6-12-47
Tomad tranquilos la Obra
tal como he dispuesto que se os dé.
Es justa y sobrenatural.
Tomad tranquilos la Obra tal como he dispuesto que se os dé. Es justa y sobrenatural.
Por otra parte he puesto al Destructor unos límites que el Maldito no puede traspasar.
Dice Jesús:
"No te desazones. Ese pensamiento es sombra que da luz e, incluso, otro pensamiento simplemente honesto desvanece.
Mas hablo para consolarte. Y enviarás estas palabras, ya que está bien las lean, las mediten, conserven y, si lo juzgan conveniente, las unan a la Obra en su justo momento. Momento que su mente siempre tan despierta y perspicaz para buscar, suscitar y agitar causas y efectos –en verdad todos inconsistentes pero con disposición para causarte pena– puede encontrar sin que Yo se lo indique, sirviéndose de la inteligencia a la que cansan con pesquisas inútiles y poco caritativas, en vez de con búsquedas útiles y buenas.
La prueba idónea de que no eres tú la que escribes de tu propio saber y entender
la proporcionan precisamente las frases escritas entre líneas y las correcciones
a todas luces visibles que se observan en los dictados
Digo: La prueba idónea de que no eres tú la que escribes de tu propio saber y entender la proporcionan precisamente las frases escritas entre líneas y las correcciones a todas luces visibles que se observan en los dictados. Ellas se deben a la debilidad física y acaso también mental de la portavoz enferma, oprimida por siete enfermedades crónicas que a veces se reavivan todas o en parte ocasionando sufrimientos y desfallecimientos de muerte a la escribiente; a las molestias físicas ambientales proporcionadas a la portavoz que tiene que escribir en condiciones nada pacíficas ni cómodas y, debidas sobre todo al contraste existente entre el impulso de las "voces" que dictan, a las veces velozmente, y la capacidad de la mano débil para seguir las palabras veloces de las "voces" que dictan.
¿Qué sucede en tales casos? Que algunos periodos quedan interrumpidos y omitidas algunas frases que la portavoz trata de recordar mientras me sigue a Mí o a otras "voces" distintas a fin de incluirlas en la visión una vez está finalizada. Mas, al hacerlo, no lo logra con exactitud y olvida palabras pronunciadas o las escribe mal, de modo distinto a como se dijeron.
Es entonces –os mando que creáis estas palabras y os lo mando con mi plena Majestad de Dios y de Maestro divino que se lo puede ordenar a sus súbditos del modo que lo hizo a sus patriarcas y profetas en relación con lo que se había de hacer, creer y practicar para ser su Pueblo elegido en la Tierra e hijos suyos eternamente en el Reino eterno– es entonces cuando interviene y socorre el Maestro: Yo, Jesús, o el Ángel de la Guarda de la portavoz que asiste venerante a las manifestaciones celestiales y es inteligencia angélica no sujeta a las fatigas y debilidades humanas como son las que padece la portavoz –que es siempre una criatura humana por más que sea a la vez mi querido pequeño Juan al que amo de un modo extraordinario– y socorremos al instrumento de Dios completando los periodos que quedaron interrumpidos, llenando las lagunas producidas en las frases o dictando nuevamente, de principio a fin, aquellos fragmentos en los que la buena voluntad, buena pero ignorante, de la portavoz ocasionó perjuicios, reconstruyendo, por tanto las lecciones tal como se dieron y oyeron. Así pues, –y os mando que lo creáis– la Obra reproduce exactamente mi pensamiento, mis acciones y manifestaciones, así como las palabras y acciones de mi Madre, de los Doce y de cuantos se movían en torno mío y de todos nosotros.
Tomad tranquilos la Obra tal como he dispuesto que se os dé.
Es justa y sobrenatural.
Tomad tranquilos la Obra tal como he dispuesto que se os dé. Es justa y sobrenatural.
