27-7-47, a las 11,30 horas

(mientras escucho la Santa Misa retransmitida por radio desde Santa María de los Ángeles de Roma)

 

 

¿Quién fue el Sacerdote del calvario?

 

 


 

Quiero que tengas el conocimiento de Dios antes de que la muerte te lleve al Reino de la Inteligencia y del Conocimiento

  quiénes eran los sacrificadores del Cordero

  al decir sacerdotes no hablo sólo de los que han recibido el carácter sacerdotal sino que hablo de todos los católicos

 


 

Dice Jesús tan pronto comienza la Santa Misa:

"Una lección, una gran lección, María mía.

¡He aquí! Mira... (Se me aparece la cumbre del Calvario pálida y desnuda, la cruz levantada en alto con la Víctima y a los lados María Santísima y Juan. Allá abajo Jerusalén bañada por el sol y sobre el Calvario la turba imprecante...).

 

Quiero que tengas el conocimiento de Dios antes de que la muerte te lleve

al Reino de la Inteligencia y del Conocimiento

 

Considera, alma mía dilectísima, que no me sacio de amaestrarte porque quiero que tú me conozcas totalmente y en todo a la medida que se le concede a una criatura que todavía se encuentra en la Tierra. Quiero que tengas el conocimiento de Dios antes de que la muerte te lleve al Reino de la Inteligencia y del Conocimiento.

Considera, alma mía: ¿Quién fue el Sacerdote del calvario? Se dice: "Jesús fue Sacerdote y Víctima". Es verdad. Sólo Yo podía ser Sacerdote de Mí mismo, con mi voluntad de ofrenda, para dar cumplimiento a la Voluntad de mi Padre. Ninguna fuerza humana habría podido sacrificarme a Mí-Dios si Yo-Dios no hubiese querido el sacrificio.

Mas por encima de este espiritual Sacerdote en realidad invisible para el mundo –puesto que allí tenía apariencias de apresado culpable y no de Sacerdote libre– por encima de esta mística e incorpórea cualidad de Sacerdote de Mí mismo que sólo mi Madre y pocos más espíritus comprendieron, estaba la real personalidad de los sacerdotes sacrificadores del Cordero.

 

¿quiénes eran los sacrificadores del Cordero?

 

Y ¿quiénes eran? ¿Acaso Juan? ¿Por ventura alguno de los discípulos fieles? ¿O tal vez uno de los pocos justos de Israel? No, sino que eran inmoladores míos, es decir, sacerdotes del rito perpetuo que entonces se iniciaba, del rito santo que es latréutico, eucarístico, propiciatorio e impetratorio, los hebreos pecadores, los falsos sacerdotes, los fariseos codiciosos, los saduceos y herodianos pletóricos de odio y de la triple concupiscencia, rebeldes a Dios, al Amor y al amor del prójimo. Eran igualmente inmoladores míos los romanos, desde el Presidente hasta el último de los legionarios. O sea, que los que ofrecían al Inocente divino y lo inmolaban eran los pecadores de mi Pueblo y de los Gentiles.

Y bien, ¿no era esto acaso inconveniente? No lo era. Y este hecho ¿carecía tal vez de simbolismo? No, sino que lo tenía.

Yo vine para los grandes enfermos, para aquellos que eran necios, ciegos, sordos y leprosos de espíritu. ¿Quiénes van a la fuente de la salud, la buscan, abren su caudal y se sumergen en ella? ¿Por ventura los sanos? No, sino los enfermos.

