Noche del 5 de septiembre de 1949
me parece que ya no valgo ni para rezar,
no soy generosa ni tengo nada de bueno
¿Has abandonado acaso el camino de la inmolación que emprendiste hace tantos lustros?
Me encuentro sumamente abatida por tanta guerra y tanta causa y acabada por tener que luchar contra los enemigos de la Obra –acabada incluso físicamente– que me parece que ya no valgo ni para rezar, no soy generosa ni tengo nada de bueno. Y así se lo digo a Jesús.
¿Has abandonado acaso el camino de la inmolación que emprendiste
hace tantos lustros?
Él me responde: "¿Has abandonado acaso el camino de la inmolación que emprendiste hace tantos lustros? ¿Por ventura te has arrepentido de haber reclamado la cruz, el sacrificio y el dolor por amor de Dios y del prójimo? ¿O es que te repugna tu condición de enferma, cada vez más enferma, porque así lo quisiste?
Pues qué, ¿ya no crees en el poder del dolor por amor? ¿No quieres ya ofrecer tu holocausto cotidiano? ¿Por ventura se ha enfriado, por no confiar en Mí, tu amor hacia Mí? ¿Querrías acaso cambiar tu condición: curarte, gozar y vivir como vive el 98 % de las criaturas humanas? ¿No sientes ya deseos de seguir reparando con la fidelidad de tu perseverante amor hacia Mí y hacia mi Iglesia todas las culpas que las almas, y en especial las sacerdotales y consagradas, cometen? El desaliento que te invade al constatar la creciente marea de culpas contra el voto, el sacerdocio y la religión, ¿te sugiere tal vez que todo es inútil y que es mejor no seguir sufriendo? ¡Respóndeme!".
"No. Señor, nada de esto. Ahora que el sufrimiento es total y lo conozco totalmente, quiero sufrir como cuando te pedí que me aceptases como hostia aun no sabiendo hasta qué punto podría llegar el dolor. Quiero amarte y sufrir para darte almas y ponerte contento".
Vale más lo que dices: "Te ofrezco mis sufrimientos de hoy por las intenciones
más queridas por Ti que mil plegarias pronuncias con los labios
teniendo el corazón saturado de egoísmo"
"Y bien, ¿crees que son los rezos mecánicos, como sonido de instrumento al que se le da cuerda, los que tienen valor para Mí? Deja que perezcan las cosas que no son oro sino oropel, las cenizas que no son llama y los incendios de paja que se reducen a ceniza que el viento disipa y vive en esta tu hoguera que te abrasa y que arde delante de mi trono ocultando a mi vista con su llamear armonioso las inmundicias y blasfemias que tratas de cubrir. Porque Yo soy Dios y veo... Mas si viendo siento dolor, tu amor, en cambio, me consuela. Permanece en paz, queda en paz. Lo que cuenta es el amor y tú lo tienes para Mí y para Nosotros, los del Cielo. Amas con todo lo que eres, con todas tus fuerzas y toda tu voluntad. En consecuencia, amas con medida perfecta y nos haces felices. Vale más lo que dices: "Te ofrezco mis sufrimientos de hoy por las intenciones más queridas por Ti que mil plegarias pronuncias con los labios teniendo el corazón saturado de egoísmo".
490-491
A. M. D. G.