LECCIONES.
DE LAS EPÍSTOLAS DE SAN PABLO.
A LOS ROMANOS:
#Primero. De naturaleza divina.
#Jesús No pecó porque no quiso pecar
#Declaróse, en fin, Hijo de Dios por su espontánea resurrección
#María que es la Llave con que se abren las misericordias divinas
acerca de su Hijo que Le nació, según la carne,
del linaje de David;
declarado Hijo de Dios por propia virtud,
Cap. 1º, vv. 3 y 4. "... acerca de su Hijo que Le nació, según la carne, del linaje de David; declarado Hijo de Dios por propia virtud, según el espíritu de santificación, y por la resurrección de la muerte".
Dice el Autor Santísimo:
"Declaro Hijo de Dios por propia virtud". ¿Cual? ¿Una? ¿Muchas? Te lo diré.
Primero. De naturaleza divina.
El Hijo del Padre es Dios como el Padre, y el haber tomado carne humano no destruyó ni tampoco interrumpió la unión con el Padre del que el Hijo procede por generación y en cuyo Hijo el Padre se complace. Y no sólo esto sino que el Hijo de Dios, por mas que haya asumido la naturaleza humana, no deja por ello de ser Dios. Engendrado por el Padre Dios mediante expansión natural del amor perfecto que, de su naturaleza, necesita amar, y, conforme a su dignidad, ha de amar una Perfección igual a la suya infinita -pues todo otro amor de Dios, exceptuando el profesado a la Benditísima, nuestro amor, es benignidad de Dios- El sólo, con su amor de Hijo de Dios, satisface a Dios con una amor digno de El.
María puede ser llamada "seno de Dios"
por cuanto dio a luz al hijo de Dios
de cuya Gracia se encontraba llena
Y allí está: Fuente inviolada de pureza,
único espejo digno de la Perfección
que olvidada cuanto supone ofensa mirando a la Inmaculada.
Me adelanto a tu objeción diciéndote: Al amar a María, ámase Dios igualmente a Sí mismo, puesto que, mediante un pensamiento de Gracia hízola llena de Gracia a fin de que diese a Luz la Gracia para el mundo. María puede ser llamada "seno de Dios" por cuanto dio a luz al hijo de Dios de cuya Gracia se encontraba llena y dio a la Tierra un Hijo digno del Amor del Padre.
Como estanque de circuito cerrado en el que el agua, en su fluir, no va al desagüe, así María, agua purísima de fuente sellada, brotó del ardor incandescente del Pensamiento eterno y discurrió por márgenes de paz portando consigo paz y pureza y reentró en Dios para acogerle y engendrar al Hijo de Dios; y retornó por entre arenales áridos para proporcionar a los desiertos de los corazones la Luz, la Verdad y la Vida; y, una vez cumplida su misión, tornó de nuevo, como agua aspirada por el sol, al místico seno que os la alumbró para que ella diese a luz para vosotros la Salvación. Y allí está: Fuente inviolada de pureza, único espejo digno de la Perfección que olvidada cuanto supone ofensa mirando a la Inmaculada.
Porque háyase hecho Hombre, no deja el Verbo de ser Dios. La Humanidad asumida no es en menoscabo de la Divinidad, Naturaleza suya eterna, antes, sin perder su naturaleza, es elevada la Humanidad a la perfección de unión con la Divinidad, como se acredita con los prodigios obrados por Cristo. El Padre siempre con el Hijo. El Hijo siempre como el Padre, ya que la Divinidad no puede partirse o mudar su naturaleza por división aparente y aniquilamiento en una naturaleza inferior a la divina.
Jesucristo es, pues, Hijo de Dios por la Naturaleza divina del Verbo engendrado del Padre, habiéndose encarnado por obra del Espíritu Santo para la salvación de la humanidad.
hase declarado también Hijo de Dios
por naturaleza humana,
virtuosa en grado perfecto.
Jesucristo, el Hijo que le nació al Padre de la estirpe de David, gozaba, lo mismo como Dios que como hombre, de libre voluntad y esta libertad de su voluntad la declaran sus actos, realizados como El quería, cuando quería y sobre quien quería. Ni elementos ni criatura alguna podían oponerse a su voluntad, perfecta con la libertad propia de Dios.
