LA FE ILUMINA LA CIENCIA
AYUDÁNDOLE A COMPRENDER
La verdadera sabiduría se encuentra
en ese centro luminoso y ardiente
que es la Caridad
#una inteligencia iluminada por la caridad es inteligencia perfecta
#con menos ciencia y más amor poseeréis la Sabiduría
#son verdaderos teólogos aquellos que son conducidos por el Espíritu Santo, esto es, por el Amor
Pentecostés
Dice el Dulce Huésped (desde el 7 de marzo quiere el Espíritu Santo que le llame así):
"En la última lección para vosotros, hombres, y en especial para los hombres destinados a enseñar la Verdad y el conocimiento de la naturaleza de Dios, o sea, de la Caridad que si falta en vuestro corazón ya no sois sus hijos, hablé de la ciencia verdadera y de la ciencia no verdadera, incompletamente verdadera, al moverse por zonas de saber humano. La verdadera ciencia supera estas zonas bajas, míseras, limitadas, relativas, y se lanza, cual flecha de oro ardiente, más allá de lo que es humanidad, al encuentro de las Verdades eternas que constituyen la ciencia verdadera o, expresado con más justo nombre, la verdadera Sabiduría.
La verdadera Sabiduría es decir,
el verdadero conocimiento de lo que es Dios,
de lo que quiere Dios,
de lo que se debe hacer para poseer eternamente a Dios.
Es con el mucho amar.
La verdadera sabiduría se encuentra en ese centro luminoso y ardiente que es la Caridad. No es con el mucho saber obras humanas y, sobre todo, no es con el mucho discutir manteniendo por escrito largas, pedantes disputas teológicas como se adquiere la verdadera sabiduría, es decir, el verdadero conocimiento de lo que es Dios, de lo que quiere Dios, de lo que se debe hacer para poseer eternamente a Dios. Es con el mucho amar.
El que ama con perfección, entendida ésta dentro de los límites de la humana relatividad -ya que amáis perfectamente si lo hacéis con todas vuestras fuerzas- infunde la perfección no sólo en su espíritu sino también en su mente.
una inteligencia iluminada por la caridad
es inteligencia perfecta
Porque una inteligencia iluminada por la caridad es inteligencia perfecta. E inteligencia perfecta es inteligencia sobrehumana, es decir, inteligencia conocedora de esa ciencia verdadera que no precisó libros ni estudios para penetrar en el hombre; de aquella ciencia verdadera que Adán y Eva poseyeron infusa y proporcionada a su estado en el alborear dichoso, puro y perfecto de los primeros días de la Humanidad, aquella ciencia verdadera que Dios infundió directamente en la criatura hecha a su imagen y semejanza. Y una prueba de esta divina imagen y semejanza es este conocimiento de la Verdad eterna que Dios posee sin límites y que debería poseer el hombre en la medida a él proporcionada para que le guiase en todas sus obras y relaciones hechas por amor a Dios, al prójimo y a las criaturas inferiores.
con menos ciencia y más amor poseeréis la Sabiduría
Yo, que soy Caridad y Sabiduría, dígoos a vosotros: con menos ciencia y más amor poseeréis la Sabiduría.
Querer explicar con ciencia humana el misterio de Dios y los maravillosos procesos de la Creación, de la evolución, de la transformación de las cosas creadas, es locura que degenera más tarde en herejía. No se puede explicar el origen de lo finito sino contemplando con amor, es decir, con fe -ya que la fe nunca está separada del amor- al Infinito.
La fe ilumina la ciencia ayudándole a comprender
No puede la ciencia nutrir y ayudar a la fe.
Porque fe es religión,
y la religión permite a la criatura inteligente,
aunque limitada,
conocer lo sobreinteligible e infinito
La fe ilumina la ciencia ayudándole a comprender. Es como la leche materna que va haciendo del infante un ser cada vez más formado. Ahora bien, como un recién nacido no podría sostener y nutrir a su madre como tampoco a un adulto, así tampoco puede la ciencia nutrir y ayudar a la fe. Porque fe es religión, y la religión permite a la criatura inteligente, aunque limitada, conocer lo sobreinteligible e infinito.
Y si basta la ciencia para conocer las ideas finitas, resulta indispensable la sabiduría -esto es, la fe y el amor- para conocer las verdades trascendentes. Al creer se produce luz. En cambio, al analizar para comprender, discutir y aceptar el misterio al modo como los médicos y abogados averiguan una enfermedad o una lesión moral, se producen tinieblas y hielo.
La fe no contradice a la ciencia,
antes la ciencia humana encuentra ayuda en la religión
para explicarse las leyes del Universo
y realizar descubrimientos.
La fe no contradice a la ciencia, antes la ciencia humana encuentra ayuda en la religión para explicarse las leyes del Universo y realizar descubrimientos. Ahora bien, mientras la ciencia humana, del orden que sea, sin el concurso de la religión, ha de caer necesariamente en el error, la religión, en cambio, aún sin el concurso de la ciencia, conduce a la Verdad y al conocimiento de las verdades esenciales.
sino que lo que se quiere explicar e investigar
son los misterios sobrenaturales
-y Dios siempre es un misterio para el hombre-
entonces, más que al error,
a lo que se llega es a la negación.
Mas cuando ya no son las leyes y los hechos naturales los que únicamente se investigan con ciencia humana, sino que lo que se quiere explicar e investigar son los misterios sobrenaturales -y Dios siempre es un misterio para el hombre- entonces, más que al error, a lo que se llega es a la negación.
cae en obsequio ante Dios incomprensible e infinito gritando:
"¡Creo!
Creo para comprenderte
y la fe en tu Revelación es luz para mí y aliento para vivir.
Vivir de Ti, en Ti, contigo, para llegar a Ti y conocerte
La razón, esta gran cosa que distingue al hombre del bruto, es grande ciertamente si se la compara con el instinto, única luz que poseen los seres inferiores; mas es cosa pequeña, muy pequeña, pequeñita si se la cimienta en la investigación de lo que es Dios. Y la Razón, si es humilde, cae en obsequio ante Dios incomprensible e infinito gritando: "¡Creo! Creo para comprenderte y la fe en tu Revelación es luz para mí y aliento para vivir. Vivir de Ti, en Ti, contigo, para llegar a Ti y conocerte cual les será dado conocerte a los justos que vivan en el Reino del Cielo".
Ni el idealismo ni el positivismo
dan explicación de Dios, de la Creación, de la segunda vida
y son incapaces de leer las respuestas
a los porqués científicos escritos en los cuerpos humanos,
en las páginas del firmamento y en los estratos terrestres
Ni el idealismo ni el positivismo dan explicación de Dios, de la Creación, de la segunda vida y son incapaces de leer las respuestas a los porqués científicos escritos en los cuerpos humanos, en las páginas del firmamento y en los estratos terrestres. Y no explican a Dios, la Creación, la segunda vida, como tampoco la soberbia de la mente que por sí quiere entender lo que rebasa la humana razón y la ignorancia o semiignorancia que cree saber y poder juzgar de lo que, sin mi luz, no pueden juzgar ni saber con un criterio justo ni aún los que son tenidos por doctos en religión.
"son verdaderos teólogos aquellos que son conducidos
por el Espíritu Santo,
esto es, por el Amor"
Mas todo lo explica la caridad porque ésta une a Dios y pone a Dios en vosotros como Huésped y Maestro. Por esto es justa verdad el dicho de que. "son verdaderos teólogos aquellos que son conducidos por el Espíritu Santo, esto es, por el Amor" ".
16-5-48
A. M. D. G.