Yo vine para los hebreos y gentiles, entrambos enfermos. Y ellos, enfermos, símbolo de mi Pueblo universal que habría tenido Vida y Salud injertándose en Mí, bebiendo el agua de Vida eterna que de Mí brotaba, alimentándose de Mí, Pan de Vida eterna; y ellos, con la obtusa obediencia del súbdito romano a las leyes de Roma y el rabioso encarnizamiento contra el Templo y la Sinagoga, consumaron el rito. Sirvieron a Dios creyendo servir sus propios intereses o los del Emperador. Y, puesto que fue más grata a Dios la obediencia del soldado a las órdenes de Roma, o sea el altruismo en favor del bien de la Patria, que no la obediencia de los israelitas a su egoísmo, he aquí que la luz penetró bajo la doble coraza de las lorigas y de la religión pagana y, fundiendo el granito de los corazones paganos, hizo de ellos terreno de Dios mientras que no penetró bajo los vestidos ligeros de los sacerdotes y de los fariseos porque tras los vestidos estaba la infundible coraza del odio y del egoísmo. Mas, sacerdotes fueron tanto los hebreos como los gentiles.

Y así ahora... es preciso rogar por ellos. Por los gentiles de ahora. Por los sacerdotes de ahora. Para que los gentiles de ahora tengan la suerte feliz de los gentiles de entonces. Para que los sacerdotes de ahora no tengan la de los sacerdotes de entonces y ambos, sí, me ofrezcan, pero con fruto para su espíritu, tal como lo quiere mi amor.

 

al decir "sacerdotes" no hablo sólo de los que han recibido el carácter sacerdotal

sino que hablo de todos los católicos

 

Alma mía, al decir "sacerdotes" no hablo sólo de los que han recibido el carácter sacerdotal sino que hablo de todos los católicos. De los católicos en los que el Sacerdocio es la porción elegida, de nombre al menos, y por el carácter recibido con el Sacramento del Orden Sagrado; y los fieles: la milicia a las órdenes de los conductores de mi Pueblo que son precisamente los Sacerdotes, desde mi Vicario hasta el último sacerdote perdido en tierras de misión, ignorado, pobre, solo, perseguido y, más que nada, desconocido y olvidado por el mundo aunque no por Mí que me inclino sobre él para llenar de Mí su soledad, robustecer sus fuerzas y revestirle ya con la vestidura de los siervos-reyes del Rey-Amor.

La Santa Misa ha terminado, María. Mírame aún sobre mi Cruz y contempla a María, Madre mía y tuya, y también a Juan, tu hermano. Nosotros te amamos y queremos de ti que seas como un cirio ardiendo sobre este verdadero altar que es el Gólgota.

Mas, cirio que ardes y te consumes, no estés únicamente ahí, en donde estás, al pie de la Cruz. Ven, sube a encenderte todavía más y, a la vez, a refrigerarte, a medicinar las quemaduras del odio del mundo que no te comprende ni te ama, como tampoco me comprendió ni me amó a Mí. Ven aquí a mi pecho abierto. Ven, arde y bebe. Sobre todo ámame cada vez más. Tú y Yo. Nosotros solos. Yo todo para ti. Yo sólo todo para ti. Ven...".

Jesús hablaba desde lo alto de la cruz. Mas era un luminoso Rostro de Cristo, transfigurado ya en gloria, el que terminaba el discurso para medicinarme el dolor inicial de la visión de su Rostro martirizado y del dolor de María y de Juan. Y cuando me sentí feliz con su abrazo, terminó así:

"Añadirás esto: Esta lección muestra una vez más que el Poder de Dios sabe servirse para sus fines de bondad hasta de las personas y de las cosas que menos lo merecen y que la Sabiduría de Dios puede, de personas y cosas mezquinas, y aún más que mezquinas tal vez, hacer instrumentos suyos para conseguir un fin de gracia, sea que en ellos anide una tendencia al Bien, como en el caso de los Apóstoles o un espíritu enemigo del Bien como en el de Saulo de Tarso. Me basta para estos últimos con que al toque de la Gracia responda la docilidad del corazón. y una vez más se alza mi advertencia: nunca preguntéis a Dios el  "por qué" de ciertos actos suyos (como el de hacer sacerdotes del sacrificio del Hijo de Dios a pecadores y gentiles) y no juzguéis con arreglo a las apariencias a los instrumentos de Dios puesto que el más pequeño de entre los hombres puede ser elevado a la categoría de "el más grande" de entre los siervos de Dios si Yo lo quiero y él coopera con humildad a mi querer".

372-375

A. M. D. G.