Aquellos que, más o menos convencidos de lo que dicen, susurran "insinuaciones de parte del demonio e intuiciones de espíritus tenebrosos en una obra de Luz", desechen estas sus insinuaciones y dejen de lado al demonio que es mucho más calculador que ellos y jamás hace nada que sea inútil. y en este caso sabe el demonio que hacer insinuaciones de palabras erróneas sería perder el tiempo y trabajar inútilmente. Perder el tiempo: porque el pequeño Juan está muy atento y advierte al momento la presencia del Turbador. Un valiente y pequeño David es mi pequeño Juan. con su honda lanza contra Lucifer las palabras que le ponen en fuga y su Ángel lucha a su lado ayudándole.
Hombres, creéis muy poco en el ministerio y magisterio angélico de los Ángeles Custodios que Dios puso a vuestro lado. Pero ellos, que son amorosos, activos y sabios, están para amar, ayudar, guiar e instruir a vuestras almas. Ese buen compañero jamás falta a su deber ni aun cuando el hombre peca y le disgusta. Mas cuando después el hombre vive en la gracia del Señor y por Él se afana y le sirve con todas sus fuerzas, entonces, como se dice de Mí tras la tentación del desierto, "los ángeles le sirven". ¿Pensáis acaso que mi Ángel Custodio no luchó conmigo contra Satanás en aquella hora? ¡Claro que luchó! Y, una vez alcanzada la victoria, llamó a sus hermanos para sostener las fuerzas del Victorioso.
Por otra parte he puesto al Destructor unos límites que el Maldito no puede traspasar.
E, incluso, el demonio no trata de estropear las palabras de la Obra con los esputos de su veneno porque sabe que sería un trabajo inútil, dado que Yo velo y tutelo mi Palabra y a mi instrumento. Por otra parte he puesto al Destructor unos límites que el Maldito no puede traspasar.
En vez de perder el tiempo en suposiciones de insinuaciones diabólicas, para explicarse las palabras escritas entre líneas o copiadas de nuevo, consideren el único verdadero motivo de las mismas. Motivo humano, no sobrehumano. Natural, no preternatural. Natural, digo. Consideren la situación de la portavoz, cómo y en donde escribe. Consideren esto tan sólo.
Su entorno no es la tranquila paz de un convento ni de una celda monástica en donde resulta fácil recogerse para componer lecciones y predicaciones. Mas el entorno de la portavoz es el ambiente de una casa corriente alterado por las voces de los que con ella habitan y por los visitantes a los que, cumpliendo mi mandato, ha de acoger siempre por razones de caridad y para reparar los daños que, con su imprudente conducta, han ocasionado los indicados a tutelar el "Secreto del Rey", suscitando exaltaciones perjudiciales a la Obra y dolorosas para la portavoz.
En verdad, debido a la caridad que la portavoz ejercita cumpliendo mi mandato con su prójimo, éste no se cuida de recurrir a la portavoz en todos sus apremios y necesidades de consuelo. Y esto, si bien contribuye a que broten muchas flores de paciencia y de caridad en los bancales de la portavoz, hace asimismo que se produzca un gran desorden en su labor de portavoz.
Los sabios de mi Iglesia han dicho y dejado sentado en relación con quienes viven una vida extraordinaria, que mientras los tales se encuentran en éxtasis –bien sea éste incompleto, pudiendo ellos dictar o escribir las revelaciones que tienen, o completo– su inteligencia aumenta de capacidad para entender, comprender y relatar, al tiempo que después, una vez salidos del éxtasis, tornan a la inteligencia propia. Es lo que sucede con el pequeño Juan, "un águila mientras Yo la envisto y una palomita cuando ya no la rodeo con mis fulgores".
Está dicho también y sentado como axioma que,
aun siendo hecha la revelación por Dios a un alma escogida para una misión sobrenatural
y extraordinaria siempre perfecta,
puede ésta ser interpretada y referida con errores accesorios de la criatura
Está dicho también y sentado como axioma que, aun siendo hecha la revelación por Dios a un alma escogida para una misión sobrenatural y extraordinaria siempre perfecta, puede ésta ser interpretada y referida con errores accesorios de la criatura, y es porque la perfección divina o celestial se mezcla y confunde con la poquedad de la criatura, pudiendo salir de ella alterada en algún detalle. Por eso Yo velo, y el Ángel del pequeño Juan conmigo, para restablecer el pensamiento tal como fue dado y que, por causas externas quedó cambiado e involuntariamente mal construido por la portavoz.
