30-5-47
Todas las cosas creadas por Dios son buenas,
habiéndolas creado para provecho del hombre
Dice Jesús mientras leo la frase del Eclesiástico, cap. 31, v. 35 (Según la versión moderna: Sirácida 31, 27).
"Todas las cosas creadas por Dios son buenas, habiéndolas creado para provecho del hombre. Todas. Mas lo que hace que lleguen a no ser buenas es siempre el desorden con que el hombre las usa. Dios quería y quiere que gocéis. Mas, al desobedecer al orden, es decir, al desatarse las concupiscencias, al gozo se han contrapuesto el hastío, el dolor, las contiendas, la miseria y la desunión de los corazones y de las familias. Para esto, después de que el desorden se instaurara sobre la Tierra y fuera con el tiempo en aumento, el Señor dictó la Ley. Mas ¿sirvió acaso de algo? No. Decídmelo, ¿es que sirvió para algo? No. Yo dicté la Palabra evangélica; pero ¿sirve ésta de algo? No.
"El que es sabio no odia la Ley y no dará en los escollos como nave en tempestad.
El hombre sensato es fiel a la Ley de Dios y la Ley es fiel a él"
Se dice asimismo en el Eclesiástico: "El que es sabio no odia la Ley y no dará en los escollos como nave en tempestad. El hombre sensato es fiel a la Ley de Dios y la Ley es fiel a él" (Sirácida 33, 2-3).
Esta es la razón de todos los males: que son pocos en demasía los sabios y así, por más que Dios dotara el hombre de razón a fin de que fuese para él como nave capaz de trasladarle de la orilla terrena a la del Cielo surcando el océano de sus días terrenos, la mayoría da de bruces en los escollos y naufraga miserablemente.
Ruega ahora, pues necesito de tu plegaria para el espíritu que Yo sé.
La paz sea contigo".
367-368
A. M. D. G.