No podían. Sólo una vez pudieron y fue entonces porque el Hijo de Dios no prevaricó, no abusó del poder de esta su libre voluntad para rehuir la muerte de cruz. De haberlo hecho, habría cometido hurto, abuso, prevaricación de su infinito poder de Hijo de Dios. Y, nuevo Lucifer rebelde, habría llegado a superar al mismo Lucifer.
Pero Cristo nunca fue rebelde. Nada, ni aún la natural repugnancia al suplicio hízole ser tal, puesto que sobre su voluntad libre estaba la Voluntad del Padre, y así el perfectísimo Hijo divino, igual por su Naturaleza al Padre, no se prevalió de ello, antes con amor reverencial dijo siempre a Aquél que habíale engendrado: "Hágase tu voluntad", y, manso y obediente, ofreció sus manos a las ligaduras para ser arrastrado al sacrificio.
Tuvo, pues, voluntad libre; pero usó de ella para ser perfecto como hombre lo mismo que lo era como Dios.
Suele decirse: No podía pecar". Tal frase sería exacta si Cristo hubiera sido Dios tan solo. Dios, al ser la misma perfección, no puede pecar. Mas su segunda naturaleza hállase sujeta a tentaciones, si no se las rechaza, vienen a ser un medio para pecar. Las más duras tentaciones desembocaron contra el Hombre. Todo el odio, el rencor, el miedo, la envidia del Infierno y de los hombres se concitaron contra El, contra el Fuerte al que advirtieron Vencedor por más que tuviera mansedumbre de cordero.
Jesús No pecó porque no quiso pecar
de la familia eterna de los hijos de Dios,
coherederos del Reino de los Cielos
Ahora bien, Jesús no quiso pecar. Tributad al Fuerte el justo reconocimiento de su fortaleza. No pecó porque no quiso pecar. Y no sólo por ésta su perfecta santidad sino aún a pesar de todas las insidias y aconteceres, El se declaró Hijo de Dios.
¿No se os dijo también a vosotros: "Sois dioses e hijos del Altísimo"? El lo fue porque en su humanidad, igual a la vuestra, fue Dios e hijo del Altísimo por la santidad de todos sus actos.
Hombres, os dice la Sabiduría que la declaración de la filiación divina en Jesús, nacido de María de la estirpe de David, se manifiesta, no sólo por la palabra del Padre, por los milagros, por sus enseñanzas de Maestro y por su resurrección, sino también por éste su señorío sobre las pasiones humanas y las tentaciones que acometieron al Hombre, Santo por su naturaleza divina, quiso serlo también por su naturaleza humana, verdadero Primogénito de la familia eterna de los hijos de Dios, coherederos del Reino de los Cielos.
Declaróse, en fin, Hijo de Dios
por su espontánea resurrección
Declaróse, en fin, Hijo de Dios por su espontánea resurrección. Dios: El, a Sí mismo: Dios-Hombre, muerto por los hombres para la Salvación de éstos, consumado el sacrificio, dad la prueba segura de haber quedado muerto, se infundió de nuevo la vida y El mismo, sin esperas ni juicio, glorificó igualmente su Cuerpo vencedor de todas las miserias consiguientes al pecado original primero".
Mientras habla la Voz divina, pienso yo: "Dirán que ya fue dicho todo esto". Y dice la Voz divina.
"Es verdad. Y los doctos que, por estar harto convencidos de serlo, hurgan entre las perlas sin número con que Dios te ha regalado para adornarte con ellas, anotarán una vez más estas palabras, las confrontarán y las desmenuzarán al modo que lo médicos indagan los secretos de la naturaleza y los de la vida y muerte de los hombres.
Mas tú, no. No rememores ni catalogues. Siempre es nuevo y hermoso para ti. Eres el niño sencillo, pletórico de amor y de fe, y Yo hablo para ti, para ti sola.
María que es la Llave con que se abren
las misericordias divinas
¿Qué mejor y más apacible compañía para encaminarte al Reino de la Vida y trasponer sus umbrales que mis lecciones extraídas de las cartas de aquél que predicó a Cristo aún después de su muerte con el triple brote de las tres fuentes en el lugar donde ahora ha surgido un manantial de milagros por la misericordia de María que es la Llave con que se abren las misericordias divinas?" (Alusión al martirio de San Pablo que fue decapitado en Roma el año 67 y cuya cabeza, al dar tres botes, habría hecho surgir tres fuentes de agua. En ese mismo lugar, conocido precisamente con el nombre de las "Tres Fuentes", se apareció nuestra Señora en 1947.)
2-1-48
A. M. D. G.