29-8-47, a las 19 horas
"La venganza de Dios es el perdón".
Dice Jesús:
"La venganza de Dios es el perdón".
Habría podido desde la Cruz fulminar a los culpables. Los rayos que surcaban el cielo habríalos podido dirigir contra la multitud que me insultaba. E, incluso, me era posible cualquier otra venganza.
Era siempre Dios. Mas nunca lo fui tanto como empleando el perdón por única venganza. Castigando a mis ofensores habría sido un Yo poderoso, un hombre, siempre un hombre que con el favor de Dios, puede echar mano hasta de las fuerzas cósmicas para aterrar a sus enemigos. La historia de mi pueblo está llena de episodios de este género, siempre justos, provocados por patriarcas y profetas. Pero vengándome con el perdón fui Dios, esto es, un Ser sobrehumano, tan sobre los hombres, que supe hacer uso de la venganza no empleada por ellos: el perdón.
Y os la enseñé a vosotros, mis seguidores, porque los seguidores de Cristo, los verdaderos seguidores de Cristo, o sea, los santos, vienen a ser lo que está dicho: "hijos del Altísimo, dioses y herederos del Reino de Dios" (Salmo 82, 6; Jn 10, 34).
María, perdona; pues no saben lo que hacen los que te causan dolor. No lo saben. Perdona para ser hija del Altísimo, mi espejo y mi hermana.
Que mi paz sea tu bálsamo".
Este ha sido mi consuelo por los malos comportamientos familiares.
378-379
A. M. D. G.