2 mayo 1948

 

 

rECONOCIMIENTO AL p. cONRADO bERTI

 

 


 

Continúan aquí las lecciones sobre la Epístola a los Romanos. Las otras lecciones se encuentran en dos cuadernos entregados al R. P. Conrado M. Berti que ha juzgado oportuno retirarlos por más que el último no se haya completado todavía, como asimismo está muy lejos de haberse ultimado el comentario del Espíritu Santo sobre la Epístola a los Romanos. Mas en atención a lo mucho que al Padre Conrado le debo en lo que se refiere a respeto y reconocimiento, sobre todo a reconocimiento por la manera de comportarse siempre con cariño y paciencia conmigo, pobre criatura, y con los deseos del Señor, accedo a entregarle todo cuanto tenía.

A quien tanto ha hecho por la Obra es bien que se le corresponda con otro tanto. También el Padre Migliorini ha hecho mucho... ¡Para ello bastaría pensar en lo que ha mecanografiado! Mas... todas las cosas tienen su "pero". Y la Obra también lo tiene. Mas, de no haber sido por el Padre Berti, seguramente por el comportamiento de todos o, al menos de todos menos poquísimos, –verdaderas excepciones en la masa de los P. S. de M (Son los Padres Siervos de María. A la Orden de los Siervos de María –este es ciertamente el significado de la sigla que aparece más abajo– pertenecían todos los religiosos mencionados al final), que siempre han obstaculizado, criticado, afligido en gran medida y sólo de un tiempo a esta parte han mudado de sistema y de pensamiento hacia la Obra de Jesús y su pobre instrumento– la Obra hubiera terminado por no ir a la O.S.de M. Mas la dulzura, la sinceridad y la honestidad desarman. Sí, desarman a Dios y al instrumento de Dios que debe defender tenazmente los intereses y los quereres de Dios por más que esto le cuete tanto, ya que no es nada agradable discutir, reprender ni amenazar con castigos.

Yo no sé cuánto me queda aún de estancia sobre la tierra, ni si se me concederá poder ver la Obra impresa. Mas lo que sí debo hacer constar es que si la Obra ha de proporcionar luz y bien a las almas y lustre a la O.S. de M., tanto las almas como los S. de M. deben estar agradecidos al P. Berti y al P. Migliorini que, cada uno a su manera, pero con idéntico empeño, han trabajado para que se cumpla la Voluntad divina y las almas reciban el don de Dios. Y, tras estos dos primeros operarios incansables de Dios, pláceme recordar a unos pocos más que, con caridad, cooperaron a dar alivio al instrumento y ayuda a los dos principales artífices del triunfo de la Voluntad de Dios y de su Palabra: el R. P. Gargiani, P. Sostengno Benedetti, P. Tozzi y P. Mariano De Santis.

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A. M. D. G..