25-11-47
Hay límites que a los hombres no les es dado traspasar.
Dice el Señor:
"... y si es que quieren penetrar en el misterio de Dios, Yo cegaré sus ojos y haré que yerren. Hay límites que a los hombres no les es dado traspasar. Porque, tras esos límites, soy Yo el único que reino y actúo. Su manía de determinados exámenes no es sino la prueba de su falta de fe y de su soberbia que discute, mide y querría poner límites a mi poder. Y a esos atrevidos Yo les ciego.
Hija obediente de mi Hijo, presta tu cuerpo
a las pesquisas de los hombres que necesitan quebrarse
contra la realidad para creer en ella;
pero mantén cerradas las cancelas de tu espíritu
Hija obediente de mi Hijo, presta tu cuerpo a las pesquisas de los hombres que necesitan quebrarse contra la realidad para creer en ella; pero mantén cerradas las cancelas de tu espíritu. Aquel cuyo espíritu es puesto por Mí en el tabernáculo de la Sabiduría y de la Caridad, no es arrancado de allá, porque ese tal conoce las cosas de Dios y su Rostro; y lo que es de Dios no se llega a conocer con la violencia.
Dije Yo: "No acudáis a los magos, no consultéis con los adivinos, no practiquéis la adivinación ni tampoco interpretéis los sueños" (Levítico 19, 26 y 31; Jeremías 29, 8). Mi justicia llama "violencia" e incluye entre las adivinaciones que Yo maldigo a determinadas violaciones del misterio de los corazones en los que Yo, Uno y Trino, reino y opero.
Mas si con ánimo y pensamiento impuros intentase cualquiera
forzar la libertad de tu espíritu pretendiendo sujetarlo
para escudriñar lo que es misterio mío,
oponte ahora y siempre en mi Nombre
Hija, condúcete de aqueste modo: mientras no traten de violentar tu espíritu, déjales que observen. Mas si con ánimo y pensamiento impuros intentase cualquiera forzar la libertad de tu espíritu pretendiendo sujetarlo para escudriñar lo que es misterio mío, oponte ahora y siempre en mi Nombre. A quien tomó la iniciativa exígele el santo juramente de atenerse a estas normas pues, de lo contrario, arderá mi cólera.
Soy el Señor Dios tuyo y de todos. Y si para ti soy Padre, soy, por el contrario, Juez para quien no me reconoce en mis obras ni me adora en mis decretos y rasga los velos que Yo tendí sobre mis "segregados".
Queda en paz. El eterno y triple Amor está contigo".
* * *
¡Cuánto hacía que no me había hablado el Eterno Padre! No considero que fuese hablarme a mí en particular la voz de Dios en los días 7 y 24 de octubre, pues ésas fueron palabras para todos. Estas, en cambio, son para mí tan sólo. Y su grandiosidad, o mejor, su severidad un tanto airada, me ha causado pánico. ¡Era hoy con toda propiedad el Dios terrible del Sinaí! Y me ha causado asimismo pena y disgusto su advertencia: buena para mí, como de mano paterna que guía, pero que me hace pensar en que hay seres que ahora y siempre son irrespetuosos con el misterio de Dios en mí... y, dolosamente, tratan de dañar la Obra y a la portavoz para poder decir: "Teníamos razón nosotros".
En tus manos, Señor, pongo la Obra que es tuya y el misterio de mi alma.
407-408
A. M. D. G.