21 de mayo de 1946
Jesús contesta la carta del P. Migliorini
Jesús contesta a la carta del P. Migliorini
Queda interrumpida la visión por la carta del P. Migliorini que me llega desde Roma y sobre la que Jesús me dice: "Ábrela y léela". Lo hago y, francamente, no sabría qué responder... Mientras recapacito, al leerla por segunda vez, la voz amadísima de mi Señor me hace sobresaltar, pues tan próxima la siento a mis espaldas, y me dice:
Jesús contesta a la carta del P. Migliorini
"Respóndele así en mi nombre:
Dice la Sabiduría, y también el Evangelio, por lo que no podréis negar estas palabras al ser santas: "Jesús enseñaba en Nazaret, su patria, y en sus sinagogas... Y se escandalizaron de El... Y, debido a su incredulidad, no hizo allí muchos milagros" (Mateo y Marcos). "Y Jesús marchó a Nazaret en donde fue criado, entró en la sinagoga y se levantó para leer... Y dijo: Ningún profeta es acepto en su patria... hasta la cima del monte queriéndole tirar abajo" (Lucas). "Entonces El comenzó a reconvenir a las ciudades en las que había obrado mucho milagros sin que se hubieran arrepentido, diciendo: "¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida... y tú, Cafarnaún... porque no os habéis convertido al Señor!" (Mateo). Y dijo Jesús: "Jerusalén, que matas a los profetas y lápidas a los que te son enviados... he aquí que se os quedará desierta vuestra casa y ya no me veréis hasta que llegue el día en que digáis: Bendito sea el que viene en el nombre del Señor" (Lucas). "Y Jesús, al contemplar Jerusalén, lloró sobre ella diciendo: ¡Ah si conocieses tú...! No has reconocido el tiempo en que te visitó el Señor" (Lucas) (Mt 11, 20-24; 13, 53-58; Mc 6, 1-6; Lc 4, 14-30; 13, 34-35; 19, 41-44)
He aquí pues, ya está dicho. Belén no quiso al Señor. Nazaret no quiso al Señor. Cafarnaún no mereció al Señor, como tampoco Betsaida ni Corozaín. Y Jerusalén odió al Señor porque "no le reconoció en su palabra". Muchos son los "cristos" y muchos también os que a los cristos y a sus misiones oponen lo que las ciudades de Palestina opusieron a su Salvador y Maestro.
Dile pues esto y añade: Quien tiene oídos para oír que oiga, quien tiene inteligencia, reflexione y quien caridad que obre.
Lo demás, portavoz mía, quede como lección entre tú y Yo. Que mi paz, mi gracia, mi amor así como el del Padre y del espíritu estén contigo".
Y continuemos viendo...
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A. M. D. G.