar de persuadir de que no es un mal lo que se ha hecho contrariando el querer de Dios y la continua plegaria de la que nunca quiso ser conocida ni que se conociera la Obra antes de que ella falleciese para obedecer a Dios. Sobre la pena de tener que mentir diciendo: "No conozco eso", está la de ver cómo se trata de aberración lo que no se ha hecho y se califica inmerecidamente de exaltación a la Obra y, sobre todo, ver que se toma como objeto de escarnio las palabras de Dios...

¡Cuánto, cuánto, cuánto dolor! ¡Verdaderamente mi flagelación es más que con flagelos...! ¡Mas Tú, Jesucristo, sabes la Verdad! Tú la sabes... La Rocchiccioli, estoy segura de ello, lo ha dicho sin malicia, ignorando tener ante ella la persona a la que criticaba. Y si algún día llega a saberlo, lo sentirá más que yo. Mas, entre tanto, ¡qué de mortificaciones y cuánto dolor al ver despojada la Obra santa de su vestidura digna y sobrenatural! ¡Una bufonada! ¡Reducida a una risible bufonada...!

¡Oh, Padre! Usted que ahueca la voz porque María le indica toda la gravedad del error cometido al divulgar el secreto del Rey (Tobías 12, 7), ¿qué sabe de estos mis espasmos que me hacen verdaderamente derramar lágrimas y vida? ¿A qué se aflige por ello...? Es tarde de Jueves Santo... Jesús perdona y... yo también perdono...

225-228

A. M. D. G.