Puede objetar alguno: "Bien podía el Señor dar fortaleza, celeridad, memoria, capacidad intelectual a la escribiente y proporcionarle un entorno tranquilo a fin de impedir los retoques que tanto nos desagradan".
Todo eso podía dar e, incluso, una escritura diáfana y segura. Mas no lo quise para que no pudierais decir: "Su caligrafía no es trémula ni se aprecia cansancio o lentitud al escribir, por lo que las pretendidas enfermedades de la portavoz resultan ser una simulación. ¡Como que hay ya quien así lo asegura...! No lo quise para que no dijeseis: "No se ve ni una frase añadida ni un error al añadirla, por lo que la portavoz no es tal portavoz sino autor humano que sabe muy bien lo que pretende escribir, bien por haberlo aprendido donde sea o por capacidad propia". ¡Y también hay quien así lo dice...!
Respondo a esta última objeción: "No es así. Mas si así fuese, ello demostraría que, si por capacidad propia, indocta como es, el pequeño Juan dice palabras divinas, resultaría en tal caso manifiesto que el Autor de la Sabiduría, el Espíritu Santo, habita en ella con la plenitud de sus dones, siendo la Obra, por tanto, palabra de Dios".
Todo lo podría hacer: incluso destruir la Obra y dictarla más tarde de nuevo. Sería una réplica exacta (en los puntos dictados por las voces sobrenaturales) de la destruida. Las diferencias estarían tan sólo en los vocablos empleados por la portavoz para describir lugares y episodios. Sería una repetición exacta de la obra destruida, tal como acaeció con las profecías de Jeremías (c. 36, v. 32). Pero entonces gritarían más fuertemente aún: "¿Veis cómo la portavoz no está inspirada ni reproduce voces del Cielo sino que escribe de lo suyo?". Y trataríais de demoler una paz y una Obra. La paz de la portavoz y la Obra de vuestro Señor Dios.
¡Oh, me dan en verdad enojo ciertos pensamientos, actos y juicios sobre mi querer y sobre mi pequeño Juan! En verdad os digo que la ciencia ha puesto espesas escamas en vuestras pupilas y torpeza en vuestro entendimiento impidiendo que me reconozcáis en donde brillo como Maestro y como Dios.
No queráis contristar al Espíritu Santo, de cuya amistad os halláis tan necesitados, negando su acción, –toda revelación y toda obra inspirada tiene al Paráclito por Autor– haciendo la guerra y oponiéndoos a un tabernáculo suyo. También los sabios de Israel hicieron la guerra y persiguieron al Espíritu Santo visible en las palabras y acciones del Verbo, si bien no vino a ellos.
"Todo pecado y blasfemia serán perdonados a quien se arrepiente;
mas la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada.
Cuanto se diga contra el Hijo del Hombre será perdonado;
pero no lo será lo que se diga o se haga contra el Espíritu Santo".
Dije: "Todo pecado y blasfemia serán perdonados a quien se arrepiente; mas la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada. Cuanto se diga contra el Hijo del Hombre será perdonado; pero no lo será lo que se diga o se haga contra el Espíritu Santo". Palabras que contienen asimismo los primeros mandamientos con cuya observancia se consigue la vida eterna: "Ama a tu Dios con todo lo que eres. Ama a tu prójimo".
Amor que equivale a salvación y falta de amor a ofensa contra el Amor divino, es decir, contra el Espíritu Santo en Sí mismo o presente en los templos vivos que son vuestros prójimos. Impugnar sus palabras o desconocerlas es hacer ofensa al Amor y perseguir a un instrumento suyo es ofender al Amor que sabe con sabiduría perfecta por qué escogió aquel instrumento".
409-414
A. M. D. G.