6-1-48
Obro como quiero
Si tienen fe obraré prodigios de gracias
El milagro presupone la fe. Dios da la señal. Se manifiesta.
Digo antes de apagarse la Voz Santísima: "¡Oh Divinísimo!, ahora que hablas con frecuencia, dirán ellos de nuevo que esto está mal porque me ha dicho P.B. que les ha convencido deque Tú ahora, ¡oh Divinísimo!, hablas muy de tarde en tarde".
Me responde:
"Obro como quiero. He demostrado que vengo diariamente o que dejo de venir por espacio de decenas de días sin que tú llenes dichos vacíos con palabras tuyas. Y sírvales esto de lección. Todo lo intenté para persuadirles. Mas sucede como está dicho: "Hemos tañido y no habéis bailado, hemos entonado cantos plañideros y no habéis llorado" (Mt 11, 17; Lc 7, 32).
Ahora bien, estas páginas no son para ellos e, incluso, te ordeno que las quites de aquí y hagas con ellas un fascículo aparte que entregarás cómo y a quien te he dicho. Cuanto era necesario para la aprobación de la Obra de Jesús ya lo han tenido. Lo demás es un tesoro que, para tenerlo, hay que merecerlo. Y hay quien lo ha merecido por haber hecho nuestra Voluntad para contigo con caridad perfecta y sin reclamar nada por lo hecho. Y, eso aparte, hay otro motivo de providencia divina para disponerlo de este modo".
"Si tienen fe obraré prodigios de gracias"
Tan amada me siento y tan feliz por el retorno de María de Lourdes que vino ayer (a partir de las 17 y tan... potentemente, que me hallaba fuera de los sentidos, de lo que Marta puede dar razón) que pregunto, en relación con lo acaecido en San Paulino (Es la parroquia de María Valtorta en Viareggio en la que algunos creyeron notar una señal extraordinaria en la estatua de la Inmaculada) y con las palabras de María Santísima de ayer tarde: "Si tienen fe obraré prodigios de gracias"; y el Divinísimo me responde:
"En el 4.º de los Reyes, cap. 7.º, v. 19, se dice de aquel en cuyo brazo el rey se apoyaba: "Aunque abriese el Señor las cataratas del cielo, ¿podría nunca suceder lo que tú dices?" (2 Reyes, para la Vulgata: 4 Reyes, 7, 19). Te digo que hay muchos que, por más que el Señor abriese las cataratas del cielo para inundar la tierra de gracias y milagros, seguirían diciendo: "¿Puede ser esto? No".
El milagro presupone la fe. Dios da la señal. Se manifiesta.
El milagro presupone la fe. Dios da la señal. Se manifiesta. Es una continua epifanía llamando los espíritus a la fe, a la esperanza, a la caridad, a Dios. Mas, a renglón seguido, os deja libres para creer o no creer.
Mas dígoos que el río de gracias, pronto a derramarse, si el hombre le opone un dique con su incredulidad, se vuelve por otra parte. He aquí por qué la Benditísima pone la condición "si tienen fe" para prometer "obrar prodigios de gracias".
Llega la hora de la gracia y queda a la espera; mas si el hombre no la invita diciéndole: "Quédate con nosotros", pasa y ya no retorna".
438-439
A. M. D. G.