31 de mayo y 1.º de junio (por la noche)
pasando la noche contemplado a la Madre
Es María Santísima, con un vestido fulgidísimo velado por el manto de color gris perla delicadísimo. El mismo fulgor del Cuerpo y del vestido prende hasta en el mortecino color ceniciento del manto.
Mira a la tierra en dirección a oriente. Tiene los brazos y las manos abiertos hacia la tierra y abierto asimismo el manto, dejando al descubierto el candor luminoso de su casta persona y de su vestido. Ella allá arriba, sobre nubecillas ligeras... y Jesús aquí, a mi lado, con su cándida vestimenta.
Así va pasando la noche contemplado a la Madre y hablando de los amigos romanos y... de los nos amigos.
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A. M. D. G.