3-2-47
La razón más profunda del don de esta Obra
Dice Jesús:
"La razón más profunda del don de esta Obra, entre otras muchas que mi portavoz conoce, es para que en estos tiempos en los que el modernismo, condenado por mi Santo Vicario Pío X, con cada vez más dañosas doctrinas humanas, la Santa Iglesia, representada por mi Vicario, disponga de más material para combatir a los que niegan la sobrenaturalidad de los dogmas, la divinidad de Cristo, la verdad de Cristo Dios y Hombre, real y perfecto, tal como en la Fe y en la historia del mismo ha sido transmitida (Evangelio, Hechos de los Apóstoles, epístolas apostólicas, Tradición), la doctrina de Pablo y de Juan, de los Concilios de Nicea, Efeso, Calcedonia y de otros más recientes, así como mi verdadera doctrina por Mí verbalmente enseñada o inspirada, mi sabiduría ilimitada por ser divina; el origen divino de los dogmas, de los Sacramentos y de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, la universalidad y continuidad, hasta el fin de los siglos, del Evangelio dado por Mí y para todos los hombres; la naturaleza, perfecta desde su inicio de mi doctrina que no se formó como es al presente, a través de sucesivas transformaciones sino que es como fue dada: doctrina de Cristo, del Tiempo de Gracia, del Reino de los Cielos y del Reino de Dios en vosotros, divina, perfecta, inmutable, Buena Nueva para cuantos tienen sed de Dios.
Al dragón rojo con siete cabezas, diez cuernos y siete diademas sobre las cabezas, que arrastra con su cola a la tercera parte de las estrellas del Cielo precipitándolas –y en verdad os digo que caen precipitadas más abajo de la Tierra– y que, habiendo perseguido a la Mujer, muchos, demasiados, seducidos como están con sus apariencias y prodigios, adoran a las bestias del mar y de la tierra, oponed mi Ángel que vuela en medio del Cielo teniendo bien abierto el Evangelio eterno por las páginas incluso hasta aquí cerradas para que los hombres, mediante su luz, puedan salvarse de las espirales de la enorme Serpiente de las siete caras que les quiere ahogar en sus tinieblas, y Yo, a mi retorno, vuelva a encontrar aún la fe y la caridad en el corazón de los perseverantes siendo éstos más numerosos de lo que la obra de Satanás y de los hombres podría hacernos suponer que fueran (Dn 7, Ap 12-13; 14, 6-7; 17-20).
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A. M. D. G.